lunes, agosto 04, 2008

La hueca solemnidad del bobo solemne

El todavía presidente del Gobierno tiene dos destrezas ciertamente acreditadas, que se confunden y se superponen, aunque quizás sean dos facetas distintas de la misma habilidad: la de mentir y la de equivocarse en cada una de sus solemnes declaraciones.

Es el riesgo, el de equivocarse clamorosamente, que se corre por hacer esas declaraciones sin ninguna base que las sustente -que es otra forma de mentir- fiado sólo de la grandilocuencia -cuidadosamente elaborada- de su formulación. Al hombre le gustan las “frases redondas”. Como a mí. Lo malo es que las aplica a las previsiones, sin contraste alguno con la realidad ni con los datos objetivos, en lugar de referirse, como la prudencia aconseja, al análisis filosófico, mucho menos comprometido, sobre todo si se hace a toro pasado.

Yo, humildemente, le aconsejaría que reserve esas frases redondas para analizar el pasado. Y que respecto al futuro calle.

El 29 de diciembre de 2006:
'Dentro de un año estaremos mejor que hoy'. Se refería a la lucha entiterrorista.

Una impresionante declaración que sonó francamente bien, tan estupendamente escenificada. Al día siguiente ETA hacía estallar un coche en la terminal
T-4 de Barajas, con una escenificación que superó en mucho a la del Presidente del día anterior.

‘La peor previsión de paro será siempre mejor que la mejor que tuvo el PP’ Esta ha sido también muy buena, y está datada en abril de este año. La mejor cifra del paro del PP, a finales de su mandato, fue del 11%.

A fecha de hoy:
El paro repuntó un 1,5% en julio, hasta los 2.426.916 parados. Poco más de tres meses más tarde de aquella solemne y estúpida declaración.
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No sé si ya habremos superado ese 11% que logró el PP o se superará en breve. Los analistas -que no sé si serán antipatriotas o solamente técnicos independientes que hacen bien su trabajo- predicen que podríamos alcanzar el 16% de paro antes de que finalice el año.
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El análisis de la gráfica siguiente es sencillamente estremecedor. Lamentablemente para Zapatero -y para nosotros- le toca gestionar su propia herencia.



Al final va a ser cierto que estábamos ante un bobo solemne.

Lo malo es que la mayor parte del electorado se ha dejado deslumbrar por la hueca solemnidad del personaje.
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