viernes, noviembre 30, 2007

Cuatro falacias económicas

Esta mañana me han recomendado un artículo. Tenían razón al hacerlo. Es muy bueno. Y por eso mismo se lo recomiendo -y ofrezco- a ustedes:

Balanzas fiscales y nacionalismo carca

¿Y qué me dicen de ese final?: “A propósito, un día u otro habrán de desaparecer esas antiguallas medievales llamados Fueros. Con perdón”. Yo, desde luego, lo suscribo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien! después de apoderarse mediáticamente de la Carta Magna, ahora la derecha es la máxima defensora de la fiscalidad justa y progresiva. Con lo que les costó a algunos implantar ese modelo fiscal en los 80... ahora también son los inventores y defensores de la idea. Siempre 20 años por detrás de los acontecimientos!

Esas antiguallas medievales llamados fueros son, según juristas e historiadores, germen de los estados modernos y actuales democracias. Cuando todo se dilucidaba a machetazos, aparecieron normas innovadoras en aquella época que impusieron cierta dignidad humana cuando las personas ni la conocían. Dicha dignidad y paz social que actualmente gozamos todos (incluido el que escribe el malintencionado artículo) se debe, en una pequeña parte, a aquellas innovadoras leyes. Algunas redactadas a la sombra de la peña Oroel, y de las que todos deberíamos estar orgullosos. Su pérdida y olvido, es la pérdida y el olvido de una parte de la dignidad humana.

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:

Guardo con cariño mi declaración del IRPF del año 1981. Lamentablemente, en 1980 estaba por debajo de los mínimos para declarar pero seguro que podría encontrar la de mi padre.

Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

¿Apoderarse mediáticamente de la Carta Magna? Me cuesta entenderte, aunque veo por donde quieres ir. La derecha, junto con la izquierda por supuesto, fue uno de los autores principales de la actual Constitución. Lo fue Fraga, por supuesto. Pero no sólo. Soléis olvidar, no sé si consciente o inconscientemente, que el PP actual (el partido, pero más aún su electorado) es más heredero de UCD que de Alianza Popular. No sólo el partido se nutrió en su momento de la mayor parte de los náufragos de UCD (muy pocos recalaron en el PSOE) sino que la mayor parte del que fuera el electorado de aquella fuerza vota hoy al PP. Basta con repasar las cifras de lo que fueron los techos electorales de AP, que creo que nunca llegó a alcanzar los dos millones de votos, y los de UCD, y compararlos con el número de votos que ahora tiene, incluso en sus peores momentos, el PP. UCD fue en su momento el artífice fundamental, aunque no único, de la Constitución. Y sus herederos naturales están hoy en el PP.

El modelo fiscal implantado en los 80 fue el de la UCD, y allí tuvo su importancia Francisco Fernández Ordóñez, quien luego recaló, éste sí, en el PSOE. Pero no es un modelo sustancialmente distinto del que impera en el resto del mundo occidental, salvo por dos anomalías históricas, consagradas por la Constitución: los cupos vasco y navarro, de cuya existencia abomino radicalmente, y que más pronto o más tarde habría que revisar... y eliminar.

Pero es que el modelo fiscal vigente es el que se quiere cargar, el que se ha cargado ya Rodríguez Zapatero, con sus extrañísimas cesiones a Cataluña, rompiendo la caja única presupuestaria -algo insólito en el mundo civilizado- y otorgando unas prerrogativas incompatibles con los principios de igualdad y solidaridad interterritorial consagrados en la Constitucion. ¡Y tú criticas ahora que un partido defienda el modelo fiscal constitucional, sólo porque le niegas legitimidad para hacerlo! Legitimidad la tiene, porque fue el modelo fiscal que apoyaron en su momento sus bases, sus cuadros y sus votantes, y porque puede defender hora el ideario y el modelo que mejor le parezca y que obtenga el respaldo de sus votantes, que en este caso es el modelo constitucional vigente.

El germen de los estados modernos lo han sido los fueros, sí, pero también las revoluciones y hasta las guerras. El origen de los derechos constitucionales pueden haber sido esas cartas de derechos que eran los fueros, cierto, pero entendidos ahora como derechos generales, de común aplicación, y no como los privilegios que fueron. Porque en la actualidad hay que distinguir perfectamente entre derechos, cuya fuente es la ciudadanía, y privilegios, cuya fuente parece querer atribuirse a la Historia. Porque, y es una humilde opinión, la Historia no puede ser nunca fuente de derechos. Ese es un error, a mi juicio, de nuestra Constitución, que tiene varios. Pero la existencia de privilegios lleva implícita, inexorablemente, la existencia de agravios. Los privilegios, y esa una ley de vida, nunca son gratuitos: alguien los paga. Y es por eso -sólo eso ya debiera bastar- por lo que no deben existir. La otra razón, tampoco desdeñable, es la democrática: todos iguales ante la ley, como dice la Declaración de los Derechos del Hombre: iguales en dignidad y derechos.

La dignidad y paz social de que ahora disfrutamos todos tienen más que ver con el espíritu constitucional de finales del XVIII (Revolución francesa y Declaración de Independencia americana) que impregnó e inspiró el constitucionalismo de primeros del XIX en España (la Constitución de Cádiz) que con los fueros. La dignidad democrática que ahora tenemos es la que nos hemos querido dar y la que queremos mantener, consagrada en la Constitución. Los fueros fueron normas legales, instrumentos de convivencia como son todas las leyes, válidas en su momento, pero incompatibles con una sociedad moderna, democrática y desarrollada. Objeto de estudio histórico, testimonio de nuestro pasado, monumentos jurídicos si se quiere, pero no sagrados.

Los castillos de Loarre o Montearagón son impresionantes, y nos gusta mantenerlos e incluso restaurarlos. Pero preferimos vivir en casas, con baño, calefacción y teléfono. Yo al menos sí.

Oroel dijo...

Querido Carlos56:

Otras reliquias históricas esas declaraciones. Alguna conclusión se podrá extraer de ellas.

Un cordial saludo.

Oroel

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:
Como me consta que conoces, el IRPF no es una figura de los años ochenta. Su aprobación, en el modelo que hoy conocemos, es de 1979 (segunda legislatura de UCD) (cuatro años antes de que la izquierda asumiera el gobierno). Pero ocurre que durante el régimen de Franco también existió un IRPF (si bien su importancia en el total recaudado era menor de lo que lo fue tras 1979). Lo divertido es que los trabajos iníciales para su reforma se iniciaron en… ¡1958! Con Fuentes Quintana al frente de una Secretaría de Estado.

Con sinceridad, como no me extraña que el socialismo se sienta cada vez mas heredero del franquismo, tampoco me extraña esta apropiación (ahora sí) de lo que es de todos.

Las consecuencias que se pueden extraer de las declaraciones de los años ochenta y las actuales… son evidentes. No habiendo cambiado sustancialmente de remuneración, en pesetas constantes, la presión ha subido notablemente. El procedimiento ha sido el de no actualizar las tablas de los tipos que se aplican (sube la inflación, se actualiza el sueldo, no se actualiza el tipo y pasamos de un tipo n% al (n+1)%, cuando en unidad monetaria constante nuestro sueldo no ha variado).

Luego llegan estos cafres (tribu africana que se alimentaba de exploradores anglosajones) y dicen que no saben cómo, pero que ha subido la recaudación sin que ellos subieran la presión fiscal.

Para los rápidos en desenfundar. La actualización de tipos fue automática durante muchos años. Circunstancialmente no se realizó en alguno de los años de FG y no se ha realizado en ninguno de los de ZP. Con la inflación acumulada de estos tres años no es difícil hacer cuentas. Y para mayor escarnio, luego nos venderán una actualización escasa de esos tipos como una bajada de impuestos.

Los datos están en mi archivo personal y, naturalmente, en Internet.

Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

Estimado Carlos56:

Si algún día decides hacer públicos de forma pormenorizada esos datos que dices tener en tu archivo personal, te ruego que me indiques dónde, para poder enlazarlo. Y si no, te ofrezco mi blog para hacerlo. El tema de la presión fiscal me parece extraordinariamente interesante. Hemos creado un Estado descentralizado y por ello mismo, por haber traspasado hace tiempo los límites de lo razonable en esa descentralización, tremendamente ineficiente.

Como leí a Vidal Quadras en un discurso colgado en este blog, la descentralización autonómica nos ha costado -nos ha podido costar, diría yo- hasta un punto de crecimiento de PIB cada año. Yo siempre había mantenido un discurso similar, pero aventurando que quizás nos había costado varias décimas de PIB. En cualquier caso, que no nos ha salido gratis es una obviedad, por la sencilla razón de que un sistema descentralizado es más ineficiente -más caro- que uno centralizado.

Un cordial saludo.

Oroel


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