Cuando importamos calzado (o muchas otras manufacturas del Tercer Mundo) estamos importando las condiciones laborales en que se producen, que más temprano que tarde se extenderán a nuestros países. O eso o el paro.
Dumping en su acepción original venía a significar “discriminación de precios”, es decir, venta de un producto a diferentes precios dependiendo del mercado al que se dirige, pero pronto se desvirtuó para referirlo exclusivamente a la exportación a precios inferiores a los del propio mercado interior e incluso por debajo de los costes de producción. Con el tiempo es esta última acepción la que se ha popularizado, considerándose una práctica abusiva tendente a hundir las ventas de la competencia para provocar su quiebra y conseguir luego una posición monopolística y dominante del mercado.
Existe otro dumping al que se apellida “social”, consistente en la bajada de precios mediante una efectiva reducción de costes, especialmente los laborales, deslocalizando la producción y estableciendo las factorías en países del Tercer Mundo con condiciones laborales penosas y carentes de una normativa de protección social homologable a la de los países desarrollados. Se produce con costes tercermundistas y se vende a precios de lujo en el Primer Mundo. El margen de beneficio es enorme.
Durante mucho tiempo se ha aceptado la exportación de alimentos y materias primas a bajos precios desde el Tercer Mundo sin apenas oposición -o sólo la de los directamente afectados: agricultores y ganaderos- con el ingenuo argumento de que ese comercio era la única fuente de divisas de que disponían esos países. Se ignoraban, hipócritamente, las condiciones en que se producían y se aceptaba el sacrificio de los agricultores y ganaderos del Primer Mundo ante esa competencia desleal. Hemos conseguido así una alimentación de calidad y a precios perfectamente asumibles, cada vez más bajos en relación al poder adquisitivo, siempre creciente.
Pero la industrialización de muchos de esos países ha extendido los efectos y la preocupación del dumping social a otros sectores de la población trabajadora, a la ocupada en la industria manufacturera: textiles, calzado, electrónica de consumo…, que es mucho más abundante que la mano de obra agrícola.
Las fábricas de calzado españolas, pero no sólo ellas, han debido ir cerrando y ajustando sus plantillas.
Vean qué calzado de lujo estamos importando:
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Y vean en qué condiciones se produce:
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Este es el producto finalizado, precioso, tan barato de producir:
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Esta empresa tiene su sede social en la ciudad de Ho Chi Minh aunque tiene numerosas fábricas y talleres en la India. Esta de las fotografías se encuentra en la ciudad de Bombay.
Esas son las condiciones de las instalaciones. Ahora extrapolen esas condiciones a los horarios, seguros sociales y salarios. ¿Querrían ustedes que sus hijos tuvieran que trabajar así?
En el mundo actual no existen los mercados estancos. Si compramos mercancías sin querer enterarnos de las condiciones en que se producen, nosotros mismos o nuestros hijos acabaremos trabajando en esas mismas condiciones.
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6 comentarios:
Totalmente de acuerdo con el post. Por cierto lo podría haber firmado cualquier persona cabal, tanto de izquierdas como de derechas, de centro o medio pensionista.
Este Oroel se nos está volviendo rojeras por momentos.
Anónimo y Alejandro:
La justicia social no es patrimonio de la izquierda, sino de los hombres y mujeres justos.
¿Son de izquierdas Marcelino o Belloch? ¿Es de izquierdas Zapatero, Blanco, Rubalcaba o Pajín?
A tu pregunta, Oroel, te respondería que no. No creo que esa gente que nombras sea de izquierdas en el sentido clásico del término.
Ya he dicho alguna vez que diferencio claramente el ser de izquierdas de ser "progre".
Pero también te diré que cuentes tu historia a algunos personajes neo-liberales que circulan por la red y que se definen indubitable y orgullosamente de derechas. A ver que te dicen.
¿podría ser (y digo sólo podría ser) que a ciertas empresas/paises les interese que estos paises no prosperen y alcancen razonables niveles de bienestar para que sigan siendo proveedores de mano de obra barata?
¿Podría ser que esto tenga que ver con la gran profusión de dictaduras bananeras en ciertos paises y que cualquier intento de auténtica democracia se vea cortado por golpistas/terroristas misteriosamente financiados/entrenados/equipados?
¿Podrían tener que ver con toda esta historia los abusivos acuerdos a los que llegan ciertas multinacionales con gobiernos manifiestamente ilegales para la explotación de recursos naturales, vertido de desechos, etc...?
¿Me estoy poniendo conspiranoico?
Pues no lo sé, oigan. Pero me pasa cómo con lo de el 11-M. Que me entran dudas que no puedo evitar.
Aquí un ejemplo de tantos
1.- Efectivamente, Alejandro, yo no creo ni de lejos que esos personajes que he citado sean de izquierdas. Hay que ser muy tonto (pero mucho, mucho) para pensar, por ejemplo, que Juan Alberto Belloch y Mari Cruz Soriano, su señora, puedan ser de izquierdas. Ellos que no saben ni a qué huele un obrero ni qué problemas angustian a la mayoría de los ciudadanos españoles o zaragozanos. Y que les voten los obreros, parados y mileuristas, pensando que puedan ser de los “suyos” es algo que me desalienta.
2.- Respecto a algunos personajes que se consideran de derechas, habrás de saber que si la derecha hace más énfasis en la Libertad frente a la Igualdad, no creo que exista, ni deba permitirse la libertad de sojuzgar y explotar a los demás. Esa es una libertad que no debe ser tolerada, como tampoco se tolera la de robar o matar (o circular por la izquierda).
3.- No creo, ya lo sabes, en la “Conspiración Universal”, aunque ciertas conspiraciones existen, como explicaré próximamente. ¿Crees que sería posible -y hablo como hipótesis de trabajo- que alguien, una gran corporación, compre, para destruirla o evitar que se explote, una patente que podría poner en peligro todo su sistema de producción y las enormes inversiones que en él hay podido hacer? Sería posible, ciertamente. Y si eso es posible y teniendo en cuenta que todo lo posible acaba por suceder... no es descabellado pensar que en algún momento nos hemos visto privados de algunos avances tecnológicos que hubieran mejorado nuestra vida.
4.- Respecto a la historia del Chad, te recomiendo un interesante libro sobre la dominación belga en el Congo: el fantasma del rey Leopoldo, del escritor Adam Hochschild. Parece mentira que haya una leyenda negra sobre España cuando otros países tienen una historia tanto más vergonzosa que la nuestra y en época que se supone que habrían de ser mucho más civilizadas que aquella en que se produjo el descubrimiento de América.
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