Un sujeto se fue al médico de familia preocupado porque tenía el testículo izquierdo hinchado y adormecido. El médico comprobó la evidente inflamación testicular y aunque no parecía especialmente grave, ante el desconocimiento del origen de la afección lo remitió al especialista. Sin embargo, cuando le anotaba el teléfono del urólogo se equivocó de número y le dio el de su abogado.
El tipo pidió una consulta y a la hora marcada allí estaba él delante del abogado, pensando, lógicamente que se trataba del urólogo.
El abogado preguntó: -¿En qué puedo ayudarlo?
Nuestro amigo se bajó los pantalones y le mostró el testículo, diciendo: -Como puede apreciar tengo una inflamación en el testículo izquierdo...
El abogado no salía de su asombro y durante unos segundos se quedó mirando, atónito, el espectáculo de aquel cliente tan extraño que con los pantalones a media pierna le enseñaba un testículo evidentemente más hinchado que el otro. El letrado no entendía absolutamente anda y sólo al cabo del rato acertó a decir: -Perdóneme señor..., pero mi especialidad... es el Derecho.
Fue entonces cuando le llegó el turno al paciente de sorprenderse: -¡¡¡No joda!!! ¿Hay especialistas para cada huevo?
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