Los problemas socialistas

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Que el PSOE acabe en medio del temporal y con las rocas a sotavento es algo de lo que en otras condiciones me alegraría, si no fuera porque han llevado a España con ellos a la misma desesperada situación. Y el capitán, un perfecto inepto, se niega a ceder el mando.

Estos son, a mi juicio, los problemas del PSOE:

1.- No tienen líder.

Prácticamente desde que el día 12 de mayo de 2010 Rodríguez Zapatero anunciara su dramático cambio de rumbo en política económica, el PSOE carece de líder. Ese mismo día debería haber presentado su dimisión o solicitado una moción de confianza. No es razonable su mantenimiento en el poder desde entonces, cuando dio la vuelta como a un calcetín a su programa electoral, con el que ganó las elecciones, y a su discurso de investidura, con el fue designado presidente.

Que es un líder tutelado fuera de España y dentro de ella es una evidencia desde que Merkel y el resto de mandatarios europeos, e incluso Obama, le obligaran a asumir las reformas económicas que se resistía a hacer y desde que los ministros Jáuregui y Rubalcaba solucionaron y tuvieron que dar la cara por él en el conflicto de los controladores.

¿Qué está pasando?

Y los resultados de las últimas elecciones han dejado meridianamente claro, para todos menos para él, que no tiene legitimidad alguna. Gobierna sin apoyo ni confianza del pueblo español, en contra de su voluntad.

2.- No tienen recambio.

Todos los posibles candidatos alternativos que se han barajado estos días le han secundado ciegamente en todas y cada una de sus estupideces, que no han sido pocas, y en todas sus maniobras sectarias, que no han sido menos, a lo largo de los últimos años. Todos ellos son cómplices y corresponsables de la situación a la que nos han llevado, de la ruina económica y de la quiebra de la convivencia y de los consensos básicos que cimentan una nación.

Nunca tampoco había habido tal concentración de nulidades académicas y profesionales al frente de un partido tan importante y con tantas responsabilidades de gobierno. Personas que fuera de la política no hubieran pasado de auxiliares administrativos en cualquier negociado municipal o autonómico han alcanzado nada menos que responsabilidades ministeriales. Así nos ha ido.

El más sólido candidato a sucederle, Rubalcaba, es un personaje siniestro con gravísimas acusaciones y sospechas a sus espaldas, en quien sería suicida depositar la confianza del cuerpo electoral. Aunque en España nunca se sabe.

Es por eso que el planteamiento de primarias parece una solución de emergencia que no ofrecería el cambio profundo de toda la cúpula directiva que sería necesario para ser creíble.

3.- No tienen tiempo.

El país se encuentra a la deriva, desangrándose económicamente mientras los secesionismos ganan fuerza día a día, y el partido en el Gobierno está abierto en canal. Falta menos de un año para las elecciones generales y no tienen tiempo ni de restañar las heridas ni de recomponer la figura.

Tanto las primarias como el congreso extraordinario exigirán un tiempo para elegir un líder y que éste pueda rodearse de un equipo, darse a conocer, articular un discurso y un programa creíbles y radicalmente distintos de los llevados a cabo hasta la fecha, antes de las elecciones. Y si éstas se adelantan, el PSOE se expone a una derrota de tal calibre que quizás habría de disolverse (una gran noticia, por cierto, dado el daño enorme que ha causado a España en sus cien vergonzosos años de existencia).

El hecho de que Zapatero no dimita puede ser debido a su desconexión de la realidad y a su empecinamiento (del que ha dado sobradas muestras), pues todavía no se le ha oído en estos siete largos años de gobierno asumir ninguna responsabilidad por sus errores, pero también puede deberse a la imposibilidad de articular su sucesión y la alternativa a sus programas en tan poco tiempo. Sería, como se ha apuntado en algunos foros, rehén de su propio partido y de la falta de tiempo.

4.- No tienen estructura.

El PSOE empezó siendo un partido federal. Hoy ya es abiertamente confederal. El PSC ya no es la federación catalana, sino el “partido hermano” de Cataluña. Una estructura, por cierto, que han pretendido extender al conjunto de la Nación española. En esa línea han apuntado las reformas estatutarias auspiciadas por Zapatero.

No es un partido cohesionado. Realmente ni siquiera es un partido, sino varios.

5.- No tienen ideología.

Que el PSOE hace tiempo que ha dejado de ser un partido de izquierdas es para mí una evidencia. La justa remuneración de los medios de producción, la justa distribución de la riqueza y las políticas igualitaristas han sido abandonadas y dejado paso a un discurso radical de defensa de las minorías y de todas las causas alternativas. El discurso de izquierdas ha sido sustituido por el discurso “progre”.

Y por supuesto han incurrido en todas aquellas contradicciones que describió Orwell. Hoy forman una clase dirigente, muy acomodada y llena de privilegios, situada muy lejos de sus potenciales votantes, los trabajadores y desfavorecidos, aquellos a quienes descaradamente dicen todavía representar. Pero afortunadamente cada vez van quedando menos ingenuos. La mayor baza electoral del PSOE es la incultura y desinformación de la gente y son esas capas sociales más desinformadas quienes todavía les votan. Es por eso que le tienen verdadero pánico a la educación, a la libertad de prensa y a la información.

Posiblemente el PSOE a estas alturas ha dejado incluso de ser un partido político para convertirse en una máquina de poder (como puedan haber acabado siendo todos). Y una máquina de poder sin poder, se para.

Una parte de ese poder se sustenta exclusivamente en el clientelismo que han llevado a cabo en sus feudos tradicionales -Andalucía es el paradigma- y con los sindicatos. Pero el clientelismo es globalmente empobrecedor y sólo se mantiene mientras hay disponibilidad económica. Las redes nunca consiguen atrapar el agua que rodean. Y las redes clientelares nunca consiguen cooptar a toda la sociedad.

6.- No tienen programa.

Fruto de esa falta de ideología y del fracaso de todas las iniciativas del iluminado que les ha liderado estos años y conducido al desastre, es la ausencia de programa. Para tener alguna posibilidad de recuperación habrían de articular un programa de regeneración radicalmente opuesto al que han defendido y llevado a la práctica todos estos años.

Y eso no es creíble. Todo eso suena a oportunismo. Para que fuera creíble habrían de cambiar absolutamente todos los protagonistas, y dudo mucho que éstos se dejen arrumbar sin resistencia.

7.- No tienen crédito.

Sobre esto no creo que hagan falta argumentos. Los resultados de las últimas elecciones así lo demuestran.

No obstante, y a la vista de la situación a la que nos han conducido, aún me parece que el electorado ha sido excesivamente generoso con ellos.

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