Todas las previsiones del Partido Popular para los próximos años pasan por el convencimiento de que Rajoy va a ser capaz de recuperar el liderazgo del centro derecha español
El primer paso para recuperar ese liderazgo, que su inacción de los últimos meses (posiblemente, fruto de una depresión postelectoral) ha provocado, pasa por mantenerlo (el liderazgo) en el próximo Congreso. Esa es una decisión elemental. El problema son las formas. Y también el fondo. No sólo está en juego la definición programática del partido, que en lo sustancial no debería cambiar -o que si cambia, alguien, se supone, habrá de valorar el riesgo y oportunidad de hacerlo-, sino la confirmación de su funcionamiento democrático y participativo o de lo contrario. De momento todo apunta a lo contrario.
Quienes aspiran a sucederlo -unos en el papel de amigos y otros en el de enemigos, pero deseando todos su caída- ya han dejado claro que sus esperanzas están en la celebración de otro congreso en el 2011 donde se elegirá el candidato para las elecciones del 2012.
Se espera para entonces que la situación económica se haya deteriorado lo suficiente como para demostrar la insolvencia de Zapatero como presidente. Insolvencia que, en mi opinión, ya estaba más que demostrada antes. Y se espera que el nuevo equipo, del que sólo se conoce de momento a Soraya Saénz de Santamaría, quien, al decir de algún comentarista, está demostrando más vigor dialéctico del que se le suponía, pueda demostrar su capacidad.
Pero mis amigos del PP deberían introducir una variable elemental que, no sé por qué, parecen ignorar: la posibilidad, que yo considero más probable que su contraria, de que Zapatero se vea obligado a convocar elecciones anticipadas. Y lo hará, sin duda. El PP afronta las próximas elecciones europeas, vascas, catalanas y gallegas con una crisis de liderazgo y de indefinición que urge resolver, y con una alternativa que le puede hacer más daño de lo esperado: el partido de Rosa Díez. Unos malos resultados en esos comicios no servirán precisamente para apuntalar el liderazgo de Rajoy.
Y en esas condiciones, con la oposición tocada y desconcertada, y en medio de una crisis económica que yo pronostico atroz, Zapatero va a hacer lo que yo haría en su lugar: adelantar las elecciones.
El primer paso para recuperar ese liderazgo, que su inacción de los últimos meses (posiblemente, fruto de una depresión postelectoral) ha provocado, pasa por mantenerlo (el liderazgo) en el próximo Congreso. Esa es una decisión elemental. El problema son las formas. Y también el fondo. No sólo está en juego la definición programática del partido, que en lo sustancial no debería cambiar -o que si cambia, alguien, se supone, habrá de valorar el riesgo y oportunidad de hacerlo-, sino la confirmación de su funcionamiento democrático y participativo o de lo contrario. De momento todo apunta a lo contrario.
Quienes aspiran a sucederlo -unos en el papel de amigos y otros en el de enemigos, pero deseando todos su caída- ya han dejado claro que sus esperanzas están en la celebración de otro congreso en el 2011 donde se elegirá el candidato para las elecciones del 2012.
Se espera para entonces que la situación económica se haya deteriorado lo suficiente como para demostrar la insolvencia de Zapatero como presidente. Insolvencia que, en mi opinión, ya estaba más que demostrada antes. Y se espera que el nuevo equipo, del que sólo se conoce de momento a Soraya Saénz de Santamaría, quien, al decir de algún comentarista, está demostrando más vigor dialéctico del que se le suponía, pueda demostrar su capacidad.
Pero mis amigos del PP deberían introducir una variable elemental que, no sé por qué, parecen ignorar: la posibilidad, que yo considero más probable que su contraria, de que Zapatero se vea obligado a convocar elecciones anticipadas. Y lo hará, sin duda. El PP afronta las próximas elecciones europeas, vascas, catalanas y gallegas con una crisis de liderazgo y de indefinición que urge resolver, y con una alternativa que le puede hacer más daño de lo esperado: el partido de Rosa Díez. Unos malos resultados en esos comicios no servirán precisamente para apuntalar el liderazgo de Rajoy.
Y en esas condiciones, con la oposición tocada y desconcertada, y en medio de una crisis económica que yo pronostico atroz, Zapatero va a hacer lo que yo haría en su lugar: adelantar las elecciones.
A las que concurrirá el PP con el paso cambiado.
3 comentarios:
Adelanta las elecciones Zapatero, y al PP le pilla sin un candidato firme o, como de costumbre, con el paso cambiado. Bye Bye PP
Zapatero no adelanta las elecciones ni con agua hirviendo.
A ese mentiroso no lo sacan del poder ni los terroristas a bombazos, de hecho que coño, lo pusieron en el poder unos terroristas!
La legislatura se presenta movida. Ahora es cuando empieza, como decía Carrascal, la verdadera era Zapatero. Lo que hemos vivido sólo ha sido un anticipo, la preparación del drama (que puede derivar en tragedia colectiva). Ahora van a saber muchos votantes que el acto de votar conlleva responsabilidades, y que todo tiene un precio, y especialmente los errores.
Mi apuesta es que Zapatero adelantará las elecciones.
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