jueves, julio 05, 2007

Música nocturna de las calles de Madrid

El debate sobre el estado Nación me ha dejado deprimido. Como hoy escribe Martín Ferrand, España está vieja, crispada y enferma. Muy enferma. Tanto, que un indigente intelectual como el que nos gobierna pude acabar con ella, ante la indiferencia general. Empiezan las vacaciones.

Por eso, porque necesito relajarme, les ofrezco una música universal y española:
Música nocturna de las calles de Madrid, de Luigi Boccherini. La Musica Notturna Delle Strade Di Madrid No.6, Op.30

Disfrútenla.


Hubo un tiempo en que acogimos genios, que se inspiraban en nuestras calles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Oroel:
No te deprimas. Zapatero no podrá destruir a España. España es fuerte y grande y los españoles gentes de bien. Es cierto que las cosas no marchan todo lo bien que debieran pero no te preocupes demasiado. Pronto volverán las aguas a su cauce. También Martín Ferrand estaba hoy en baja forma. Pero no hay que exagerar demasidado. Hay mucha gente en este país que lucha y trabaja por un futuro mejor. Lo dicho, ¡anímate!
Es muy hermoso el video que has incluido. ¡Perfecto!
Para terminar, te dedico un bello poema de Borges. Espero que te guste. Saludos


OTRO POEMA DE LOS DONES

Gracias quiero dar al divino
Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas
Que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar
Con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros
Como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer,
Que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa
Que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura
Arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
De una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarco
Mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg,
Que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales
Que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído:
Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba,
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez,
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre,
Que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía.
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida en los jazmines
O en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
Por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte,
Esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.

Oroel dijo...

Me ha dustado, África, mucho. Gracias.

Pero, no sé, me gustaría ver una reacción ante tanta mediocridad, tanta mentira, tanta frivolidad estúpida y vacua... Los que, como yo, recordamos los años de la Transición, no podemos sino sentir nostalgia de aquel nivel de exigencia ética, que no era sino una expresión, o una consecuencia de nuestra ilusión. No acptábamos nada ni a nadie que pudiera empañarla, que no estuviera a su altura. Y ahora se acepta todo. Llega este estúpido y nos saca a relucir los 2.500 euros como quien nos arroja, desdeñosa e insultántemente, unos caramelos, menospreciando nuestra condición de ciudadanos adultos, informados y libres, y nadie le dice que se los meta por donde le quepan, que no nos puede ni comprar ni embaucar; que no sólo merecemos más respeto, dino que lo exigimos, además.

Esa falta de reacción...

Un cordial saludo.


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