Cómo nos ha tenido entretenidos Zapatero estos años. Y cómo nos hemos dejado entretener.
“La estrategia consiste en que los problemas de la vida cotidiana se retiran de la escena pública y son sustituidos por la juguetería de lo que algunos han definido como Cultural War. Es decir, por la puesta en primer plano de conflictos más o menos intrascendentes, amortizados, silenciados u olvidados, y cuya dramática escenificación le ha servido [a Zapatero] para mantener la ficción de una política progresista”.
(...)
“En España, la lista de conflictos que pueden extraerse de la guardarropía y sacarse a escena es numerosa: clericales contra laicos; abortistas contra antiabortistas; españolistas contra nacionalistas; defensores de la negociación con ETA y partidarios de la mano dura; ecologistas contra negacionistas; partidarios de los trasvases de agua contra partidarios del caudal natural de los ríos; machistas contra feministas y homófobos; e incluso, y sobre todo -sí, setenta años después-, herederos de las víctimas de la guerra civil contra herederos del franquismo”.
Zapatero: a la mesa con los caníbales por Rafael Chirbes.
Pero Zapatero está empezando a ser juzgado dentro de su propio partido, de forma todavía minoritaria, pero que se convertirá en un clamor, pidiendo su cabeza, cuando después de las elecciones autonómicas y municipales del año que viene, sean una legión los socialistas los que hayan perdido por culpa de la mala gestión y pésima imagen de su jefe sus confortables sillones y sus generosos sueldos. Es decir, cuando se vayan a la puta calle.
Pero es el precio que habrán de pagar por su disciplinado -interesado- silencio de estos años.
Escribe Joaquín Leguina: “¿Cómo es posible que en los Comités Federales del PSOE, una vez tras otra, los asistentes (todos mayorcitos) se pongan de pie para aplaudir -"sin medida ni clemencia"- al líder y en el debate posterior no se levante jamás ni una sola voz crítica?”
Y concluye: “Acerca de los inventores del nuevo socialismo y su destino, parece llegada la hora de pensar en su relevo, que se vayan tranquilamente a sus casas y dejen a los demás la tarea de recomponer el partido sobre bases ideológicas menos originales, pero más firmes y con gentes de más mérito y fuste que las actuales. Y a ver si los socialistas ponemos esta vez más tino a la hora de elegir un líder pues, decididamente, la elección del año 2000 no fue buena”.
¿Cuántos socialistas más, aparte de Leguina, militantes con y sin cargo, piensan en estos momentos, aunque sea en su fuero interno, sin atreverse a expresarlo públicamente, que la elección del año 2000 (cuando eligieron secretario general a Zapatero) no fue buena?
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5 comentarios:
Estimado Oroel:
Hasta donde conozco hay militantes del PSOE que están en desacuerdo con la “línea que ha seguido” el partido en los últimos años. Pero no sé –no he visto nada publicado- sobre cargos del partido que de una manera abierta hagan algún tipo de cuestionamiento.
Hay provincias en las que se nota un cierto malestar en la forma de denominación, desde arriba, de los candidatos a las próximas municipales, los alcaldables. Están ignorándose los procedimientos de primarias de las que tanto presumieron hace ocho años. Curiosamente, en las quejas han destacado antiguos militantes (ex-alcaldes, por ejemplo) pero nunca miembros activos de las ejecutivas.
Por cierto, no dudes de que la culpa de que en el 2000 ellos eligieran como Secretario General a ZP, fue de Aznar y las rémoras del franquismo. O si no, al tiempo.
Un abrazo. Carlos56.
Dilecto Carlos56:
Evidentemente, la colocación en puestos remunerados -lo que es una situación muy frecuente, teniendo en cuenta su criterio, que no se les ha discutido con suficiente vigor, de considerar la Administración Pública un botín de guerra- atempera mucho las críticas. Si han callado y aplaudido, no podrán nunca quejarse (aunque lo harán igualmente).
Pero que les quiten los bailado: ese será todo su consuelo. Al resto de la población no le quedará ni ese, porque entre todos habremos de recoger los destrozos de la fiesta que ellos -y sólo ellos- se han dado.
Sin duda, Leguina se permite esos desahogos porque no depende económicamente de ellos. Pero hemos de ver cómo aumentan los “desahogos” (o sea, las críticas) en cuanto muchos de ellos recuperen la “independencia económica” (o sea, vayan al paro) tras las próximas elecciones autonómicas y municipales.
¡Pobre Zapatero, cuánta ingratitud va a sufrir en sus carnes!
Un cordial saludo.
Gran hallazgo ese de “recuperar la independencia económica” en lugar de “irse a la puta calle”. Con tu permiso, lo hago mío.
entretener entretejer
escuche música buena y verá qué pronto somos amigos en el todo
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