viernes, agosto 27, 2010

La otra Armada invencible

El pasado domingo Arturo Pérez-Reverte escribió sobre un olvidado héroe español, al que sus hombres llamaban “Mediohombre” y al que en textos ingleses o americanos llaman “Halfman”. Con extraordinario respeto, eso sí. Blas de Lezo.


Blas de Lezo era vasco. Y, por ello mismo, español. (Siempre he considerado que el nacionalismo vasco traiciona la memoria de sus antepasados,… pero esa es otra historia)

Recomiendo vivamente la lectura de la novela de Alber Vázquez, Mediohombre.

Cartagena de Indias fue durante los siglos en que duró la dominación española un elemento estratégico fundamental, cuya caída hubiera supuesto el derrumbe del Imperio español en América. Situada en el centro de aquellos dominios, con un fantástico puerto natural, permitía el control del comercio de mercancías del norte de Sudamérica (los actuales Colombia -donde se halla la ciudad-, Panamá y Venezuela) y todo el Caribe (hasta las costas de Mexico, Florida, Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico), y permitía mantener el dominio de las costas del Pacífico en el istmo. Sus fortificaciones, todavía en pie hoy día, permiten calibrar la importancia que se le otorgaba. De hecho, el impresionante castillo de San Felipe es la mayor fortificación española en América. La toma de la ciudad durante los siglos anteriores, en que España mantenía una incontestable supremacía militar, hubiera sido impensable. Pero en el siglo XVIII se consideraba factible.
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Inglaterra declaró la guerra a España por el incidente conocido como la Oreja de Jenkins y en el curso de esa contienda se decidió la toma de Cartagena, con una escuadra comandada por Edward Vernon.

La batalla de Cartagena, en la que las tropas inglesas fueron humillantemente derrotadas, a pesar de que es desconocida de los españoles (y de los propios ingleses), se encuentra abundantemente glosada en Internet por lo que no me extenderé sobre ella. Tuvo lugar veinte años más tarde de la muerte de D. Pedro de Villasur y sus hombres en Nebraska, que he narrado en otro lugar de este blog.



Mucho más conocida de los ingleses (y de los españoles) es la historia de la Armada invencible. Pero si entonces, un siglo y medio antes, bajo el reinado de Felipe II, los españoles enviaron 126 navíos, en ésta los ingleses reunieron un total de 186 barcos, que sumaban más de dos mil cañones y casi 27.000 hombres. Hasta el desembarco de Normandía no se volvió a reunir una flota que superara a la Armada del almirante Vernon. Los españoles se les enfrentaron con 6 navíos y una guarnición de tres mil quinientos hombres.

Como detalle curioso, un oficial virginiano, Lawrence Washington, hermanastro del que sería primer presidente de Estados Unidos, George Washington, combatió en Cartagena de Indias junto a Vernon y por ello decidió llamar Mount Vernon a la plantación que tenía en Virginia.

Otro hecho curioso es que el grog, bebida popular entre los marineros, también recibió su nombre como homenaje a Vernon, ya que fue él quién sugirió diluir el ron con agua durante el asedio de Cartagena con el fin de que durase más.

La página oficial de la Abadía de Westminster, donde se glosan las vidas de quienes reposan en ella (pues Vernon fue enterrado allí, a pesar de su enorme descrédito) supone todo un ejemplo de sublime hipocresía histórica. En ella se magnifica la toma de Portobelo, una plaza escasamente defendida en Panamá, mientras que se cita eufemísticamente la batalla de Cartagena: “…at Carthagena conquered as far as naval forces could carry victory” “…en Cartagena conquistó lo que las fuerzas navales le permitieron tomar (¿?)”. (Si alguien, con más conocimientos de inglés que yo, puede dar una traducción más precisa, lo agradeceré)

Por el contrario, se desconoce donde se hallan los restos de Blas de Lezo.
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2 comentarios:

winston dijo...

Estimado Oroel. Su evocación de la figura de Blas de Lezo me ha tocado la fibra sensible. Un personaje como éste debiera ser conocido por todos sus compatriotas desde la más tierna infancia, pero en un país normal, no evidentemente en el nuestro. Por los comentarios que he leído del libro "Mediohombre", parece que es bastante superior "El día que España derrotó a Inglaterra", del colombiano Pablo Victoria Wilches, cuya personalidad me ha resultado una grandísima y gratísima sorpresa. Como prueba, fíjese en la dedicatoria del libro: "A los héroes penínsulares y neogranadinos que dieron su vida por España, la Patria común; a la lealtad de los vascos, que así también lo entendieron; a España, que tras ciento ochenta y cuatro años de impensada separación, me devolvió la nacionalidad perdida".
¿No resulta emocionante que un patriota colombiano ofrezca tal ejemplo de dignidad a este mezquino y necio país nuestro? Decididamente, nuestros antepasados fueron mucho mejores que nosotros.

Oroel dijo...

Estimado Winston:

No dude que trataré de hacerme con el libro que comenta.

No le ocultaré que de un tiempo a esta parte me ha empezado a interesar la epopeya de la exploración y colonización americana, y que cuanto más leo y sé de ella, más me admiran las hazañas que protagonizaron aquellas personas. Sus vidas y aventuras son muchísimo más interesantes y sorprendentes que las que nos han narrado los americanos en sus películas del Oeste. Y desde luego son absolutamente desconocidas del público español, sobre todo las que tuvieron lugar en el territorio de lo que hoy son los Estados Unidos. Me ha sorprendido también comprobar cómo los norteamericanos cuidan el legado español con un interés que yo no imaginaba, y lo conocen y valoran más y mejor que nosotros, aunque todavía no se hayan decidido a reflejarlo en el cine.

En muchas de esas aventuras, en ambos hemisferios americanos, tuvieron un papel destacado los vascos, que como españoles adelantados protagonizaron episodios memorables como ese de la defensa de Cartagena de Indias y muchos otros que espero seguir relatando, de forma resumida, en mi blog.

Por cierto, no sé si ha leído usted mi reciente entrada sobre el diario de Villasur. Hágalo, se lo recomiendo.

Un cordial saludo.


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