Propuesta por Santiago González como fórmula de juramento para los concejales españoles (y, añado yo, para los consejeros de las comarcas aragonesas)
A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre!
“Lo que el viento se llevó” son dos películas en una. Su primera mitad, la que acaba en esta escena, es una película soberbia, y éste sería un final perfecto. Esa primera mitad ya la haría merecedora de un lugar de honor en la historia del cine, como una de las diez mejores películas de todos los tiempos. La segunda mitad es un culebrón televisivo, muy bueno, sin duda, y notablemente adelantado a su tiempo.
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3 comentarios:
Muy bueno, muy bueno, pero no creo que lo lleven a la práctica ni los concejales ni los consejeros, porque no hay que olvidar que en los Diez Mandamientos dice: "no tomarás el nombre de Dios en vano..........." Collarada
Pero Collarada, si precisamente no piensan tomar el nombre de Dios en vano, sino todo lo contrario; si su determinación es tal que sólo poner a Dios por testigo le da la solemnidad equivalente y adecuada a la firmeza de la promesa. Ya pueden poner a Dios por testigo, ya. No habrán formulado en su vida ninguna otra promesa con tal determinación de cumplirla.
llevas razón, Oroel, lo interpreté mal. Nunca un juramento lo han llevado tan a la práctica y encima ponen a Dios por testigo. ¡Tela!.
Collarada
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