Adquisición de la nacionalidad española.
1. Las personas cuyo padre o madre hubiese sido originariamente español podrán optar a la nacionalidad española de origen si formalizan su declaración en el plazo de dos años desde la entrada en vigor de la presente Disposición adicional. Dicho plazo podrá ser prorrogado por acuerdo de Consejo de Ministros hasta el límite de un año.
2. Este derecho también se reconocerá a los nietos de quienes perdieron o tuvieron que renunciar a la nacionalidad española como consecuencia del exilio.
Estamos hablando de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Quizás les suene más por el nombre con el que se ha hecho popular: Ley de la Memoria Histórica.
Muchos pensamos que ese empeño por sacar adelante esa Ley, más de treinta años después de muerto Franco, no era otra cosa que estupidez en estado puro o un sectarismo trasnochado y absolutamente fuera de lugar, cuando quizás se trataba de esto otro y sólo de esto. Quizás a Zapatero nunca le interesaron las fosas comunes, ni el resarcimiento de las víctimas o de sus herederos sino la enorme polémica generada y que distrajo a la gente de la gravísima crisis que se nos echaba encima. Nos distrajo de eso y de más cosas. Puede que incluso le conviniera que los españoles la consideráramos una maniobra de distracción para enmascarar los problemas económicos. Porque realmente era otra cosa la que se estaba enmascarando: la disposición adicional séptima.
Es ésta, esa disposición adicional, una norma que ha pasado desapercibida y que puede acabar de crear un régimen socialista sin posibilidad alguna de alternancia. Todos los dictadores populistas lo han intentado: lo hizo Hitler con su Ley de Plenos Poderes, lo intentó Fujimori con su autogolpe y lo sigue intentando Hugo Chávez en Venezuela con sus cambios constitucionales: alcanzado el poder por métodos democráticos hay que cambiar las leyes para hacer imposible la alternancia. Este de Zapatero es el método más sutil de todos los posibles: incrementar el censo electoral con ciudadanos agradecidos por la magnanimidad del gesto pero que ni viven en el país, que quizás ni conocen, en el que podrán votar e influir decisivamente en su política, pero sin sufrir las consecuencias de su voto ni los desmanes del gobierno que contribuyan a entronizar.
¿Cuántos nuevos ciudadanos españoles se crearán al amparo de esa disposición adicional? ¿Cuáles serán sus derechos? ¿Podrán votar? ¿Dónde, en qué circunscripción podrán votar?
El peligro que se cierne sobre nuestra democracia es gravísimo. Tanto que no creo que sea exagerado alertar sobre la posible creación de un régimen distinto. El famoso PRI, Partido Revolucionario Institucional -qué nombre tan absurdamente contradictorio, casi tanto como el del PSOE- mantuvo el poder absoluto en Méjico entre los años 1929 y 1997.
Si esta maniobra de Zapatero tiene éxito y no se acota convenientemente, los españoles de mi generación no volveremos a ver a otro partido en el Gobierno de España. O de lo que quede de ella.
1. Las personas cuyo padre o madre hubiese sido originariamente español podrán optar a la nacionalidad española de origen si formalizan su declaración en el plazo de dos años desde la entrada en vigor de la presente Disposición adicional. Dicho plazo podrá ser prorrogado por acuerdo de Consejo de Ministros hasta el límite de un año.
2. Este derecho también se reconocerá a los nietos de quienes perdieron o tuvieron que renunciar a la nacionalidad española como consecuencia del exilio.
Estamos hablando de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Quizás les suene más por el nombre con el que se ha hecho popular: Ley de la Memoria Histórica.
Muchos pensamos que ese empeño por sacar adelante esa Ley, más de treinta años después de muerto Franco, no era otra cosa que estupidez en estado puro o un sectarismo trasnochado y absolutamente fuera de lugar, cuando quizás se trataba de esto otro y sólo de esto. Quizás a Zapatero nunca le interesaron las fosas comunes, ni el resarcimiento de las víctimas o de sus herederos sino la enorme polémica generada y que distrajo a la gente de la gravísima crisis que se nos echaba encima. Nos distrajo de eso y de más cosas. Puede que incluso le conviniera que los españoles la consideráramos una maniobra de distracción para enmascarar los problemas económicos. Porque realmente era otra cosa la que se estaba enmascarando: la disposición adicional séptima.
Es ésta, esa disposición adicional, una norma que ha pasado desapercibida y que puede acabar de crear un régimen socialista sin posibilidad alguna de alternancia. Todos los dictadores populistas lo han intentado: lo hizo Hitler con su Ley de Plenos Poderes, lo intentó Fujimori con su autogolpe y lo sigue intentando Hugo Chávez en Venezuela con sus cambios constitucionales: alcanzado el poder por métodos democráticos hay que cambiar las leyes para hacer imposible la alternancia. Este de Zapatero es el método más sutil de todos los posibles: incrementar el censo electoral con ciudadanos agradecidos por la magnanimidad del gesto pero que ni viven en el país, que quizás ni conocen, en el que podrán votar e influir decisivamente en su política, pero sin sufrir las consecuencias de su voto ni los desmanes del gobierno que contribuyan a entronizar.
¿Cuántos nuevos ciudadanos españoles se crearán al amparo de esa disposición adicional? ¿Cuáles serán sus derechos? ¿Podrán votar? ¿Dónde, en qué circunscripción podrán votar?
El peligro que se cierne sobre nuestra democracia es gravísimo. Tanto que no creo que sea exagerado alertar sobre la posible creación de un régimen distinto. El famoso PRI, Partido Revolucionario Institucional -qué nombre tan absurdamente contradictorio, casi tanto como el del PSOE- mantuvo el poder absoluto en Méjico entre los años 1929 y 1997.
Si esta maniobra de Zapatero tiene éxito y no se acota convenientemente, los españoles de mi generación no volveremos a ver a otro partido en el Gobierno de España. O de lo que quede de ella.
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7 comentarios:
Es un dictador en potencia este miserable, le gusta más el poder que un tonto un lapiz.
¿Crees que el PSOE y ZP van a nacionalizar, según dicen, medio millón de personas de forma altruista por la supuesta ley de desmemoria histórica? Los cojones, con perdón, quieren 500.000 potenciales votos para seguir lustros y lustros... porque si son españoles los hijos de padres españoles, ¿los hijos de aquellos nacionalizados también podrán votar? El cuento de nunca acabar. Si a eso le sumamos que la gente está anestesiada (que lo que hace la izqueirda no se le permite ni de lejos a la derecha) y una oposición de chiste...tenemos dictadura del zapateriado hasta que tengamos canas...
Visto así, para hacerse caquita, hablando en plata.
El peligro es real y grave. Hay que divulgarlo en la blogosfera. Que se difunda.
A ver si puedo sacar tiempo y en un par de días escribo sobre esto en ERD. Saludos.
El PSOE de altruísta nada. ¿Algún partido lo es...? Pero de ahí a suponer que toda persona nacionalizada va a convertirse en votante psoecialista por obra y gracia de un DNI hay mucho trecho.
La Voz de la Conciencia
No se si ya estás intentando justificar la próxima derrota electoral del PP?, pero hay que reconocer que eres rebuscado.
Porque lo fundamental, en este caso, no es si el PSOE es sectario o si está buscando mas o menos votos.
Lo fundamental, en este caso, es si los hijos y nietos de perseguidos políticos por la dictadura, tienen, o no, el derecho a la nacionalidad española.
Algo que parece lógico y razonable, lo lías, lo retuerces, lo exprimes, y ¡tachin!, ya tenemos aquí lo de la dictadura del zapateriado.
Vamos, de psiquiatrico.
Voz de la Conciencia, lo que a ti te parece lógico y razonable a mí no me lo parece.
Automáticamente me convierto en carne de psiquiátrico según tú.
Lo terrible es que la gente que piensa como tú tiene el rumbo de este Pais en sus manos.
Querida voz de la conciencia:
Lo que tú consideres fundamental no ha de coincidir necesariamente con lo que consideremos otros.
Te confesaré que tengo mis dudas sobre el pretendido derecho, que ya es efectivo desde la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, de los hijos y nietos de exiliados a ser considerados españoles, y más aún sobre los correlativos derechos que ello les otorgará y de qué forma se harán efectivos. Nada menos que los nietos... ¿Imaginas? Pueden ser cientos de miles de personas, muchos más que los que se exiliaron hace setenta años, muchos de ellos de mi edad, que ya empieza a ser provecta, que nunca han pisado España -que tampoco la añoran, por tanto- que tienen su patria, su trabajo, su casa, su familia, su vida resuelta y que de repente, en virtud de las desventuras de sus abuelos, muertos hace años, pueden solicitar la ciudadanía española.
Te daré tres apuntes en defensa de mis reservas:
1.- No soy el único que las he manifestado. Gente tan lúcida y clarividente como Luis María Anson también las ha mostrado.
2.- Siento una desconfianza cósmica -esto es, total y absoluta- hacia Rodríguez Zapatero, que no creo patológica sino, al revés, saludable y avalada por los hechos. Lo patológico sería no sentir alarma o prevención frente al peligro. Y este hombre es peligroso. Y mucho. Ya lo he dicho en otras ocasiones: Sectario, irresponsable y falaz. Un hombre al que hay que acercarse, sólo cuando sea imprescindible, siempre con cuidado y desconfianza.
3.- En todas las páginas web que he podido leer, de supuestas organizaciones independientes, se hace una encendida loa del PSOE por haber tomado esa decisión. Quiero decir, no es una decisión “española”: es una decisión “socialista”. Es claro que esta medida se está instrumentalizando a favor del PSOE desde el mismo momento de su anuncio. Y que lo que se pretende es que la gente que solicite esa nacionalidad pueda ejercer el derecho al voto.
Aquí está el quid de la cuestión: ¿de qué forma se hará efectivo ese derecho? ¿Dónde, en qué circunscripción? ¿Es posible que ejerzan ese derecho personas que nunca han vivido en España, que no han trabajado ni cotizado en nuestro país, es decir, personas que sin estar sujetas a ninguno de los deberes que comporta la ciudadanía española decidan con nosotros sobre “nuestro” futuro, que no el de ellos; sobre “nuestro” Gobierno, que no el de ellos?
Un tema que ya no nos afecta, o no en tal alto grado, pero sobre el que quizás muestren alguna reticencia nuestros socios comunitarios es el de la extensión de esa nueva nacionalidad española a la ciudadanía europea y su derecho al libre establecimiento en la UE.
Como verás, hay motivos para tener y manifestar alguna duda, y no creo necesariamente que el hacerlo sea de psiquiátrico, como dices. Tu quizás te fíes de Zapatero. Yo no.
¿Tienes respuestas a las dudas suscitadas? Será interesante leerlas.
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