domingo, noviembre 02, 2008

Fent país

Haciendo país.

Esta es la curiosa forma que emplea el Avui. Todo vale para destacar el “hecho diferencial”: hasta la forma de velar a los muertos.

Vetlla catalana o castellana

Sin duda esa frase que dice que en “España no cabe un solo tonto más” es rigurosamente cierta. Aunque afortunadamente, allí donde hay nacionalistas, ellos copan casi todos los puestos.
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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Prat de la Riba dijo: "el proceso de nacionalización catalana, no lo hace el amor a la patria, sino el odio a España" A partir de ese momento uno se puede esperar cualquier barbaridad:
- El primer paso de los separatistas para inventarse una nación es cambiarse el nombre como signo de una nueva identidad, de este modo se han rebautizado multitudes de nombres de ciudades: Lleida, Eivissa, Terrassa,... y en la comunidad vasca casi todos. Si cualquier ciudadano nacido hace unos decenios en ciertas regiones españoles tuviera que guiarse por esos mismos lugares utilizando un mapa con los nombres actuales sería incapaz de localizarse. Incluso si se comprueba cualquier documento histórico o parroquial se observa que hasta los nombres personales han sido cambiados.

- Encontrar un lazo de unión que les sirva para diferenciarse: el idioma. La primera gramática en catalán fue escrita en español en 1918 por Pompeu Fabra ¿por qué? Cuando alguien aprende un idioma primero se le explica la gramática y el vocabulario en uno que entienda, si hubiera sido escrita la gramática con el catalán actual muchos no la hubieran entendido. El catalán normalizado o estándar actual no es un idioma milenario cuya raíz es el latín, es una adaptación del español que es utilizado como una herramienta racista. El catalán antiguo (lemosí) al estar en contacto con el español durante los últimos cinco siglos ha evolucionado hasta convertirse en un dialecto de éste (aunque no lo acepten).

- A estos políticos antiespañoles no les importa ni el bienestar ni la prosperidad de los ciudadanos sino la obsesión de transmitir todos sus prejuicios para que dependan de ellos. Muchas de sus políticas están encaminadas, no a la salvaguardar las tradiciones locales sino en servirse de ellas para fomentar el distanciamiento y del desarraigo manipulando la historia para dar una imagen de víctima con un objetivo de dependencia hacia los políticos al estilo feudal. Es recomendable leer el libro “otra historia de Cataluña” que explica el proceso inventivo de la “nación” catalana.

Anónimo dijo...

Teines razón anónimo, se puede esperar cualquier barbaridad.
Y la primera es el segundo párrafo de tu post.
La conmclusión final, "el catalán es una dialecto del castellano" es una solemne barbaridad que va en contra de todas y cada una de las opiniones de los lingüístas del mundo entero.
Vamos, otro no-nacionalista español.

La Voz de la Conciencia.

Anónimo dijo...

De todas formas los comentarios de los catalanes lectores del periódico en cuestión demuestra que se toman el artículo con bastante rechufla.

Que serán catalanes pero no estúpidos.

Alejandro

Anónimo dijo...

Pues a mi me parece lo mismo. Lástima que al que ha puesto el post y al que ha hecho el primer comentario no les parezca igual.

Voz de la Conciencia

Oroel dijo...

Al primer anónimo:

Excelente aportación, aunque quizás entres en un terreno resbaladizo, por lo indefinido, cuando dices que el catalán antiguo es un dialecto del español. No quiero meterme en disquisiciones lingüísticas, pues cuando lo he hecho he salido escaldado. No es mi fuerte. Pero eso no invalida mi tesis, confirmada por la Historia y por los comportamientos de nuestros actuales nacionalistas, de la identificación entre lengua, pueblo y nación. Como si la lengua sola pudiera conferir más y mejores derechos, o solamente diferentes. La Nación, y más aún el Estado, en trance de diluirse en entes supranacionales, ha de basarse en conceptos mucho más elevados y abstractos: libertad, igualdad de derechos, solidaridad interterritorial, solución conjunta a problemas comunes, libertad de circulación y asentamiento, ciudadanía universal...

El problema de los nacionalismos, desde la óptica española, es, primero, que no previmos que una estructura cuasifederal como la nuestra, requiere de un alto grado de lealtad institucional. Y que los nacionalistas a lo largo de estos años han demostrado no tenerla, sin que de ello hayan derivado las consecuencias lógicas de resguardo o prevención frente a ellos. Si no son leales, si demuestran no serlo, hay que reaccionar. Ha de haber consecuencias.

Para ellos, para los nacionalistas, en segundo lugar y como secuela inmediata de lo anterior, nuestra estructura territorial no era un marco de convivencia estable, que por cierto la mayoría de los españoles no queríamos pero que aceptamos para hacer más cómoda su cohabitación o convivencia hasta extremos claramente abusivos, como las ventajas fiscales de vascos y navarros, a mi juicio claramente antidemocráticas. Esta estructura fue para ellos una conquista transitoria, un peldaño más, una base sobre la que seguir negociando sucesivas reivindicaciones.

El esquema reivindicativo ha sido muy simple a lo largo de estos años y urge romperlo. Conseguido un statu quo determinado se mantiene un periodo de calma, que cada vez ha sido más breve, hasta que se vuelven a plantear las reivindicaciones siguientes. La negociación subsiguiente parte de una premisa, a mi juicio errónea y claudicante: los constitucionalistas dan por bueno el status quo alcanzado en la última negociación y negocian ahora por mantenerlo. Los nacionalistas negocian su superación y como fruto del nuevo consenso ellos no alcanzan todo lo reivindicado, pero los constitucionalistas aceptan una nueva modificación del statu quo. Pues bien: la premisa debiera ser muy diferente.

Los constitucionalistas tampoco estamos conformes con este status quo y también tenemos el legítimo derecho a tratar de modificarlo, vista la inviabilidad del modelo alcanzado, los niveles de insolidaridad a los que se está llegando y la deslealtad demostrada. Además, la nuestra es una voluntad tan legítima y democrática como pueda ser la de los nacionalistas. Y respaldada por una mayoría muchísimo más amplia. Acabar con el cupo vasco, por ejemplo, es una aspiración no sólo legítima sino esencialmente justa.

Podría extenderme mucho más, pero quizás otro día...

Un cordial saludo.

Oroel

Oroel dijo...

A Alejandro:

Estoy de acuerdo contigo. Los catalanes, como el resto de los mortales, no son precisamente estúpidos. Abunda entre ellos la gente sensata cargada de madurez, prudencia, sentido del humor y empatía. Y sus respuestas a ese artículo lo demuestran.

Oroel dijo...

A la querida voz de la conciencia:

Como me habrás leído en alguna otra ocasión, ser nacionalista es una de las cosas más estúpidas que se pueden ser en esta vida, como lo demuestra el artículo en cuestión y el recurso a esas simples diferencias de costumbres para justificar un hecho diferencial en que sustentar una nación (fronteras, diferentes derechos...) Hasta el gazpacho andaluz o la paella podría servir por otras latitudes no tan lejanas. Pero yo nunca he identificado a catalanes y nacionalistas. Los nacionalistas sí suelen hacerlo, pretendiendo que todos los catalanes son nacionalistas o que cualquier crítica contra ellos debe hacerse extensiva a todos los catalanes y a toda Cataluña. Y nada más lejos.

Anónimo dijo...

Saludos, soy el primer anónimo, vuelvo a explicarme:

La utilización política de las lenguas regionales en España comenzó con dos finalidades:
1ª) DIFERENCIACIÓN, es decir, algunos empresarios y religiosos de ciertas regiones más desarrolladas tanto industrial como económicamente del siglo XIX se opusieron a la inmigración interna de población de otros lugares del país y para ello utilizaron las lenguas de uso coloquial que empleaban sobre todo aquellos habitantes no escolarizados.
2ª) DEPENDENCIA de los ciudadanos hacia los gobernantes. Se pretende el distanciamiento de los habitantes de regiones concretas del país con el resto de la población que lo conforma para que los políticos locales sean vistos como los únicos que les representan (lo explico en el tercer párrafo de mi primer comentario).

El catalán antiguo (occitano) y el castellano antiguo por supuesto que son idiomas diferentes, pero al estar ambos en contacto durante cinco siglos siendo el español el idioma dominante utilizado en todos los ámbitos, el catalán antiguo ha evolucionado hasta convertirse en un dialecto porque la inmensa mayoría de las palabras catalanas son adaptaciones de las del español. El catalán actual, como el gallego y otras, es una lengua AUSBAU, es decir, una lengua inventada o fabricada en poco tiempo para servir como arma política a un grupo nacionalista para fabricarse una nueva identidad.

En mi caso personal, hice la secundaria en Ibiza en la época donde se empezó a establecer la inmersión lingüística y el resultado fue:
- Invención y sustitución de todos los nombres de las poblaciones de la isla.
- Sustitución de los nombres personales para sentirse parte del proyecto de normalización lingüítisca o para poder ascender a ciertos cargos de poder.
- Profesores y compañeros que se marcharon. Los últimos para terminar la secundaria en residencias de Madrid.
- Compañeros alemanes que hablaban perfectamente el español que se marcharon a Valencia.
- Escasez de profesorado porque no encontraban docentes que hablasen catalán para cubrir todas las vacantes con el resultado de comenzar año tras año ciertas asignaturas con semanas de retraso (incluso meses).
- Compañeros ibicencohablantes incapaces de aprobar un examen de catalán, incluso poseían más dificultades que los españohablantes.
- Incapacidad total de la enseñanza en ingles cuando Ibiza vive del turismo internacional y en la temporada turística hay más extranjeros que autóctonos.

Este proceso lo realizó el Partido Popular, pero en la actualidad al gobernar los socialistas las medidas se están radicalizando (posible establecimiento de comisarios lingüísticos, implantación total del catalán incluso en sanidad donde pasará lo mismo que en la educación, tema Air Berlin,....)
Si Ibiza hace décadas era conocida por su tolerancia, en la actualidad cuando se hacen encuestas a los turistas sobre los inconvenientes de su visita a la isla, una gran mayoría nombran a los residentes.
De un ex-ibicenco que no añora el lugar donde creció.


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