Pocas cosas entristecen más que la injusticia.
Reconozco que por mi experiencia personal y la de amigos y personas que aprecio, siento un profundísimo desprecio hacia la judicatura de este país, por esa casta de jueces y magistrados que, siendo como son funcionarios -pues no son otra cosa-, se erigen en diosecillos que deciden con un poder casi omnímodo sobre vidas y haciendas, y lo hacen además con prepotencia, soberbia, mala educación, muy escasa profesionalidad y una más que evidente injusticia.
Me contaba un conocido estos días pasados -con suficientes elementos de juicio-, que muchos de los problemas de saturación de la Justicia se solucionarían por el sencillo procedimiento de que jueces y magistrados cumplieran simplemente su horario. Tan sencillo como eso, y tan difícil de lograr. Y son funcionarios, fíjense.
Pero a lo que voy:
Un juez condenó a una madre a nueve meses de prisión y un año y 9 meses de incomunicación con su hija por haberle propinado una bofetada y un empujón.
Una madre lleva tres años sin ver su hija por darle una bofetada
La mujer no cumplió la condena de prisión por carecer de antecedentes. Pero fíjense que esa bofetada a su hija le ha supuesto la misma pena o parecida que cada uno de sus asesinatos a de Juana Chaos.
Decididamente, en este país nos hemos vuelto locos.
Reconozco que por mi experiencia personal y la de amigos y personas que aprecio, siento un profundísimo desprecio hacia la judicatura de este país, por esa casta de jueces y magistrados que, siendo como son funcionarios -pues no son otra cosa-, se erigen en diosecillos que deciden con un poder casi omnímodo sobre vidas y haciendas, y lo hacen además con prepotencia, soberbia, mala educación, muy escasa profesionalidad y una más que evidente injusticia.
Me contaba un conocido estos días pasados -con suficientes elementos de juicio-, que muchos de los problemas de saturación de la Justicia se solucionarían por el sencillo procedimiento de que jueces y magistrados cumplieran simplemente su horario. Tan sencillo como eso, y tan difícil de lograr. Y son funcionarios, fíjense.
Pero a lo que voy:
Un juez condenó a una madre a nueve meses de prisión y un año y 9 meses de incomunicación con su hija por haberle propinado una bofetada y un empujón.
Una madre lleva tres años sin ver su hija por darle una bofetada
La mujer no cumplió la condena de prisión por carecer de antecedentes. Pero fíjense que esa bofetada a su hija le ha supuesto la misma pena o parecida que cada uno de sus asesinatos a de Juana Chaos.
Decididamente, en este país nos hemos vuelto locos.
PD.: ¿El juez que impuso esa condena duerme con la conciencia tranquila?
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1 comentario:
Este juez tiene la conciencia adormecida. Como la tiene en las nalgas y pasa mucho tiempo sentado...
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