viernes, noviembre 21, 2008

¿Es España una democracia?


En mi admirado blog, República Rojigualda, formulan esta inquietante pregunta: "¿es España una democracia?", que es el compendio de una serie más larga y pormenorizada de preguntas:

1.- ¿Existe en España separación de Poderes? ¿Son el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional independientes de los partidos políticos? ¿Son los parlamentarios independientes de la cúpula de sus partidos?

2.- ¿Gozan algunos territorios de privilegios económicos, fiscales o de cualquier otro tipo?

3.- ¿Son todos los ciudadanos iguales ante la ley? ¿Tienen los mismos derechos y deberes en todo el territorio nacional?

4.- ¿Tienen los partidos políticos y sindicatos un funcionamiento interno democrático?

5.- ¿Hay libertad de mercado y separación clara entre lo público y lo privado?

6.- ¿Hay suficiente pluralidad ideológica en los medios de comunicación?

7.- ¿Respetan los poderes públicos la constitución y las leyes sin excepción?

8.- ¿Se caracterizan las instituciones del estado por su transparencia?

9.- ¿Existen trabas legales, políticas o fácticas que impidan o dificulten el ejercicio de derechos y libertades fundamentales? (libertad de expresión, de conciencia, derecho a escolarizar en lengua materna…)
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10.- ¿Valora la ley electoral el voto de todos los ciudadanos por igual? ¿Existen partidos sobrerrepresentados o infrarrepresentados?

En consecuencia, ¿es España una verdadera democracia?

Debo confesar, que les voy a decir, que la lectura de estas preguntas me ha dejado preocupado.
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9 comentarios:

Sr. Editor dijo...

Algunos pensamos exactamente lo mismo hace tiempo y cada día la evidencia es mayor.

Saludos, me pasaré por ese blog...

Anónimo dijo...

La Voz de la Conciencia

Pues no te has de preocupar demasiado por ello, Oroel. Hazte las mismas preguntas de los estados Unidos y veràs que las respuestas son similares a las de España. Saca tus propias cvonsecuencias de ello.

Cristóbal dijo...

Estimado amigo Oroel:

Me he pasado por el blog de RR. En la sección de comentarios las respuestas a las preguntas que se formulan son las mismas que las que yo podría suscribir.

Mi conclusión, como la de muchos, es que realmente esta democracia está tocada del ala. Personalmente, asumí el hecho de la corrupción del sistema a partir de la sentencia del Tribunal Constitucional del caso Rumasa. Esa idea fue progresivamente calando, hasta que reapareció a comienzos de los 90 la expresión "regeneración democrática". A mi entender este fue el gran fracaso del segundo gobierno de Aznar, que abandonó casi todos los proyectos reformistas confiado en la bonanza económica y centrado en la política exterior.

Esa regeneración habría consistido básicamente en devolver la independencia a la justicia: Reformas del consejo de poder judicial, del ministerio fiscal, del constitucional y del mapa de juzgados (quizás habría que replantearse también la existencia de la Audiencia Nacional).

¿Sería suficiente con eso? Evidentemente no. La desigualdad entre españoles está ya consagrada se admita o no la constitucionalidad del estatuto catalán. El llamado régimen de las autonomías, que no tiene nada que ver con la descentralización administrativa que nos vendieron a finales de los 70, es incompatible con la igualdad de obligaciones, derechos y beneficio de servicios que la administración pública presta. Por lo tanto habría que acometer una reforma territorial y administrativa que exigiría, aquí sí, cambios constitucionales.

Desde mi punto de vista esas dos son las reformas más urgentes. Personalmente no creo en las rupturas traumáticas. Una vez iniciadas es muy difícil mantenerlas bajo control y los regímenes que se obtienen a partir de ellas no son, necesariamente, mejores que sus predecesores. Normalmente se pueden realizar cambios, observar los resultados, para luego acometer nuevas evoluciones.

Sólo cuando se llegue a la conclusión de que este régimen está tan absolutamente podrido que es imposible que sus estructuras soporten las primeras transformaciones, habrá que plantearse seriamente su demolición y sustitución por uno de nueva planta.

Nuestro problema, mío y creo que tuyo, es que entendemos que un proyecto de reformas constitucionales debe contar con el consenso de la misma proporción de población que en su momento apoyó los textos actuales. No es una condición legal, pero entendemos que es la condición para no entrar en un estéril frenesí de transformaciones y contra-transformaciones.

¿Durante cuánto tiempo más podremos mantener esas reservas mentales?

Un abrazo. Carlos56.

Republica Rojigualda dijo...

A mí me preocupa tu preocupación, Oroel.

No entiendo qué es lo que te preocupa o te extraña de mis preguntas. Creo que tienen mucho sentido en un momento en el que vemos que se violan derechos elementales y que el cumplimiento de las leyes depende de los intereses de los gobernantes en cada momento.

Espero tu respuesta.

Republica Rojigualda dijo...

"Sólo cuando se llegue a la conclusión de que este régimen está tan absolutamente podrido que es imposible que sus estructuras soporten las primeras transformaciones, habrá que plantearse seriamente su demolición y sustitución por uno de nueva planta."
Yo ya he llegado a esa conclusión, y me temo que no soy el único.

Como bien dices, el estado de las autonomías es incompatible con la igualdad ante la ley, y el tribunal constitucional es incompatible con la democracia. Son solo dos ejemplos de que el régimen del 78 no tiene remedio, está condenado a muerte. Cuando las instituciones más importantes del estado no funcionan y cuando las leyes son papel mojado, estamos ante un régimen insalvable.

Son tantas y tan profundas las reformas que habría que hacerle a la constitución del 78 que lo que saldría de un proceso constituyente sería inevitablemente una constitución nueva. Y es que no se pueden ir haciendo pequeñas reformas, porque la propia constitución lo impide. Es tan complicado el proceso de reforma que establece la carta magna, que ningún gobierno ha querido acometerlo.

La del 78 es una constitución que no solo impide que haya una verdadera democracia, sino que además dificulta tremendamente su reforma. No hay regeneración posible dentro de este marco constitucional.

Oroel dijo...

A República Rojigualda:

No me preocupa el hecho de que formules esas preguntas, muy bien formuladas además, absolutamente pertinentes. Me preocupa el que haya que formularlas, y más aún, las respuestas a ellas, que son las únicas posibles si se quiere ser sincero, y que son inevitablemente desalentadoras. Y es que el ponerlas todas juntas, seguidas, nos enfrenta -a mí me ha enfrentado- ante una realidad terrible: que lo nuestro no es una democracia y que, si alguna vez lo fue, ha degenerado con una rapidez inusitada.

Siempre he sostenido que la Constitución del 78 tenía en sí misma el germen de su destrucción: tantas contradicciones, tantas espitas abiertas (artículo 150.2), tantas definiciones abiertamente antidemocráticas -como el reconocimiento de los mal llamados “derechos históricos”- que estaba abocada a entrar, como ya ha ocurrido, en una espiral autodestructiva que no es otra cosa que el remolino del sumidero por donde se van a perder la Democracia, la Transición, la prosperidad económica que nuestra generación ha disfrutado y derrochado y quién sabe si hasta la Nación.

Hemos sido generosos, como he dicho en otro sitio, hasta la ingenuidad. Y en el mundo actual, frente a los nacionalistas y pseudoprogres, frente a los estúpidos y aprovechados, ser ingenuos es un suicidio.

En esas estamos, suicidándonos con una sobredosis de ingenuidad.

Cristóbal dijo...

Amigo RR:

Muy posiblemente tengas razón en tus apreciaciones.

Lo que me mueve a esta actitud "conservadora" es pensar que será más fácil conseguir consensos en pequeñas parcelas que no en el replanteamiento de toda la estructura.

Por ejemplo, conseguiremos más adhesiones proponiendo reformas concretas en el aspecto de la justicia que si proponemos directamente un cambio de régimen.

El otro aspecto es el mantener bajo control los cambios. Tu sabes, también como yo, que existe media España (quizás un 45%) dispuesta a proscribir a la otra media (quizás un 40%). Es necesario evitar un proceso en el que nuevamente se presente a una mitad como deslegitimada para acceder democráticamente al ejercicio del gobierno. Las "aventuras" rupturistas, (y pienso no sólo en el II República) no siempre llegan a buen puerto.

Un cordial saludo. Carlos56.

Republica Rojigualda dijo...

Oroel, me congratulan mucho tus palabras. Estoy completamente de acuerdo con tu análisis, no le quito ni una coma.

Por lo demás, no te preocupes, era cuestión de atar cabos, tarde o temprano todo el mundo acaba descubriendo la realidad. Aunque los hay que, pese a todas las evidencias, se niegan a admitir que España no es una democracia, y no me refiero a los Pepiños y Gallardones, que viven de eso, sino a los españolitos de a pie, que no pueden aceptar que han vivido 30 años engañados. Más o menos lo mismo pasa con el Borbón cada vez que se rinde a los pies de ZP. .


Carlos56, cuando hablo de una constitución nueva, estoy pensando a largo plazo. Quienes piden una reforma más o menos profunda de la constitución (Vidal Quadras, Denaes, Rosa Díez, etc.) saben que lo que están haciendo es un brindis al sol. Todos ellos saben que mientras esté Zapo en la Moncloa y el P$O€ sea una confederación de partidos nazionanistas de donde toque, la única reforma que se le podrá hacer a la constitución será en sentido contrario al que pretendemos. Y es que para que se pueda democratizar la constitución, es necesario primero que el PP gane las elecciones (no este PP marianil, sino el PP verdadero, dirigido por alguien como Esperanza Aguirre) y especialmente, que el P$O€ se regenere en un sentido nacional y democrático.

Yo tengo poca confianza en que alguien como Espe o cualquier otro dirigente pepero actual vaya a emprender la reforma necesaria (harán, con total seguridad, lo que hizo Aznar), pero es la única manera conseguir ese segundo requisito imprescindible. Y es que pese a que todos los partidarios de la democratización del régimen son conscientes de esto, no dejan de plantear sus respectivas reformas, porque lo buscan es que vaya calando en la sociedad la necesidad de enmendar la constitución del 78. Más o menos lo mismo me pasa a mí, pero pensando más aún a largo plazo, para cuando los parches que le quieran poner a la carta magna fracasen (porque no se llegue ni a hacer esa reforma) o se quede muy corto.

Por otra parte, lo de plantear reformas concretas es muy cortoplacista y además es más costoso. Creo en la sinergia argumental de la unión de todas esas reclamaciones cuando éstas suelen contar con amplio apoyo entre las capas más informadas de la sociedad. Y es que los errores de la constitución son tan claros que existe un consenso entre los regeneracionistas sobre lo que hay que resolver.

Por otra parte, este mensaje democratizador cala mucho más en la derecha que en la izquierda, así que llegado el momento en que media España se queje de la falta de democracia, la izquierda se subirá al carro de las reformas por miedo a ser ella la que quede deslegitimada.

Oroel dijo...

Regeneracionismo: en este mundo que se mueve por eslóganes y consignas, éste sería uno muy bueno. Ahora sólo hay que dotarle de contenido programático, aunque ya está todo o casi todo dicho.


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