He hablado muy a menudo de la proliferación de empresas públicas en los últimos años y sus consecuencias: falta de controles y de información, mayores retribuciones del personal, mayor libertad para contratar (a los amigos), posibilidad de ocultar las cuentas... Lo que los administrativistas llaman “huída del derecho administrativo”.Pero si en muchas ocasiones he hablado del Gobierno de Aragón, hoy debo hablar del Ayuntamiento de Zaragoza, que, para mi sorpresa, también acumula un significativo número de entes.
Empresas públicas = trama clientelar (1)
Empresas públicas = trama clientelar (2)
En la página web del Ayuntamiento pueden hallarse, tras buscar un rato, las siguientes sociedades, institutos autónomos y patronatos:
Como ven, de muchas de ellas, la información brilla por su ausencia. El “derecho a saber” no ha calado todavía en la cultura política y administrativa de nuestras instituciones. Y me refiero, claro está, a toda esa información sensible que constituyen los estatutos, los estados de cuentas, los organigramas, y que los políticos consideran que no deben estar al alcance de los ciudadanos.
Entre las medidas de ahorro recientemente aprobadas por el Ayuntamiento de Zaragoza figuraba expresamente la siguiente: “Reducción y reagrupación del número de sociedades y patronatos para evitar duplicidades y optimizar los recursos económicos y personales”.
Pues bien, poco ha durado ese propósito. Hasta la fecha no se ha conocido ningún anuncio de reducción y reagrupación de sociedades y patronatos, sino, todo lo contrario, la creación de una nueva. Se trata de una nueva sociedad anónima de capital enteramente público cuyo objetivo social es, según la prensa, la gestión de los servicios de saneamiento y depuración de aguas.
Sin embargo, Chunta Aragonesista, uno de los partidos que han apoyado la creación de esta empresa, señala en su blog más objetivos: gestión del sistema de alcantarillado, el mantenimiento y reposición del sistema de redes, la facturación y cobro del servicio, la depuración de las aguas residuales, el mantenimiento de los colectores, el servicio de limpieza viaria y la gestión del servicio del tratamiento de residuos urbanos generados en los domicilios particulares, entre otras funciones. No coincide la información que han recibido los ciudadanos con la que ofrece CHA. Incluso el nombre inicial de la empresa, según los estatutos colgados en Internet por esta formación, SERMUBA ZARAGOZA, S.A., también es diferente al que aparece en la prensa, SERMUZA.
Dos parecen haber sido los propósitos que han aconsejado este paso: una mejora del servicio, todavía por ver, y que no estaría justificado por el simple cambio de la figura gestora, desde la Administración pública a una empresa pública, y eludir las limitaciones al endeudamiento del Ayuntamiento. De hecho, me cuentan personas que han conocido lo que se dijo en el Pleno municipal donde se aprobó la constitución de la nueva empresa, que el ampliar la capacidad de endeudamiento del Ayuntamiento, burlando así el reciente mandato constitucional sobre la estabilidad presupuestaria, fue uno de los propósitos expuestos de forma explícita por IU y CHA y negado por el PSOE.
Todo parece ser, pues, un truco contable para traspasar una parte de la deuda municipal a una empresa pública municipal.
Tendremos ocasión de comprobar si la nueva empresa aporta ventajas de gestión que redunden en un mejor y más barato servicio para los ciudadanos. Yo no lo creo.
Ninguna empresa pública ha obrado nunca ese milagro.
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