miércoles, octubre 12, 2011

El comunicado de ETA

Todo el mundo lo espera, como si fuera el único y último golpe de efecto que pudiera salvar al PSOE de la debacle, aunque, si llegara a producirse, creo que su efecto en la carrera electoral está ya más que amortizado.


Quedan menos de cuarenta días para las elecciones. Tiempo, por supuesto, más que suficiente para que ETA haga un comunicado -o veinte- de alto el fuego. Ahora bien, ¿es suficiente para montar un operativo de verificación de la entrega de las armas? ¿Alguien cree que ETA tiene intención de desarmarse? Una ETA que no entregue las armas asume de facto, huelga decirlo, la tutela de la evolución política del proceso de “liberación nacional vasca”, de su camino hacia la independencia. Una ETA que no entregue las armas no dudará en actuar si el proceso se detiene o si invierte el sentido, simplemente, por ejemplo, devolviendo transferencias o renegociando a la baja el cupo vasco. ¿Sería admisible un alto el fuego, una declaración de paz, en donde ETA nos tutelara para vigilar que las cosas transcurran por donde ella considera que debe transcurrir? 

¿Cuántos comunicados ha emitido ETA hasta la fecha a lo largo de su historia? ¿Cuántas treguas indefinidas ha declarado antes de ahora? Indefinidas, claro, hasta que unilateralmente ha decidido romperlas. ¿Podríamos creer ahora la sinceridad de un comunicado que no fuera acompañado de un desarme verificable? 

El entorno abertzale, que no ha condenado la violencia ni se ha desvinculado de forma explícita de ETA, gobierna el Ayuntamiento de San Sebastián y la diputación foral de Guipúzcoa, además de muchos otros ayuntamientos del País Vasco. Ha conseguido, pues, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero más que en los últimos treinta años de democracia. Y todo ello sin que ETA abandone las armas, ni el partido que ha conseguido esos resultados electorales haya tenido que condenar la violencia para presentarse a las elecciones. No es extraño que ETA considerara aquellos resultados como un éxito. 

El entorno abertzale está preparando para el lunes que viene una pretendida “conferencia de paz internacional” que se celebrará en San Sebastián, a la que no asistirán ni los gobiernos español y autonómico vasco, ni el PP. No tengo noticia de que hayan sido invitadas las asociaciones de víctimas, aunque estoy seguro que de haberlo sido no hubieran acudido. Se habla incluso de la participación de Tony Blair, aunque espero que la diplomacia española haya sido capaz de desactivar esa presencia indicando al interesado su inoportunidad. Ni que decir tiene que el PNV se ha sumado entusiasmado a la idea de la conferencia internacional.

Hoy hemos sabido que tras las negociaciones del PSOE y ETA siempre estuvo Rubalcaba. 


Siempre habíamos tenido esa certeza. Y ahora Rubalcaba espera ese último milagro, venido del norte. Quizás crea haber hecho méritos para ello.


Pero planteado lo anterior, cabe todavía preguntarse, ¿por qué habría de hacer ETA un comunicado de disolución precisamente ahora? ¿Qué beneficio estaría tratando de obtener? Porque no cabe esperar ni, como ya he dicho, que en los días que faltan para las elecciones pueda verificarse el desarme, que no creo que se vaya a producir, ni tampoco medidas de gracia urgentes y colectivas hacia los etarras presos por parte del Gobierno. Ni la Constitución las permite, ni el Gobierno tiene tiempo, ni su rédito electoral -teniéndolas que adoptar en plena campaña- sería en absoluto positivo. Por lo tanto, ¿qué espera ETA, qué quiere o qué teme? Es algo para mí evidente: no quiere tanto que gane el PSOE como que no gane el PP, o no al menos con mayoría absoluta. Como creo haber escrito en alguna ocasión, es altamente significativo que enemigos explícitos o presumibles como Hugo Chávez, Mohamed VI o ETA deseen el triunfo del PSOE y la derrota del PP. 

Porque si ETA ha conseguido hasta la fecha grandes triunfos políticos -su presencia en las instituciones es el mayor de ellos- sigue teniendo decenas de militantes encarcelados y cada vez más graves dificultades para su reorganización militar. Y no piensa, por supuesto, que la presencia del PP en el Gobierno le permita avanzar en ninguno de los dos asuntos en la medida en que podría -o cree que podría- hacerlo con el PSOE. 

El comunicado de ETA declarando un alto el fuego -pues aunque anunciara su disolución, si no va acompañada de la entrega de las armas, sigue siendo un simple alto el fuego- sería solamente un favor debido al PSOE. Sólo cabe interpretarlo así. No hay otra interpretación posible. 

Y ningún español con un mínimo de dignidad debería poder votar a un partido al que la ETA le hace favores.  
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