Hasta el Gobierno parece haberse olvidado de los brotes verdes y el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ya anticipa un repunte del paro en este próximo otoño.
No hace falta ser ministro para anticiparlo, porque en otoño acaba la temporada turística y en esa misma época finalizarán buena parte de las obras menores acometidas con el Fondo de Empleo para la Inversión Local, sin que quede ya margen para nuevas inyecciones de dinero, salvo recurriendo irresponsablemente, como ya se ha hecho, a un incremento del endeudamiento hasta niveles suicidas. Que de esos niveles ya andamos cerca, si es que no los hemos sobrepasado.
El bueno de Corbacho, siguiendo el ejemplo de su jefe, anticipa que ese dato ya no será tan malo como el año pasado. Podría ser cierto, pero no tiene ni un solo argumento ni dato contrastado que lo avale, salvo por el hecho de que tarde o temprano la caída, salvo que nos despeñemos definitivamente presa del pánico, tenderá a suavizarse. Pero hacer anuncios optimistas sin ningún respaldo solvente ni datos en que basarse es una de las especialidades de Zapatero, que da ejemplo de su irresponsabilidad a los miembros de su gabinete. Y le imitan, claro, confiando en que surta con ellos el mismo efecto que con las mentiras del presidente.
Pero por si acaso, Zapatero ya ha encontrado nuevos culpables de la crisis, aquella para la que nos dijo que estábamos más preparados que nadie. Bush no podía seguir sirviendo indefinidamente de coartada. Los culpables ahora son la CEOE y, por extensión, el PP. A pesar de que Zapatero lleva seis años gobernando. Es por eso que cuando los sindicatos apesebrados deban, a la vista de su descrédito, iniciar las campañas de movilización, en sus pancartas no se culpará ni a Zapatero ni al Gobierno. Hemos de verlo, no lo duden.
Pero, por si ello fuera poco, la gripe A parece ya descontrolada. Las autoridades sanitarias anuncian que los nuevos contagios de la semana pasada pueden superar los 12.000. La tasa de contagio de una gripe fuera de control en una población no inmunizada tiene una progresión exponencial. Dependiendo del periodo de incubación y de los días en que cada nuevo contagiado comience a expulsar virus, en poco más de un mes, las posibilidades de contagio de cualquier ciudadano que haga vida normal serán próximas al cien por cien, opinión con la que no coinciden nuestras autoridades sanitarias, como era esperable.
De momento no se cuenta con vacuna testada, ni las previsiones de vacunación del Gobierno alcanzan a todos los grupos de riesgo. No habrá vacunas para todos: uno de los escenarios más dramáticos al que se pueden enfrentar las autoridades sanitarias de cualquier país, como están experimentando en el hemisferio sur, en pleno invierno y sin vacuna. ¿A quién excluir? Se habla, por ejemplo, de vacunar a los niños hasta los catorce años, cuando todos los alumnos, sea cualquiera su edad, son evidentes grupos de riesgo por su facilidad para el contagio. Pero más grave aún, los ancianos quedan fuera de las previsiones de vacunación. Se argumenta que ya estuvieron expuestos a cepas similares en los cincuenta y que guardan recuerdo inmune. Algo que no ocurre con los adolescentes, que también han sido excluidos.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos ha establecido cinco grupos de riesgo, entre los que tampoco se encuentran los ancianos, pero que alcanza a 159 millones de personas e incluye a los jóvenes hasta los 24 años. En Francia se ha incluido a todos los jóvenes hasta los 18 años.
De momento, el Reino Unido y Francia ya han anunciado su intención de vacunar a casi toda su población.
No hace falta ser ministro para anticiparlo, porque en otoño acaba la temporada turística y en esa misma época finalizarán buena parte de las obras menores acometidas con el Fondo de Empleo para la Inversión Local, sin que quede ya margen para nuevas inyecciones de dinero, salvo recurriendo irresponsablemente, como ya se ha hecho, a un incremento del endeudamiento hasta niveles suicidas. Que de esos niveles ya andamos cerca, si es que no los hemos sobrepasado.
El bueno de Corbacho, siguiendo el ejemplo de su jefe, anticipa que ese dato ya no será tan malo como el año pasado. Podría ser cierto, pero no tiene ni un solo argumento ni dato contrastado que lo avale, salvo por el hecho de que tarde o temprano la caída, salvo que nos despeñemos definitivamente presa del pánico, tenderá a suavizarse. Pero hacer anuncios optimistas sin ningún respaldo solvente ni datos en que basarse es una de las especialidades de Zapatero, que da ejemplo de su irresponsabilidad a los miembros de su gabinete. Y le imitan, claro, confiando en que surta con ellos el mismo efecto que con las mentiras del presidente.
Pero por si acaso, Zapatero ya ha encontrado nuevos culpables de la crisis, aquella para la que nos dijo que estábamos más preparados que nadie. Bush no podía seguir sirviendo indefinidamente de coartada. Los culpables ahora son la CEOE y, por extensión, el PP. A pesar de que Zapatero lleva seis años gobernando. Es por eso que cuando los sindicatos apesebrados deban, a la vista de su descrédito, iniciar las campañas de movilización, en sus pancartas no se culpará ni a Zapatero ni al Gobierno. Hemos de verlo, no lo duden.
Pero, por si ello fuera poco, la gripe A parece ya descontrolada. Las autoridades sanitarias anuncian que los nuevos contagios de la semana pasada pueden superar los 12.000. La tasa de contagio de una gripe fuera de control en una población no inmunizada tiene una progresión exponencial. Dependiendo del periodo de incubación y de los días en que cada nuevo contagiado comience a expulsar virus, en poco más de un mes, las posibilidades de contagio de cualquier ciudadano que haga vida normal serán próximas al cien por cien, opinión con la que no coinciden nuestras autoridades sanitarias, como era esperable.
De momento no se cuenta con vacuna testada, ni las previsiones de vacunación del Gobierno alcanzan a todos los grupos de riesgo. No habrá vacunas para todos: uno de los escenarios más dramáticos al que se pueden enfrentar las autoridades sanitarias de cualquier país, como están experimentando en el hemisferio sur, en pleno invierno y sin vacuna. ¿A quién excluir? Se habla, por ejemplo, de vacunar a los niños hasta los catorce años, cuando todos los alumnos, sea cualquiera su edad, son evidentes grupos de riesgo por su facilidad para el contagio. Pero más grave aún, los ancianos quedan fuera de las previsiones de vacunación. Se argumenta que ya estuvieron expuestos a cepas similares en los cincuenta y que guardan recuerdo inmune. Algo que no ocurre con los adolescentes, que también han sido excluidos.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos ha establecido cinco grupos de riesgo, entre los que tampoco se encuentran los ancianos, pero que alcanza a 159 millones de personas e incluye a los jóvenes hasta los 24 años. En Francia se ha incluido a todos los jóvenes hasta los 18 años.
De momento, el Reino Unido y Francia ya han anunciado su intención de vacunar a casi toda su población.
En Europa hay discrepancias a la hora de establecer la población diana, salvo que finalmente sean las autoridades comunitarias las que establezcan los grupos de riesgo. Así, Alemania, como España, no ha incluido a los ancianos, mientras que sí lo ha hecho Italia.
¿Se imaginan que al drama del paro haya que sumar una epidemia que podría llegar a colapsar el sistema sanitario y vaciar aulas y centros de trabajo?
¿Se imaginan que al drama del paro haya que sumar una epidemia que podría llegar a colapsar el sistema sanitario y vaciar aulas y centros de trabajo?
Quizás veamos a los sindicalistas manifestarse, culpando, por supuesto, a la CEOE, con mascarilla. Ya han estado entrenando.
PD.: Como no habrá vacunas para todos, vayan tomando vitaminas. Refuerzan las defensas. Que la crisis (y ya de paso la gripe) nos pille fuertes.
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4 comentarios:
EEUU ya ha decidido que va a vacunar a los ancianos.
Lo comentaba Julio Andradas en mi blog en el post Zapatero no vacuna a los ancianos:"El Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos si ha decidido que se vacunen a los ancianos contra la gripe A.
Precisamente, hace un par de semanas venía una entrevista en el NYT donde el doctor Anthony Fauci confirmaba que se vacunarían a los colectivos de alto riesgo; niños,mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas, y mayores de 60 años".
El gran problema,Oroel, es que con los grupos de riesgo que ha determinado la Ministra Trinidad Jimenez un 60 por ciento de la población, 27,6 millones de españoles no tendrán acceso a la vacuna de la gripe A.
¿Qué razón puede haber para discriminar entre los que pueden y no pueden vacunarse?.
¿Quien determina y en base a que criterios,cuales son esos "servicios esenciales básicos"?.
¿Un profesor o maestro si es "servicio esencial" y un barrendero no, como pregunta con tino Javier Pol?.
¿Y las empresas públicas de transporte,y los pilotos de lineas aéreas?.¿Son o no son "servicios esenciales básicos"?.
Todos vivimos juntos y a menudo revueltos, y la lógica indica que todos debemos ser vacunados, a menos que se pretenda establecer un baremo nazi de importancia y valor entre unas vidas y otras.
Lo preocupante y revelador, es que en otros paises si se vacuna a los ancianos, y la Ministra Trinidad Jiménez no los incluye en los denominados "grupos de riesgo" que propone la OMS.
¿Un anciano inglés,italiano o alemán es más "básico"(siguiendo la terminología ministerial) que uno español?.
¿Se trata de un plan para reducir el déficit público a base de ahorrar en vacunas, y más adelante visto los resultados, en pensiones?.
Cuando una cree que ya lo ha visto todo en lo referente a este Gobierno, siempre nos sorprenden con "un más difícil todavía".
Natalia:
Te agradezco esa información sobre Estados Unidos. Resulta difícil encontrar información permanentemente actualizada sobre la cuestión, teniendo en cuenta que las autoridades sanitarias de todo el mundo están revisando continuamente los criterios para determinar los grupos de riesgo.
Sabrás que uno de los argumentos recurrentes de los relatos catastrofistas de ciencia ficción es el de las autoridades desbordadas debiendo discriminar los grupos de riesgo ante una pandemia de efectos letales. Decidir, ante la escasez de medios, quien debe morir y quien puede salvarse es una opción dantesca, terrible. No obstante, quiero creer y posiblemente sea cierto, a la vista de los datos que vamos sabiendo, que la enfermedad, aun tratándose de una cepa viral especialmente patógena, no produce esas altas tasas de mortalidad que tuvieron la peste medieval o, si me apuras, la gripe del 18, mal llamada española.
Pero ante una gripe tengo claro que uno de los más destacados grupos de riesgo es el de los ancianos. De hecho, sólo por la gripe, sola o acompañada de su secuela de infecciones concomitantes de tipo preferentemente respiratorio, provoca entre ellos un buen número de fallecimientos todos los años. Basta mirar las estadísticas de mortalidad en los meses de invierno. Suponer empíricamente que conservan recuerdo inmunitario de otras gripes antigénicamente similares es de un atrevimiento que roza la irresponsabilidad. ¿Y si no es cierto? ¿Se han hecho pruebas y estudios en que basar esa arriesgada decisión? Imaginemos que se equivocan. Las consecuencias serán terribles. Estremece pensarlo.
Y otro tanto cabe decir de esa edad de corte para los jóvenes: catorce años. Hay muchas clases donde conviven con chicos mayores de esa edad. ¿Los unos inmunizados y los otros no? ¿Y qué pasará cuando alguno de los no vacunados haya de ser hospitalizado por problemas respiratorios graves? ¿Qué pensarán las familias de los demás chicos no protegidos y expuestos a la enfermedad?
Porque aquí sí vamos a sufrir los efectos de esa crisis que el irresponsable de Zapatero negó que existiera y para la que, según él, estábamos mejor preparados que nadie. Vamos a ver cómo otros países cercanos con más recursos, con menos deuda, mejor preparados, ellos sí, para afrontar la crisis, se disponen a adquirir un volumen de dosis vacunales que les va a permitir inmunizar a prácticamente toda su población, mientras que aquí más de la mitad de la población va a estar expuesta.
Si la enfermedad se extiende y demuestra la gravedad que se teme, los servicios sanitarios españoles van a estar colapsados durante meses, y desde luego las tasas de mortalidad en los grupos de riesgo no inmunizados van a ser muy superiores a las de otros años. Si a ello unimos los efectos de la crisis, me temo que este invierno va ser, no sé si especialmente dramático, pero sí especialmente triste.
A la postre, esa va a ser la herencia de Zapatero: la tristeza.
Es que ante las evidencias,Oroel, los Gobiernos tratan de cubrir el mayor espectro posible.
Por ejemplo,el Gobierno británico había decidido que la vacuna para los ancianos era necesaria, dado que como ha indicado la OMS,el H1N1 alcanza rápidamente los bronquios y alveolos pulmonares y degenera en una neumonía viral, de difícil respuesta al tratamiento,asunto que en los ancianos es común y por tanto, las posibilidades de mortalidad altísimas.
Que en paises como USA,Inglaterra,Alemania o Italia se vacunen a los ancianos y en España no, sólo puede obedecer a una idiocia e irresponsabilidad absoluta o a una evaluación económica de lo que supone vacunar a un colectivo que alcanza los ocho millones.
Natalia:
El asunto es que no va a haber vacuna para todos. Si llega, llegará tarde, de octubre a diciembre -cuando, por ejemplo, hayan empezado las clases en todos los niveles educativos-, y en dosis insuficientes, y ya dicen que sin testar suficientemente. Posiblemente todos esos países que ya han asegurado la compra de dosis para toda su población ya hayan firmado contratos multimillonarios, comprometido fondos para ello e incluso adelantado cantidades a cuenta.
Si los problemas de abastecimiento para España son económicos, sería la demostración palpable de que la crisis es más grave de lo que nos están diciendo. Que es lo que yo creo. Pero en un caso como éste, la falta de prevención puede ser a la larga muchísimo más cara.
Porque a pesar de que de este Gobierno de “ingenieros sociales” y aprendices de brujo espero cualquier cosa, me resisto a creer que entre los cálculos que han hecho para excluir a los ancianos de los grupos de riesgo esté el de “aligerar” para el futuro próximo las cargas de la Seguridad Social. Sería demasiado monstruoso, incluso para ellos.
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