viernes, agosto 07, 2009

Infiltración social

Mierda de ecologistas, mierda de sindicalistas...

Dos causas nobles, el ecologismo y el sindicalismo, han sido prostituídas por la izquierda de este país, poniéndolas al servicio de su “causa” política. Todo mi respeto para los ecologistas o sindicalistas sinceros, que estoy seguro que los hay, pero todo mi desprecio para todos esos impostores, activistas políticos disfrazados de otra cosa, que enarbolan las banderas reivindicativas cuando gobierna la derecha y las guardan cuando lo hace la izquierda.

¿Recuerdan ustedes a los ecologistas de Nunca Mais? ¿Dónde están ahora?

La Junta reconoce que en Doñana hay 14 kilómetros con restos de petróleo

No es el primer vertido ni el único desastre natural ocurrido desde entonces, algunos incluso más graves en términos de recuperación medioambiental, que tardará décadas en producirse, y de vidas humanas -recuerden el incendio de Guadalajara-, pero ninguno como aquél suscitó tanta movilización.

Porque, como dice
Antonio Burgos, “las galletas de fuel del PSOE son completamente inocuas”.

No obstante, no exageremos: el de Doñana ha sido un vertido pequeño. Nada comparable con el desastre de
Aználcollar. ¿Recuerdan?

¿Y el sindicalismo español? Yo espero sus
manifestaciones del próximo otoño o incluso una huelga general... no contra la política económica del Gobierno, sino contra la CEOE y, por extensión, contra el PP. ¿Me equivocaré esta vez? Veremos. De momento están manteniendo un significativo silencio que hubiera sido impensable de haber gobernado el PP. No en vano, en el último congreso de UGT Zapatero les pidió “apoyo y cariño, petición a la que los congresistas respondieron con un cerrado aplauso.

Los ejemplos son abundantísimos y casi inagotables: recordemos las tensiones que generó la presencia del submarino
Tireless averiado en Gibraltar, durante el gobierno de Aznar, cuando la presencia luego de otros submarinos nucleares en aguas gibraltareñas ha sido constante, sin ningún tipo de movilización social.

Pero no son sólo esos ámbitos los infiltrados por la izquierda. En Zaragoza tenemos abundante experiencia de la diferente importancia que tienen, por ejemplo, los restos arqueológicos según quien gobierne en el momento en que aparecen. Los restos del subsuelo de la plaza del Pilar de Zaragoza -posiblemente los basamentos del antiguo templo y del foro romanos- fueron arrasados para construir dos aparcamientos. Los más que probables hallazgos permanecen secretos, al menos para el gran público. Gobernaba el PSOE. Por el contrario, los cimientos de un barrio musulmán de casas pobres de las afueras de la Zaragoza medieval, sin valor artístico o monumental alguno, impidieron la construcción de un aparcamiento en el Paseo de Independencia. Allí fue la Universidad, el profesorado de la Facultad de Filosofía y Letras, quien se movilizó y con ellos todo el asociacionismo vecinal para quienes la conservación de aquellos restos se convirtió en un asunto prioritario. Gobernaba el PP.

Porque las entidades vecinales son otro de los objetivos de infiltración del PSOE. El procedimiento es sencillo: sus dirigentes, normalmente sin preparación técnica adecuada, son contratados como
asesores.

Más de la mitad de los asesores de la DGA son o han sido cargos públicos

Esta, la infiltración social, es una de las armas más importantes del PSOE, con la que el PP nunca ha contado. La diferencia de medios y recursos a favor del primero es abrumadora. También lo es la desvergüenza con que los usa. Al fin y al cabo son recursos que pagamos todos. Peronismo puro.

"Los hipócritas también lloran, pero un poco después que los ingenuos" (Baura)
.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como destrocen otro de los pocos sitios que quedan con árboles de gran valor como la Gran Vía y no haya ninguna protesta antes, pasará como con la plaza del Pilar y de la Seo. Otra aberración más a sumar a la de los tiempos de Triviño

Oroel dijo...

Al anónimo:

Con los árboles pasa como con los restos arqueológicos: ganan valor, hasta ser intocables, si gobierna el PP, pero son contingentes e incluso molestos, prescindibles, si gobierna el PSOE.


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