domingo, octubre 11, 2009

Agustín de Foxá

Este año se cumple el quincuagésimo aniversario de su muerte.

Estamos hablando de uno de los grandes escritores españoles del siglo XX.

Melancolía del desaparecer.


Y pensar que después que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas,
que bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
se encarnará en la seda de las rosas.

Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida,
y que habrá nuevos cielos de escarlata,
bañados por la luz del sol poniente
y noches llenas de esa luz de plata,
que inundaban mi vieja serenata,
cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente.

Y pensar que no puedo en mi egoísmo
llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja;
que he de marchar yo solo hacia el abismo,
y que la luna brillará lo mismo
y ya no la veré desde mi caja.

Con motivo del aniversario de su muerte un grupo de personas pensaban celebrar un homenaje en Sevilla, que ha sido prohibido por la delegada de Participación Ciudadana, una tal Josefa Medrano, militante de Izquierda Unida: “Esta determinación se ha tomado por respeto a la memoria histórica y por evitar que el acto se convirtiera en una apología del franquismo”. No sé si el respeto a la memoria histórica que invoca esta concejala es el cumplimiento de la Ley que se conoce por ese nombre, pero si estas son las consecuencias de su aplicación, no cabe duda de que estamos ante una ley repugnante por estúpida y sectaria.

Memoria Histérica

Ni siquiera en el franquismo se prohibió la publicación o la representación de las obras de Federico García Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández o de personajes tan siniestros como
Rafael Alberti, tan brillante poeta y escritor como despreciable torturador éste último.

“Al fin, en la primera quincena del mes de diciembre de 1936, Rafael Alberti se puso en contacto con su hermano para darle noticias de Muñoz-Seca. «Lo fusilamos en noviembre». Estuvo encantador”.

Ni a estas personas censuró el franquismo. Yo leí sus poemas, publicados y de amplia difusión en vida de Franco. Yo leí las tres grandes tragedias de Lorca en la misma época, tragedias que por cierto no han leído quienes ahora pretenden ser sus únicos herederos ideológicos o intelectuales, ignorando que todos somos herederos de todos.

Pues si ni en el franquismo hubo esta censura, ¿cómo puede tolerarse en una pretendida democracia? ¿Es este su concepto de libertad? Cada día estoy más convencido de que bajo ese disfraz de falso progresismo se esconden personajillos con innegables pulsiones liberticidas y ninguna convicción democrática.

Pero no es eso lo peor. Fouché pronunció hace un par de siglos su famosa frase: “Fue peor que un crimen; fue un error”. Parafraseando libremente a Fouché y refiriéndonos a Josefa Medrano y a quienes piensan como ella también podríamos decir: “No es lo malo que sean fascistas -que lo son-: es que son gilipollas”.
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PD.: Acaban de dejar en el foro de opinión de este artículo un enlace interesantísimo: Prohíban, por favor.
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14 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que reconocer que los franquistas eran unos caballeros. Fusilaron a Lorca y dejaron morir en la cárcel a Miguel Hernández pero no censuraron sus obras. O, al menos, no mucho.

Anónimo dijo...

En el franquismo no hubo censura, simplemente se asesinaba a quien no pensaba como ellos.
Lorca, Machado,Hernandez, creo que son personas a las que jamas se deberia identificar con los asesinos que los mataron.
En fin desconocido amigo, la placided del franquismo no conocia limites, (que se lo pregunten a los miles de desaparecidos bajo las balas fascistas)

Oroel dijo...

A los dos amables e ignorantes anónimos:

Durante la Guerra Civil hubo una cruel represión por ambos lados y durante los primeros años tras finalizar la guerra la practicaron los vencedores sobre los vencidos, como ha ocurrido, lamentablemente en todas las guerras. Citar la que hubo en uno de los bandos, olvidando la que practicaron los otros mientras pudieron, sólo puede ser fruto del sectarismo o de la ignorancia.

No pretendo juzgar aquellos años. Mi artículo hace referencia a una estúpida represión ordenada hace pocos días por una persona que evidentemente no sólo no es culta, sino tampoco inteligente ni demócrata. Hace pocos días. Setenta años después de acabada la Guerra Civil.

La muerte de Lorca fue tristísima. Una canallada sin duda. Pero no hay que olvidar tampoco la angustia de Ramiro de Maeztu, eximio escritor que también murió, aunque a manos de los del otro bando.

Lloro por la temprana muerte de Miguel Hernández, cuyos poemas me han emocionado tantas veces. Pero que esa pena no nos haga olvidar a Pedro Muñoz Seca.

¿Se pueden citar los miles de desaparecidos bajo las balas franquistas olvidando los miles de desaparecidos bajo las balas republicanas?: Paracuellos, por ejemplo, con uno de sus responsables todavía vivo y homenajeado no hace mucho por Zapatero. Allí precisamente murió Pedro Muñoz Seca.

Centrémonos en la actualidad. ¿Es esto una democracia? Yo leí a Miguel Hernández, Machado, Alberti o Lorca en vida de Franco. Hoy se prohíbe un homenaje a Agustín de Foxá. ¿Fascismo? Sin duda. Pero, peor aún, gilipollez sin límites.

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:

Escribía Alejandro un interesante post sobre sectarismo del que tus amables anónimos no dejan de ser un buen ejemplo.

La idea de que el franquismo fue absolutamente ignominioso y que todo lo que estuviera en sus cercanías quedó, queda y quedará manchado y condenado para la eternidad, domina cierto sector del pensamiento (¿) español.

Para muchos es fácil afirmar “Santiago Carrillo tiene responsabilidades en los asesinatos de Paracuellos, lo cual no quita que hiciera una gran labor para facilitar en su momento la transición para la democracia”. No es difícil. No es difícil el diferenciar el Alberti torturador, del poeta; el Miguel Hernández propagandista del Vº Regimiento, del poeta y padre de familia. Pero para algunos no es posible.

Lo que es peor no se dan cuentan de que están en una pendiente de difícil retorno. Cuando se piensa que todo vale, incluso la pérdida de libertades de los oponentes, se está comenzando un descenso a las peores cualidades del hombre político. Es este un camino que en Europa hemos hecho y deshecho muchas veces y que los desmemoriados partidarios de la memoria histórica (ni historia ni memoria) deberían recordar: en esas pendientes se han despeñado ya los españoles.

La receta es sencilla, vieja e incluso lorquiana:

“En esos momentos políticos alguien le preguntó sobre su preferencia política y él manifestó que se sentía a su vez católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico. De hecho nunca se afilió a ninguna de las facciones políticas y jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos, por ninguna cuestión política. Tuvo una gran amistad con el líder y fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, muy aficionado a la poesía. El propio Lorca decía de él:
...José Antonio. Otro buen chico. ¿Sabes que todos los viernes ceno con él? Solemos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajadas, porque ni a él le conviene que le vean conmigo ni a mí me conviene que me vean con él. “
(Citado por Gabriel Celaya, Un recuerdo de Federico García Lorca. Roma, 1966.)


Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

Querido Carlos56:

Una cita excelente, que desconocía.

No deberíamos admitir este sectarismo extremo setenta años después, ni que, después de creer que habíamos recuperado la democracia, los fascistas e imbéciles (valga la redundancia), camuflados esta vez de pseudoprogres (¡cuántos ejemplos se observan cotidianamente!), vuelvan a recortar nuestras libertades.

Alejandro dijo...

Yo siempre he sido partidario de diferenciar claramente entre la calidad como artista de una persona y su vida particular o privada.

De esta forma, ni su excelencia artística debe eximirlo de sus crímenes, ni sus crímenes deberían empañar su obra.

Uno de mis directores favoritos, Alfred Hitchcock, era según leido, un personajillo bastante repugnante: Profundamente machista, misógino y con un punto maniaco-psicópata bastante siniestro. Y así muchos otros genios.

Yo desde luego no voy a permitir que su imperfecta condición humana me impida disfrutar de su obra. Pero tampoco consentiré que su genialidad me haga consentirle a un artista cualquier canallada sin que sufra las consecuencias merecidas.

En el caso de Agustín de Foxa, creo que habría que dilucidar si el homenaje era a su condición de artista, en cuyo caso lo permitiría sin duda, o si era un homenaje político, en cuyo caso la prohibición ya no me parece tan descabellada.

Alejandro dijo...

Ah, y creo que Antonio Machado murió de muerte natural en Francia después de marcharse a Francia hacia al final de la guerra.

A Miguel Hernández si que lo cuento entre las víctimas del franquismo ya que murió en la cárcel, aunque no ejecutado sino de enfermedad, pero vamos, para el caso...

A mi Miguel Hernández me parece un grandísimo poeta. Sus "Nanas de la cebolla" cantadas por Serrat me emocionan enormemente.

Su muerte fue una enorme desgracia para la humanidad pero en este caso no fue encarcelado por su obra poética, sino por haber luchado en el bando republicano. Es lo que tienen las guerras y la represión posterior. A los enemigos se los mata. Desde un bando y desde el otro.

La cuestión es, como dice Oroel, ¿debemos caer en los mismos errores y crímenes en que cayó el franquismo? ¿No se supone que somos (debemos ser) mejores que ellos?

El que los franquistas (golpistas, represores y asesinos) hicieran algo no justifica que nosotros tengamos o justifiquemos comportamientos, no iguales, por descontado, pero sí en la misma línea.

Carlos J. Galán dijo...

El franquismo ocultó a los autores ideológicamente opuestos durante los primeros años de la posguerra, luego ya se rindió a la evidencia y es verdad que no los ocultó. Pero en materia de crímenes y de censura, el franquismo no tuvo nada que envidiar a otras dictaduras.
Sin embargo, que el franquismo censurara, no justifica que en democracia se siga practicando.
En mi blog he escrito un artículo al respecto: http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2009/10/prohiban-por-favor.html
Un saludo

Cristóbal dijo...

Recomiendo no pasar por alto el enlace propuesto por mi tocayo. Un blog muy interesante que yo no tenía el gusto de conocer.

Gracias Carlos, de Carlos56.

Oroel dijo...

A Carlos56:

Verás que he subido el enlace al artículo, en la postdata.

Un muy buen blog, ciertamente.

luis del palacio dijo...

HOMENAJE A AGUSTÍN DE FOXÁ

Si don Miguel de Unamuno no se hubiera enfrentado verbalmente a Millán Astray en el Claustro de la Universidad de Salamanca, a los pocos meses del comienzo de la Guerra Civil, la “desmemoria histórica” que hoy padecemos le habría presentado como un inicuo seguidor del general Franco y la delegada de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla –una tal Josefa Medrano- habría negado el derecho a que un grupo de intelectuales organizara un homenaje a su memoria en el centro cívico El Tejar del Mellizo. Esto es exactamente lo que hace pocos días ha ocurrido, no con Unamuno, sino con un destacado poeta y novelista, que tuvo la desgracia de ser aristócrata y de no haberse enfrentado con quienes vencieron en la contienda fraticida. Me refiero a Agustín de Foxa, autor de “Madrid, de corte a checa”, una de las mejores novelas que se han escrito sobre el hecho más trágico de nuestra historia reciente, del cual se cumple este año el cincuentenario de su muerte.

La “sabia” decisión de la delegada de IU fue refrendada por una concejala, esta vez del PSOE –Montaño de nombre- quien, en un alarde de corrección política manifestó que “la Ley de la Memoria Histórica impide la exaltación de figuras relacionadas con el franquismo”

Esta es la realidad maniquea que se nos quiere imponer desde los poderes públicos: a quienes convivieron o incluso colaboraron de buena fe con el régimen anterior, se les considera unos apestados, indignos de cualquier homenaje, aunque, como en este caso, se tratara de uno exclusivamente literario.

Escritores, poetas y pensadores de valía, como José María Pemán, Rafael Sánchez Mazas, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Jacinto Benavente, Manuel Machado, Gregorio Marañón, Eugenio D´Ors, Laín Entralgo etc. son sistemáticamente ignorados por los próceres de la culturilla, cuyos guías espirituales en esta cruzada contra el franquismo son intelectuales de la talla de Bibiana Aido, Leire Pajín y el propio presidente Zapatero. No les conviene recordar –eso en el caso improbable de que alguna vez lo hayan sabido- que intelectuales republicanos tan destacados como el propio Marañón y Ortega y Gasset abominaron de los derroteros que había tomado la república desde que los frentepopulistas decidieran acabar con la legalidad y sembraran de terror las calles y los campos de España.

De esta criba a duras penas se han librado Dionisio Ridruejo y José Bergamín, pero sólo porque disintieron, aunque suavemente, de la dictadura. Y de los miembros de la Generación del 27, apenas se nombra a los que se quedaron (Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso) porque no encajan con el esquema de exilio, ostracismo o muerte que tratan de vendernos.

Se lee poco, aunque el mercado editorial sea pujante y apenas le haya afectado la crisis. Y como los guionistas de “Cuéntame” –ideario por entregas de lo bueno y deseable- jamás se han referido “al falangista Foxá”, yo les animo desde aquí a que se hagan con su novela y la lean: ese es el mejor homenaje que puede tributarse a un autor.

Anónimo dijo...

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gatomara dijo...

para más información: En 1.976, último año de la vida de Franco, Prensa Española publicó las "Obras Completas" de Agustín de Foxá. El Régimén censuró el tercer tomo. La imbecilidad es imbecilidad en dictadura o en democracia

Anónimo dijo...

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