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Uno de los discursos más bellos y emotivos que he leído nunca.
Desde luego no ha cedido a la tentación de lo políticamente correcto. Ha dicho lo que quería decir, y por eso ha irritado a muchos: a los socialistas, a los nacionalistas, al gobierno boliviano... Pero tampoco ha evitado la emoción.
Algunos párrafos:
Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor.
Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.
Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.
Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.
Detesto toda forma de nacionalismo, ideología -o, más bien, religión- provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento.
La patria no son las banderas ni los himnos, sino (...) la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.
1 comentario:
He estado paseando por bastantes entradas a lo largo del año. Me quedo sin dudarlo, de todas, con ésta.
Con independencia de la ideología en la que sabes que tanto me cuesta encontrar equilibro, tienes un muy buen blog.
Más en 2011.
Un abrazo.
Beatriz.
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