¿Ustedes dejarían que este individuo de la foto gestionara, por poner un ejemplo, las cuentas de su comunidad de vecinos?
Yo les recomendaría que no lo hicieran. Y conmigo creo que coincide nada menos que el Tribunal de Cuentas.
Pues, para nuestra desgracia, le hemos dejado gestionar mucho más, nada menos que el presupuesto de la Administración autonómica de Aragón durante doce años, y eso sin estar ni técnicamente preparado ni haber demostrado una acreditada probidad. Antes al contrario, el Tribunal de Cuentas parece haber hallado indicios de que no tiene ni una cosa ni otra. O de que se ha rodeado de quien no las tenía.
El máximo órgano fiscalizador del Estado ha remitido al Congreso un durísimo informe sobre la gestión presupuestaria del Gobierno de Iglesias durante los ejercicios 2004 y 2005. En estos tiempos de lucha contra el déficit es impresentable que un Ejecutivo autonómico maneje los recursos públicos como lo hace el de Aragón, según el documento de 267 páginas.
Esto dice el informe del Tribunal de Cuentas:
«Los presupuestos de gastos por programas no contienen objetivos e indicadores definidos y suficientemente explícitos. Esta circunstancia, unida a la carencia de contabilidad analítica, dificulta el conocimiento y análisis objetivo del coste y rendimiento de los servicios públicos».
«No existe base de datos de subvenciones concedidas ni recibidas por la Comunidad, ni el sistema de información contable permite conocer la relación entre la normativa y las correspondientes aplicaciones presupuestarias».
«No se consigue determinar el valor de los bienes que integran el patrimonio (…) El sistema contable no contempla el seguimiento individualizado de los gastos con financiación afectada, lo que impide conocer las desviaciones de financiación».
«Con respecto a las subvenciones concedidas sin convocatoria previa, no se acreditan las razones que justifican la concesión directa de las ayudas ni puede deducirse de las mismas la imposibilidad de someterlas a procedimiento de concurrencia».
Incide por ejemplo, en dos contratos de publicidad institucional adjudicados por «Presidencia» por valor de 9,6 millones de euros. Ambos fueron «prorrogados con incrementos en los precios que fueron excesivos» y, aunque el Tribunal requirió «expresamente» los cálculos, «no se han aportado».
Y así hasta una insólita lista de 38 irregularidades, incluida la imposibilidad de adivinar cuántos entes públicos existen y con qué personal.
A la vista de todo esto, me da la impresión de que el Gobierno de Aragón vivía en una peligrosa sensación de impunidad.
Pero el Tribunal de Cuentas tiene, al parecer, una función jurisdiccional distinta y complementaria de la principal función fiscalizadora.
El asunto es gravísimo y a mi juicio ya había antecedentes y motivos para que se hubieran pedido responsabilidades personales en los anteriores ejercicios fiscalizados. Las irregularidades de las que daba cuenta la prensa ante cada informe anual eran, a mi juicio, inaceptables en un Estado de Derecho. Pero yo no soy quien debe decidir. Yo hubiera sido, sin dudarlo, más riguroso, y hubiera actuado ya años antes.
¿Y si se están fiscalizando actuaciones con cinco años de retraso y a la vista del descaro que han ido acumulando a lo largo de los años, qué nuevas irregularidades no habrán cometido en los últimos ejercicios?
Pero es que tras las noticias sobre la fiscalización del Tribunal de Cuentas han surgido estas otras:
Bueno, pues de forma directa o indirecta, los aragoneses hemos pasado a ser accionistas de una empresa fabricante de avionetas que, gestionada por aficionados, ha ido a la quiebra, a pesar de haber engullido numerosos recursos públicos. Porque, ¿qué pinta el Gobierno de Aragón metido a empresario aeronáutico?
En estas cosas, con estos criterios y con esta opacidad se gastan nuestro dinero.
¿Quién puede extrañarse de que estemos en crisis y al borde de la quiebra?
Sólo espero que el Tribunal de Cuentas sea contundente.
Addenda 1:
Vean qué escribía yo en el año 2007:
Addenda 2:
.
2 comentarios:
Es el ejemplo perfect(uno más...) de la administración que ésta progresía tan preparada, cualificada y con tanta enjundia, ejecuta sobre los patrimonio y bienes públicos.
Son un cáncer,querido Oroel.
Una plaga.
Gobierno del PSOE ="combinación diabólica de impotencia y prepotencia".
Si me lo permiten, cuanto más lo leo, más me gusta el Sr. Martínez.
Y perdón por el Off Topic.
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