Era perfectamente previsible.
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Marcelino empezó a ver que las cosas no iban a ser a partir de ahora tan fáciles, y cedió su puesto, no precisamente de forma galante sino muy interesada, a su amiga Eva Almunia:
Pues ahora imagínensela, si gana, ejerciendo de presidenta del Gobierno de Aragón.
Aunque quien gobernaría sería su marido, mucho más inteligente (y por ello mismo más peligroso) desde la sombra.
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1 comentario:
Lo previsible es que el gobierno encuentre el resorte, el fiscal complaciente, el juez timorato… para bajar el cierre del grupo Intereconomía.
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