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Nacionalista es una de las cosas más estúpidas que se puede ser en esta vida.
O como decía Brassens: “Los nacionalistas son los imbéciles orgullosos de haber nacido en alguna parte”. (Aunque, ¡coño!, esa cariñosa definición no sirve con Montilla. Pero... ¿no habíamos quedado en que era socialista?)
Los ejemplos, lamentablemente, en lugar de disminuir, últimamente sobreabundan en España. Y es que ante el nacionalismo, la condescendencia es contraproducente. Porque Zapatero no parece haber comprendido que la obligación de defender el derecho de cualquiera a expresar sus puntos de vista no le obliga a defender tales puntos de vista. O quizás no los defiende, sino que se suma a ellos y los apoya por puro rédito electoral... que es lo más probable, conociendo al personaje.
Y esta es la opinión de Alfonso Ussía:
Copio parte de un comentario al artículo de Ussía que me parece particularmente lúcido:
“Pero lo que no entiendo es como conociendo el percal hay padres que mandan sus hijos a campamentos sectarios "a aprender euskera" a un campamento de secta de éstos. Es como meterse en la secta Moon aposta y después quejarte que te han robado el dinero. Si canta a la legua que le van a lavar el cerebro al chaval para hacer un abertzale de pro. Y si pueden convertirte en sicario etarra, mejor. ¡Coñe!, menos imbecilidad y menos mandar a los críos a fábricas de lavado de cerebro, a menos que esos padres quieran a sus hijos con el cerebro centrifugado y seco tras la sobredosis de txapela. Muy apestoso todo por los papás, por los batasuno-monitores y por todo. Un asco”.
Pero sobre el nacionalismo ha opinado mucha otra gente:
Esos campamentos vasco y catalán... esos monitores... me evocan otras épocas de la Historia. No debiéramos dejar que se repita.
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5 comentarios:
(En relación a la fotografía)
La triste poesía del destino: gran parte de esos jóvenes nacionalistas murieron en la Guerra que el nacionalismo había iniciado.
¿Lección de la historia? No lo creo, pues nadie parece aprender nada.
Un saludo. Carlos56.
Efectivamente, Carlos56, nadie parece aprender nada. Nosotros, los españoles, no.
Por cierto, hoy he tenido una interesante conversación con un amigo -más inteligente que yo, sin duda- que me ha hecho recapacitar. Todo lo que he escrito en este artículo es falso o erróneo. No es cierto que el nacionalismo sea lo más estúpido que se puede abrazar en esta vida. No al menos en España. Aquí le hemos dado una poderosa justificación: lo hemos hecho rentable.
Al final he llegado a la conclusión -o es de la que me ha convencido mi amigo- de que los verdaderamente tontos en España hemos sido precisamente los no nacionalistas, por ilusos, por ingenuos, por leales, por acomplejados. Inmensamente tontos.
Nuevas manipulaciones. Porque? Una parsona tan "ilustrada" e "inteligente", aunque sea menos que alguno de sus amigos.
Ve una noticia que critica a algún nacionalismo periférico (no al español, claro) y no se preocupa de contrastarlo. Simplemente se hace eco de una nueva mentira. No te lo voy a explicar, puedes encontrarlo en la red, al igual que encuentras tus mentiras.
Y mira que llegais a ser casposos y fachorrillos.
Seguis dandole vueltas a lo de la lengua.
Pero para que no se diga que porque soy nacionalista, aquí teneis dos enlaces para que os iluminen en vuestra pueblerina posición:
http://www.libertaddigital.com/sociedad/el-consejo-de-europa-felicita-a-cataluna-y-pais-vasco-por-la-normalizacion-linguistica-1276345923/
y
http://www.elconfidencial.com/cache/2008/12/12/espana_46_consejo_europa_reprende_espana_proteger_suficiente_catalan.html
¡Estos no-nacionalistas españoles!
Salid un poco y ver mundo, porque hay vida mas ayá de vuestra España imperial.
Querida Voz de la Conciencia:
Este artículo, “Esto es el nacionalismo”, habla de las prohibiciones de unos monitores a los niños de unos campamentos catalán y vasco y de la propuesta de multa a los taxistas de Barcelona que exhiban la bandera española. Una ideología que necesita o justifica este tipo de comportamientos para imponerse es objetivamente una mierda de doctrina, algo repugnante desde los puntos de vista intelectual y moral.
Pero aunque habláramos de la lengua, no te enteras: no estaríamos refiriéndonos a la lengua, sino a los derechos. A mí el idioma me importa una higa. Es un tema particular de cada cual. Debiera serlo. ¿Pero de qué habla ese comité de expertos?
El idioma es un instrumento de comunicación, desde el punto de vista de una persona normal, no nacionalista. (Ya ves que doy por supuesto que un nacionalista no es una persona normal, pues abraza una doctrina primitiva, apenas evolucionada y sólo un escalón por encima del integrismo religioso: véanse esos monitores cretinos y nacionalistas, valga la redundancia) Para un nacionalista es otra cosa: una seña de identidad, un factor diferencial en que sustentar la demanda de un tratamiento jurídico diferente (y a ser posible privilegiado) y, peor todavía, un instrumento para la construcción nacional. La nación se basa en un pueblo que hay que modelar y uniformizar para que sea posible diferenciarlo del resto, y qué mejor instrumento que dotarlo de una lengua diferente imponiendo una y proscribiendo la otra o las otras. La lengua es lo de menos; lo importante, lo grave es la imposición y/o la proscripción.
Responde: ¿se multa por rotular en castellano? Mientras uno mantiene su negocio sin rotulación puede pasar desapercibido. En cuanto rotule en castellano será multado. ¿Pasa en algún otro lugar de Europa?
¿Se puede estudiar en castellano en Cataluña? Parece que en alemán sí. Las hijas de Montilla estudian en alemán. En castellano, no.
En fin, imagínate por donde me paso yo la opinión de esos pretendidos “expertos”. Que midan el éxito de una determinada política lingüística por el grado de implantación de una lengua, obviando los métodos empleados para conseguir esos resultados, aunque sean unos métodos claramente fascistas deja bien patente el nivel de esos “expertos”.
Y respecto a que seamos fachillas o casposos, no creo que nadie que nos conozca, ni a Carlos56 ni a mí, puede sostener eso. Al revés, somos, y me permito hablar también por él, dos personas modernas, divertidas, tolerantes y seriamente comprometidas en la defensa de las libertades ciudadanas. Al revés que tú.
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