Decíamos hasta hace poco que al menos Felipe González, a pesar de que nos dejó España, su economía, como un solar, tenía sentido de Estado. Hoy ya sabemos que tampoco.
Ni siquiera tiene memoria. Y si la tiene, entonces es que no tiene vergüenza.
El tipo ha escrito un impagable artículo junto con Carme Chacón (la que se definió a sí misma como la “niña de Felipe”); impagable porque demuestra de forma explícita y ya sin disimulos donde está el PSOE, todo él, hoy mismo: le sobra la E, sin ambages. Ya no queda socialismo español en España. Hay, posiblemente, algún residuo de socialismo -ni siquiera creo que este multimillonario que dicen que es hoy Felipe lo sea-, pero no creo que sea español.
El tipo ha escrito un impagable artículo junto con Carme Chacón (la que se definió a sí misma como la “niña de Felipe”); impagable porque demuestra de forma explícita y ya sin disimulos donde está el PSOE, todo él, hoy mismo: le sobra la E, sin ambages. Ya no queda socialismo español en España. Hay, posiblemente, algún residuo de socialismo -ni siquiera creo que este multimillonario que dicen que es hoy Felipe lo sea-, pero no creo que sea español.
Creo que si Felipe González mantenía -y creo que así era- alguna autoridad moral y la confianza de muchos socialistas dentro de su partido, las acaba de traicionar con este artículo. Si pensaban que era un hombre de Estado, ya ven que no. Si pensaban que era un socialista español, ya ven que tampoco.
Lean y juzguen por ustedes mismos.
Felipe González fue uno de los padres de la LOAPA -recuerden: Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico-, pactada con la UCD en 1982, poco antes de llegar al poder, que luego el Tribunal Constitucional capó como consecuencia del recurso de los partidos nacionalistas, negándole el carácter armonizador y orgánico, para dejarla convertida en simple Ley del Proceso Autonómico.
Y recuérdese que fue Alianza Popular, mal hecho, quien legisló la obligación de conocer el gallego en Galicia, y que fue Felipe González, bien hecho entonces, quien recurrió ante el Tribunal Constitucional, que le dio la razón en 1986.
¿Qué ha cambiado desde entonces? Porque la Constitución sigue siendo la misma. Quizás el que ha cambiado es Felipe González.
El artículo de Felipe González y Carme Chacón es merecedor, más bien necesita, una amplia y documentada refutación, seguramente con argumentación más técnica que los simples comentarios periodísticos o la que yo mismo, un profano en la materia, pudiera aportar. No obstante, y a la espera de que esa refutación de carácter académico se produzca, adelanto lo que he podido leer sobre el tema.
¿Nación de naciones? Eso es un artefacto conceptual de muy difícil digestión, que me recuerda al misterio de la Santísima Trinidad. Pero si la religión -al cabo una cuestión de fe- permite incursiones en terrenos situados fuera de la lógica, el Derecho está obligado a moverse en la más estricta precisión terminológica, en la exacta exposición de sus premisas y conclusiones y en la lógica más cartesiana y rigurosa. Cabe la retórica, pero no la poesía. Estoy absolutamente convencido de que ni González ni Chacón saben qué han querido decir ni sabrían cómo explicarlo. Y mucho menos cómo se permiten emplear para argumentar jurídicamente su posición sobre el tema un término que no figura en la Constitución. Porque si no figura en la Constitución, no existe jurídicamente. ¿Ellos opinan que España es una Nación de naciones? La Constitución lo niega. Y si quieren que España sea una Nación de naciones deben proponer una reforma constitucional que recoja ese término, ese artefacto conceptual, y someterlo al trámite correspondiente, consulta popular incluida. Y mientras tanto, por la responsabilidad moral del uno como expresidente y la institucional de la otra como ministra, callarse. Dejarse de innovaciones y afirmaciones categóricas dando por existente lo que no existe.
Por cierto, que la ministra todavía está sujeta al mandato, voluntariamente asumido con su promesa de guardar y hacer guardar la Constitución, cuando accedió a su cargo.
El artículo es pavoroso desde muchos puntos de vista. No pretendo agotar su análisis.
La inmersión lingüística -una indudable vulneración de derechos ciudadanos- aporta, según ellos, cohesión a Cataluña. Fastuoso. ¿Deben sacrificarse los derechos ciudadanos en aras de esa cohesión? Si el idioma elegido fuera el castellano, me permito conjeturar, en definitiva un idioma único para todos, también habría cohesión. Porque, ¿la cohesión se logra imponiendo un único idioma? ¿Y no importa entonces la cohesión española? Como acertadamente señala Pedro J. Ramírez y antes le oí a Albert Rivera, se pretende la diversidad española (que es lógicamente respetuosa con una ciudadanía diversa) pero la uniformidad catalana (que sólo puede logarse por la imposición).
Hemos de poner de manifiesto, dicen, que “la Constitución de 1978 fue un punto de encuentro y de partida”, con lo que asumen la trampa desleal de los nacionalistas, para quienes la Constitución no fue ni un punto de llegada, una meta por tanto, ni un marco de convivencia, sino un camino hacia sus objetivos. Unos objetivos asumidos como propios hoy por el socialismo. Hemos de poner de manifiesto, vuelven a decir, que “la concepción de España como "Nación de naciones" nos fortalece a todos”. Afirmación indemostrada y seguramente indemostrable. ¿Cómo nos fortalece, de qué modo, en qué y en qué medida? Porque muchos lo único que vemos es que los únicos fortalecidos son los nacionalismos identitarios, cada vez más cerca de su objetivo, toda vez que ni siquiera les hace falta detentar el poder para que sea el mismo PSOE el que asuma y luche por sus objetivos.
Decía hace poco Rodríguez que el Partido Socialista es el que más se parece a España. No creo que sea cierto. Hoy sólo representa a los desafectos con la idea de España, a quienes precisamente no se sienten españoles, a quienes se “sienten nación”… otra nación.
Este artículo que hoy glosamos es la prueba.
Espero que políticos y juristas lo analicen y desmonten argumentalmente.
.
5 comentarios:
¿Qué González no tiene vergüenza?. Vamos hombre …
- Otan de entrada no.
- Otan de salida tampoco.
- Expolio y venta de Rumasa.
- Liquidación del tribunal constitucional.
- Creación y mantenimiento del gal.
- Ascenso del Coronel Galindo al generalato.
- Acompañamiento en manifestación a la cárcel de Guadalajara de sus cargos convictos.
- Escuchas al Rey, y a la oposición.
- Atentado contra Aznar, (a aquel al que llamaba el del bigotito)
- Captación y silencio del juez que le asignó la etiqueta de mister X.
… y esto en un minuto y sin tirar de archivo.
¡Ni la tiene ni la tuvo entonces!
¡Ja, ja, ja…! Buena memoria.
¿Sabes?, yo a González le notaba cuando mentía. Y mentía mucho, pero se le notaba. A Zapatero no se lo noto. Es o muy buen actor o un iluminado que se cree sus mentiras. Creo que es un tremendo actorazo. Compara su tono arrogante y agresivo de los buenos tiempos, su firmeza, con su tono templado, persuasivo y casi implorante de algún tramo del último debate sobre el estado de la Nación, tal como señalaba “El eterno pasmado” en su blog.
Pero sí, González no tiene vergüenza, ni la tenía entonces. Pero el cambio de argumentos y trayectoria es significativo.
Rayos!!! El atentado contra Aznar fue obra de Felipe González??
¡¡Primera noticia!!
Y me alegra que Oroel comparta mi gran admiración por ZP. ¡¡El Oscar ya!!
¡Alejandro, disimula un poco tu juventud, hombre!
En el atentado contra Aznar hubo dos episodios que le hicieron a FG digno a mis ojos del apelativo de sinvergüenza.
a) Pocos días antes del episodio le disminuyeron el equipo de seguridad. Precisamente eliminaron los agentes de contra vigilancia (encargados de peinar los recorridos y observar posibles seguimientos).
b) No se dignó a hacer una visita al hospital al jefe de la oposición, ni de los agentes heridos, o cualquiera de los treinta heridos o un ama de casa asesinada. (Qué otra cosa esperar de quién se resistió como gato panza arriba de atender en cualquier modo a las víctimas del terrorismo).
Quizás no pueda achacarse al propio FG, pero indigna fue la actitud de la prensa / radio / televisión que acusaron al propio Aznar de:
i) Atentado pactado.
ii) Beneficiarse electoralmente del atentado.
iii) Utilizarlo inmisericordemente para desgastar a FG ¡el pobre, pringado en el Gal y la financiación del partido!
No pretendo discutir sobre el caso, pero creo que queda claro cuál es la razón por la que lo incluí en mí rápida e improvisada lista de agravios.
Un abrazo. Carlos56.
Pues nada, gracias por iluminar mi ignorancia.
La verdad es que todo aquello me pilló muy jovencito.
Publicar un comentario