lunes, julio 13, 2009

Financiación autonómica: cuestión de principios

Este asunto, más que ningún otro, va a dejar clara la ausencia de principios de Rodríguez Zapatero, a quien algunos ingenuos todavía siguen considerando socialista. Por si a alguien le quedaba alguna duda.

El reparto de la financiación autonómica es ante todo una cuestión de principios, y no solamente de dinero. Pero creo que a estas alturas ya debería estar más que claro que Zapatero no los tiene (principios). Tampoco dinero, pero para eso está la deuda. Es el recurso del socialismo: el que venga detrás (nuestros hijos: qué futuro más negro les estamos labrando) que arree. ¿Principios decía?: todos los españoles son iguales ante la ley, sin que quepan privilegios por razón de territorio, por ejemplo. Más: solidaridad interterritorial y convergencia económica. ¿Tiene Zapatero esos principios? ¿Demuestra tenerlos? ¿No son esos, nos decían, algunos de los principios indeclinables del socialismo?

Copio el artículo de Pedro G. Cuartango en el Mundo de hoy, porque me parece una buena síntesis de los defectos del nuevo sistema de financiación, al que incorporo mis apostillas.

El sistema de financiación autonómico presentado por Elena Salgado me parece inaceptable por diez razones que a continuación expongo:

1) Es regresivo porque la cesión de impuestos aumenta las diferencias entre las regiones más ricas y las más pobres, que tienen menos poder de recaudación.

Quiebran los principios constitucionales de igualdad y de solidaridad y el principio europeo de convergencia económica.

2) El Estado dispondrá de menos fondos para repartir en la medida que incrementa la financiación a las comunidades.

El Estado sigue perdiendo competencias y recursos en su imparable caída hacia la irrelevancia. Y sin Estado que la sustente ni, llegado el caso, la defienda, no habrá Nación. Que es lo que quieren los nacionalistas. ¿Es también lo que quiere Zapatero?

3) El reparto de los fondos adicionales de 11.000 millones de euros es desigual. Cataluña es la gran favorecida, ya que se lleva el 35% del total.

Es el caladero de votos de Zapatero, la que le dio la victoria en las pasadas elecciones generales. Sin los votos de Cataluña, computando los del resto de España, Zapatero hubiera perdido.

4) El aumento de la financiación a las comunidades va a aumentar en un 1% el déficit del Estado.

El Gobierno ha puesto, dicen, 11.000 millones adicionales. Mentira. Los pondremos nosotros. O endeudaremos a la generación futura. Una gravísima irresponsabilidad. Expropiando el futuro, como dice más adelante Pedro J. Ramírez.

5) El nuevo sistema supone un estímulo para que las comunidades gasten más en una espiral que carece de límite.

Nos hemos pasado de frenada, pero no se ve a nadie dispuesto a enmendar el que es el más trágico error de nuestra generación.

6) De nada vale que el Estado asegure una misma financiación per cápita para los servicios básicos si luego las comunidades dedican el dinero a lo que les viene en gana.

Valgan como ejemplo las
embajadas catalanas.

7) No hay criterios objetivos para repartir el dinero. La prueba es que se crean cuatro fondos adicionales para compensar a las comunidades más perjudicadas.

Sí hay criterios objetivos: la conveniencia política de Zapatero.

8) Se ha negociado sin ninguna transparencia, dejando de lado al PP, a diferencia de lo que sucedió en 2001.

Ha quebrado también el principio de multilateralidad. No todas las comunidades, ni sus habitantes, somos igualmente importantes para el Presidente.

9) Vulnera el principio de cohesión porque hay comunidades como Cataluña que, con ingresos muy superiores a la media, reciben transferencias mayores a la media.

10) Ha sido el resultado de presiones políticas, diseñadas en función de los intereses electorales de Zapatero.

¿Quién manda en España?

Y dos comentarios que me parecen especialmente significativos y acertados, que suscribo en su integridad:

Más dinero para los ricos

Comentario de Pedro J. Ramírez. 13 de julio de 2009.

Y aquí en Aragón, como era perfectamente previsible,
Marcelino Iglesias muestra su satisfacción.

No analiza ni opina: solamente representa un papel. Bien triste y deslucido, por cierto.
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PD.: El análisis de Martín Ferrand tampoco es malo: Tropelía autonómica.
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