sábado, marzo 29, 2008

Federico

No me gusta el tono de Federico Jiménez Losantos, aunque reconozco estar muy de acuerdo con casi todo lo que dice.

No obstante, considero que tiene derecho a emplear el tono que mejor se le acomode y que considere que atrae más oyentes a la emisora en la que trabaja. Cosa que parece que va consiguiendo. Le asiste, insisto, todo el derecho del mundo.

Pero precisamente su tono, que no el fondo -cargado de razón- de lo que dice, encierra un peligro tremendo para el principal partido de la derecha: que se le acabe identificando con él o, peor aún, que se le atribuya la dirección ideológica de ese partido. Y ese es un peligro fácilmente soslayable, que Rajoy no ha querido o sabido sortear. Basta con desmarcarse pública, suavemente, pero con energía: “Coincido -por ejemplo- plenamente con muchos de los planteamientos del señor Jiménez Losantos. Con otros, no tanto. Pero en cualquier caso, respetando su derecho a la libertad de opinión y expresión, debo decir que el Partido Popular decide su política autónomamente, y que unas veces podremos coincidir con lo que el señor Jiménez Losantos opine, y otras no. Agradezco su apoyo cuando nos lo da, y agradezco también sus críticas, aunque no las comparta, en la medida en que puedan suponer un acicate y un estímulo. Pero insisto, nuestra política es autónoma e independiente de las opiniones de Jiménez Losantos”. Si yo fuera Rajoy hace mucho que hubiera hecho este discurso y hubiera dejado las cosas claras.

Pero, como digo, suelo coincidir con los planteamientos de Federico Jiménez Losantos. Mucho más con lo que escribe que con lo que dice -por el tono con que lo dice-.

He aquí un ejemplo:

El gran debate del PP
.
Yo mismo podría haber escrito ese artículo, no con tanta brillantez, por supuesto. Lo suscribo en su integridad.

Y hago mías sus preguntas: “¿cuál es el modelo de España que va a defender de verdad el PP en esta legislatura? ¿El de la "cláusula Camps" o el de la resistencia constitucional de Aguirre?”

Son cuestiones fundamentales a las que en esta pasada legislatura el PP no ha sabido dar una respuesta adecuada ni ofrecer una doctrina definida y clara. De ahí que tengamos, lamentablemente, que seguir formulándolas.

4 comentarios:

Sr. Editor dijo...

En total acuerdo, totalísimo :-)

Parece que este tema esta de moda, hace unos días también me dio por escribir sobre él y creo que coincidimos. Lo de estar de acuerdo más en cómo escribe que en cómo lo dice, es una verdad como una catedral.

Saludos, vecino.

winston dijo...

Observo, estimado Oroel, cómo en ocasiones plantea Vd. -involuntariamente supongo- debates que ya en su planteamiento reflejan un carácter a mi modo de ver claramente perversos. Ya sucedió hace meses con la coletilla de "Acebes y Zaplana", el lado oscuro, al parecer, del PP y cuya defenestración era por tanto paso obligado en cualquier intento de renovación. Fíjese que en ningún medio o foro se plantea si ZP debe desmarcarse o no de los dictados del grupo PRISA, pero en cambio se repite ad nauseam que FJL es no ya el ideólogo del PP sino su auténtico patrón. Plantear una declaración como la que Vd. formula es, además de ponerse a la defensiva y dar la razón a los voceros fachirrojos, totalmente injusta: El Sr. Rajoy no tiene que decir que es autónomo respecto a FJL porque son muchas las ocasiones en las que ambos no coinciden, no tanto por lo que el primero con respecto al segundo dice o hace como por lo que no hace o calla. A pesar de su gran influencia, que yo sepa Federico nunca ha aprovechado su posición para influir en las decisiones internas del PP, a excepción del caso de Gallardón, en el cual todo lo que tenía que decir lo ha dicho siempre abiertamente.

En cuanto al tono en el que FJL se expresa, es cuestión de gustos. A mí sí me gusta y en muchas ocasiones pienso que se queda muy corto. Por ejemplo, en el tema del aborto.

Oroel dijo...

Sus interpelaciones, amigo Winston, siempre dan mucho juego.

Empezaré por el dúo Acebes y Zaplana. Ambos me parecen personajes políticamente muy estimables.

Viví intensamente, como todos supongo, el 11-M y siguientes. Y he leído reportajes sobre la actuación de los miembros del Gobierno aquellos días. Frente a los que acusan a Acebes de mentir, cabe oponer que tardó unas horas en informar, y que lo hizo a lo largo de aquellos días, en que permaneció casi sin dormir y agotado, cada pocas horas. Acusarlo de mentir, y más por los que luego ignoran o disculpan la trama de mentiras urdida por Zapatero y Rubalcaba sobre las negociaciones con ETA, me parece de una indignidad incalificable.

Y respecto a Zaplana a lo largo de estos años ha tenido un comportamiento caballeroso que nadie podría tachar de extremado, ni bronco. Más aún, su comportamiento de estos últimos días me parece encomiable, cuando a pesar de manifestar su disposición a no continuar en el cargo de portavoz, ha seguido negociando con el PSOE la composición de la Mesa del Congreso y sido el único miembro del PP que aparentemente permanecía en su puesto.

Sin embargo, están quemados. Estaban muy quemados. No me pregunte por qué. Por lo que sea, su permanencia en puestos claves contribuía a incrementar el rechazo que suscita el PP, y que los resultados electorales han demostrado, y que el PSOE ha explotado con la habilidad que le caracteriza. Uno de los, para mí, misterios de la política es el hecho de que alguien, por razones que se escapan a la lógica, suscita un rechazo general, que nadie sabría explicar. Y teniendo en cuenta que un partido político es un proyecto colectivo, la presencia de unas personas “quemadas” no debería lastrarlo. Es duro, es injusto... pero las cosas son así.

El PP, a cambio y en buena lógica, podría aplicarse en una táctica similar respecto a los moratinos o bermejos del Gobierno, pero sin caer en la trampa de Zeta de desviar hacia ellos las críticas (que es lo que pretende con su nombramiento, si es que se confirma).

Respecto a Federico J.L., su tono es demasiado extremado. E insisto: su tono. En el fondo le doy la razón en el noventa por ciento de las ocasiones. Pero no en la forma. Y ese tono hace que se le catalogue en la “extrema derecha”. Una estupidez, lo sé. Porque F.J.L. es una persona sobre todo liberal e intachablemente demócrata por lo que sé. Pero el desmarcarse de su discurso es un acto relativamente sencillo, escasamente costoso y además cargado de razón, con lo que se podría desmontar de un plumazo la burda estrategia del PSOE de asimilar el tono de F.J.L. con el supuesto extremismo del PP. Es decir, las maniobras propagandísticas del PSOE, que es un auténtico maestro, exigen reacción, y reacción inteligente; nunca dejar que calen en la opinión pública por falta de respuesta.

No sé si me he conseguido explicarme.

Un cordial saludo.

Oroel

Anónimo dijo...

Veo que por fin has asumido cuales son las reglas del juego.

Es el primer paso para ganar. Si el resto del PP lo hace tendrá alguna oportunidad.

Es posible que el Sr. Winston tenga razón desde el punto de vista estrictamente lógico, pero esto es marketing, y en el marketing se juega con sentimientos, emociones, percepciones...

Los consumidores no se comportan racionalmente, y los votantes son consumidores. Si no se comprenden las motivaciones REALES de tus clientes, nunca conseguirás que te compren, esto... que te voten.

Un saludo


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