No puedo pronunciarme sobre estas cuestiones, ni sé si esta información si veraz o no, pero me ha parecido interesante. domingo, marzo 11, 2007
Información sobre el 11-M
No puedo pronunciarme sobre estas cuestiones, ni sé si esta información si veraz o no, pero me ha parecido interesante. El discurso de Gettysburg
Hoy escribía Cayetana Álvarez de Toledo, tras haber participado en la gran manifestación de ayer, su convencimiento de estar en el bando de los buenos. Un convencimiento que comparto, pese a no haber podido asistir. Fue un buen discurso el de Rajoy ayer. Y puesto que se trataba de reivindicar la justicia para tantos muertos y heridos por el terrorismo, bien pudieran haber servido también estas palabras de Abraham Lincoln, en su famoso discurso de Gettysburg:
“Más bien es a nosotros a quienes toca dedicarnos a la gran tarea que tenemos por delante: aumentar, por estos muertos honorables, nuestra devoción a la causa por la que ellos ofrecieron la última gran prueba de su devoción; dejar claro aquí, por encima de todo, que estos muertos no murieron en vano; que esta nación, bajo la mirada de Dios, nacerá de nuevo en libertad y que el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, no desaparecerá de la tierra.”
Una palabras que después de haber excarcelado a De Juana Chaos jamás podrá pronunciar Zapatero; no sin mancharlas.
El chiste de hoy

"¡Eh!... Yo tengo un vídeo que demuestra que quien de verdad traicionó a los saharauis fue José Mª Aznar."
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Como la vida misma. Zapatero y Pepiño: no hay que dejar ninguna causa, ninguna idea, ninguna bandera sin traicionar. ¿Queda en España gente de izquierdas con dignidad?
sábado, marzo 10, 2007
“Agitación callejera”
La derecha ha decidido manifestarse, y lo hace tantas veces como quiere, cada vez con más energía y convicción, cada vez con más afluencia de gente, literalmente harta de la prepotencia socialista, del sectarismo desmedido de Rodríguez Zapatero y de su vergonzosa claudicación, ahora, ante ETA. Las descalificaciones y argumentos del PSOE son una demostración de su nerviosismo.
1.- Quienes llevan toda la vida ocupando la calle a la menor oportunidad hablan ahora de “agitación callejera”. No se debe acordar María Teresa Fernández de la Vega, que es quien ha empleado ese término, de las manifestaciones convocadas o apoyadas por el PSOE en la pasada legislatura: Prestige, guerra de Irak, 11-M. No les importó ni la vulneración de la jornada de reflexión ni los asaltos a las sedes del PP, por los que todavía no han emitido ni una palabra de condena. Pero ahora, después de ese pasado todavía fresco, se permiten hablar de agitación callejera. No creo que los ciudadanos sean tan desmemoriados, pero, por si acaso, nuestro deber es recordarlo.
2.- No es el recurso a las manifestaciones lo que devalúa las instituciones, sino el uso abusivo y arrogante que viene haciendo Zapatero de ellas. Recordemos el anuncio que realizó del inicio de las negociaciones con ETA en el vestíbulo del Congreso y no en el hemiciclo. Dijo que lo anunciaría en el Congreso, y lo hizo, no ante los diputados y expuesto a sus críticas e interpelaciones, sino ante los periodistas. Qué listo y qué demócrata. Esa fue la primera vez que escabulló el bulto. Luego lo ha hecho varias más. Próximamente veremos a Rubalcaba, el ministro más socarrado de su gabinete, dar la cara por él y explicar la excarcelación de De Juana. A Zapatero le falta esa mínima gallardía.
3.- Han tratado de aislar al PP en las instituciones. Habrá que recordar el Pacto del Tinell, que debiera avergonzar a cualquiera que se considere demócrata. Y si a Zapatero no le avergüenza es porque sin duda no lo es (demócrata). Y habrá que recordar el ominoso “cordón sanitario” que aplican en el Congreso y en el parlamento vasco, para no debatir siquiera las iniciativas y propuestas populares.
No le han dejado al PP otro camino que la calle, ¡y se quejan de que la use! Es claro que les molesta el creciente éxito con que lo hace.
viernes, marzo 09, 2007
Expolio aragonés
Aragón se encuentra a la cola de España en deducciones fiscales, y lógicamente a la cabeza en recaudación y presión fiscal. No sólo tenemos las menores deducciones de la renta, sino que pagamos otros impuestos prácticamente desaparecidos en el resto de España, como el de Sucesiones. Porque los “éxitos” de nuestros políticos hay que pagarlos. Para ello, nos expolian.En Aragón en estos últimos años hemos puesto -nos han puesto- en marcha una televisión autonómica con unos índices de audiencia ridículos, por la que pagamos, la veamos o no, cincuenta euros anuales por habitante. Una familia de cuatro miembros, aunque tenga dificultades para llegar a final de mes, y con una nula capacidad de ahorro, que se tiene que privar de ir al cine o de otros caprichos, ha de pagar obligatoriamente el capricho de Biel: 200 euros al año, quizás más. No tenemos guarderías o residencias en cantidad suficiente para atender la demanda social, pero tenemos televisión.
Biel y Marcelino -citados por orden de importancia y poder- han puesto en marcha las comarcas, que es el mayor y mejor instrumento vertebrador del que se podría haber dotado el PAR. Un magno proyecto de captación clientelar, que, por cierto, pagamos todos. Caciquismo destilado, en estado puro, como en el siglo XIX.
Y el último capricho de Biel: Aragón ya cuenta con una compañía de la Policía Nacional, adscrita al Gobierno. Habrán notado la impresionante mejora de la seguridad ciudadana. ¿Saben quien la paga?: los aragoneses.
Pero no podemos olvidarnos de las empresas públicas en las que se agolpan los militantes de los partidos coaligados y los familiares de los altos cargos de esta Administración. Sus sueldos también salen de nuestros bolsillos.
Los padres de Aragón, a la cola en ventajas fiscales
Margaret Tatcher acuñó un pensamiento que nuestros políticos parecen desconocer: “¿El dinero?: mejor en el bolsillo de los ciudadanos”.
miércoles, marzo 07, 2007
Un diagnóstico preciso
Reproduzco aquí el artículo publicado en EL HERALDO DE ARAGÓN de hoy de la que fuera una magnífica parlamentaria en las Cortes de Aragón, Pilar Fierro Gasca. Sorprende que el Partido Popular se permita desperdiciar a una mujer de su talento.El abuso de poder
Montesquieu, Jefferson, Lincoln, Tocqueville, los teóricos y creadores de la democracia moderna advirtieron de un hecho que se cumple con la precisión de una ley natural: que el hombre investido de poder tiende a abusar de él. Y, fruto de esa constatación, definieron un elaborado sistema de contrapoderes que se ha ido perfeccionando con el tiempo para limitar el ejercicio absoluto del poder: la separación de poderes del Estado, la existencia de elecciones libres y periódicas que impiden la perpetuación de los gobernantes, la libertad de opinión e independencia de la prensa, un sistema parlamentario donde la oposición esté representada, con voz y voto... Nosotros hemos añadido algunos elementos garantistas más: el Defensor del Pueblo o, en Aragón, el Justiciazgo.
En este contexto de contrapoderes y garantías, el papel de la oposición no siempre es bien entendido, ni se le otorga la importancia que tiene. No sólo es una alternativa de poder, sino, más aún, un reducto de esperanza, que hay que mantener viva contra viento y marea, de que las cosas pueden hacerse de forma diferente y mejor. Pero, tan importante o más que lo anterior, la oposición ejerce el control del Gobierno, no para desgastarlo o impedir su legítimo ejercicio, sino para defender a la sociedad civil contra los abusos del poder. En ese sentido, la oposición debe entenderse como un aliado objetivo de la sociedad frente a las desviaciones de poder.
Las dos últimas legislaturas, pero especialmente esta que está a punto de concluir, se han caracterizado en Aragón por una vulneración sistemática y por los intentos de demolición del sistema de contrapoderes que caracteriza a la democracia. La negativa del Gobierno de coalición a dar respuesta a las preguntas presentadas por la oposición, a dar la documentación requerida y la información que tiene la obligación de aportar, está vaciando de contenido el legítimo ejercicio de la oposición. Las Cortes, como órgano de representación, se ven así privadas de sentido. Pero es que las recomendaciones y sugerencias del Justicia están siendo igualmente ignoradas y desatendidas, sin motivación alguna. Y todo ello cuando los informes del Tribunal de Cuentas, aun emitidos con un evidente retraso, han evidenciado graves irregularidades, que tienen toda la apariencia de haberse acentuado y multiplicado. Los intentos de silenciar a la oposición privan de información y garantías a la sociedad. Pero, aún así y gracias al papel de la prensa, las sospechas de desviación y abuso del poder se van tornando en evidencias.
Deberán tomarse medidas que eviten la perpetuación de conductas irregulares, negligentes o, quizás, incluso delictivas. Hay que romper con esta situación, antes de que se nos rompa definitivamente la democracia. Los intentos de mediatizar la independencia de los medios de comunicación deben abortarse mediante una legislación que impida o restrinja el empleo de fondos públicos para propaganda institucional sin ninguna utilidad social. Hay que revisar la utilidad y el sentido de buena parte de las empresas públicas, institutos autónomos y resto de organismos públicos, para determinar si son realmente útiles y si sirven, como deben, a los intereses generales. Conviene reformar el Reglamento de las Cortes y la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón para que puedan exigirse responsabilidades ante la negativa a suministrar la información requerida por la oposición. La falta de atención y cumplimiento de las recomendaciones del Justicia debe dar lugar igualmente a responsabilidades de algún tipo.
Y la Administración ni puede ni debería asumirlas subsidiariamente, sino que éstas deberían exigirse directamente a los altos cargos o funcionarios irrespetuosos con las normas. Las conductas que hemos venido sufriendo en esta última legislatura son sin duda más graves que una infracción de tráfico y no pueden sustanciarse con un simple encogimiento de hombros. La Administración no puede ser un reducto de impunidad. Y en esta última legislatura lo está siendo. Pero todo eso debería formar parte de un programa de gobierno que no parece que pueda asumirse ni presentarse con solvencia o credibilidad por quienes desde el Gobierno han vulnerado tantos principios.
Porque, en definitiva, cuando todo el complejo entramado de contrapoderes, trabajosamente levantado y que se ha revelado tan eficaz durante más de dos siglos y en tantos países, se está viendo desmontado desde el Gobierno, al final el único contrapoder efectivo es el voto ciudadano. Y ante tantas sospechas, que se van volviendo evidencias, hay que hacer un titánico esfuerzo de movilización social. Sólo el voto ciudadano puede rescatar una democracia que se nos está perdiendo por el sumidero.





















