miércoles, septiembre 14, 2011

Neolengua

En Cataluña la neolengua no es el catalán, sino, como en la novela de Orwell, 1984, el idioma del poder: la expresión oral del “doblepensar”.

Per un país de tots, l’escola en català.

La frase es antológica. ¿Que les parece un contrasentido porque excluye a los castellanohablantes? Se lo parecerá a ustedes porque desconocen el doblepensar y la neolengua. Algo que el totalitarismo siempre ha dominado.



Lo curioso es que en un mundo cada vez más abierto, globalizado y cosmopolita, quienes reclaman una España plural, rechazan una Cataluña plural, incluso si con ello han de vulnerar las libertades y los derechos ciudadanos. 

Pero fíjense que incluso un político, Durán i Lleida, al que se tiene por ponderado, pierde la compostura y llega  a mentir cuando se le enfrenta a las contradicciones a las que obliga el nacionalismo. Está claro que no  se puede ser nacionalista y liberal. 


Miren qué dice Durán i Lleida: “la Constitución avala ese sistema; porque políticamente está avalado por la Unión Europea; y científicamente por Unesco”. Tres mentiras, sin pestañear. 

En una reunión de expertos convocados por la UNESCO y llevada a cabo en París en 1951, éstos concluyeron que: “es axiomático que la lengua materna constituye el mejor medio para enseñar a un niño. Psicológicamente, éste es el sistema de signos significativos que en su mente automáticamente permiten la expresión y el entendimiento. Sociológicamente, constituye un medio de identificación entre los miembros de la comunidad a la que pertenece. Educacionalmente, el niño aprende más rápidamente a través de ella que por un medio lingüístico desconocido”.

Dos de esas afirmaciones, que son ciertas y obvias, entran en colisión: es un medio de identificación entre los miembros de la comunidad y permite que el niño aprenda más rápidamente. Los nacionalistas no quieren que la comunidad humana que constituye su región se identifique como una población plurilingüe, como realmente lo es. Es la típica tentación por la ingeniería social a que tan aficionados son los totalitarismos, más o menos beligerantes. Y no quieren eso, aunque tengan que privar a la mitad de los niños catalanes, a aquellos que son castellanohablantes, de un instrumento que les permitirá aprender más rápidamente. Porque a ellos, los derechos de esos niños a tener el mejor aprendizaje posible, les importa menos que  nada. Es un derecho sacrificable ante el superior designio de la construcción nacional, de una nación, por supuesto, diferenciada del resto de España y uniforme. 

El PSOE, el supuesto partido socialista obrero español -las minúsculas no son un error- reducido hoy a la condición de partido, porque no es ninguna de las otras tres cosas, apoya la inmersión lingüística que excluye la enseñanza en castellano en Cataluña y niega el derecho de los niños castellanohablantes a recibir la enseñanza en su lengua materna, y ello a pesar de que está comprobado que Cataluña presenta uno de los peores resultados académicos de España, precisamente por las dificultades lingüísticas que impone a los niños castellanohablantes. Pero la construcción nacional parece exigir esos sacrificios. Con el apoyo del PSOE, apuntado siempre a todas aquellas iniciativas que recorten libertades, aunque luego diga ser su paladín. 

En el Parlamento español se ha aprobado con fecha de ayer una enmienda, apoyada por PSOE, CIU, ERC, IU e ICV , que manifiesta: 

a) “El apoyo al modelo lingüístico vigente en el sistema educativo catalán (...)”

b) “El derecho a recibir educación en catalán, de acuerdo a lo dispuesto en el Estatut de Catalunya y las leyes y a que se utilice normalmente el catalán como lengua vehicular y de aprendizaje (...)”.

c) “El derecho del alumnado catalán a no ser segregado en centros ni en grupos distintos por razón de su lengua habitual (...)”

d) “Que el derecho a la educación en Catalunya se ejerce en el marco en el que los poderes públicos determinan la currícula de los distintos niveles, ciclos o grados, las enseñanzas mínimas y las áreas o materias de aprendizaje, organizando asimismo su desarrollo en los distintos centros docentes”.

e) “Que, de acuerdo con lo dicho reiteradamente por el Tribunal Constitucional, es plenamente legítimo que el catalán sea el “centro de gravedad” en la escuela catalana, sin exclusión del castellano, de forma que se garantice su conocimiento y uso en Catalunya”.

“Por todo lo expuesto”, concluye la enmienda, “el Congreso de los Diputados insta al Gobierno a defender el de modelo lingüístico vigente en el sistema educativo catalán, en el marco de la legislación vigente”.

Todos esos partidos reconocen el derecho a recibir la educación en catalán. Pero, ¿y en castellano? No, ese derecho no lo reconocen. Les debe parecer reaccionario, quizás.

El portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso, argumentaba: “Es un apoyo a un sistema de inmersión que funciona y que produce la igualdad entre el castellano y el catalán, ambas dos lenguas cooficiales, y por lo tanto da cumplimiento a la Constitución Española, Y punto dos, que las sentencias judiciales deben cumplirse . Yo ahí ni entro ni salgo”.

Observen que Alonso habla de la igualdad entre castellano y catalán, pero no de la igualdad de derechos de los hablantes de una y otra lengua, porque son éstos, los hablantes, quienes tienen derechos, que a unos se les reconocen y a otros se les niegan. 


Tiempo antes de Orwell, Lewis Carroll ya señaló la relación entre lenguaje y poder y la prerrogativa de éste para cambiar el significado de las palabras: 

- Cuando yo uso una palabra -dijo Humpty Dumpty- esa palabra significa lo que yo quiero que signifique.

- La cuestión es -dijo Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen cosas distintas.

- La cuestión -replicó Humpty Dumpty- es saber quién manda. Eso es todo.
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