martes, noviembre 08, 2011

Servicios públicos deficitarios

Lo oí hace poco en un debate radiofónico para justificar la abultada deuda del Ayuntamiento de Zaragoza con TUZSA: “Todos los servicios públicos son deficitarios por definición”. 

Pero aunque la frase es correcta, en absoluto justifica esa deuda.


Los economistas han estudiado y explicado ese déficit, fácil de entender: todos los servicios públicos, e incluso algunos privados, ofrecen realmente dos tipos de servicio, el inmediato que utiliza el usuario, quien sube al autobús para desplazarse, y uno intangible, valiosísimo, aunque difícil de valorar: la posibilidad de usarlo. Saber -sólo saber- que existen unas líneas de autobús y unas paradas a nuestra disposición, que los autobuses están limpios y accesibles, con unas razonables frecuencias, aunque no los usemos habitualmente, es un bien en sí mismo que no valoramos, pero que tiene valor. Tan injusto puede ser que quien no los usa pague con sus impuestos el servicio a quien los usa, como que los usuarios sufraguen con el precio del billete el servicio a quien lo usa ocasionalmente y a quien se le ofrece en perfecta disposición en cualquier momento que lo demande. Atribuir su coste real a cada uno de esos dos servicios, el inmediato y el de disponibilidad, es evidentemente difícil. Pero en definitiva, el autobús urbano de Zaragoza se sufraga con el precio del billete y con los impuestos de los ciudadanos, dando por supuesto que entre los dos han de pagar ambos servicios. 

Aclarado esto, la diferencia entre el coste de los dos servicios y lo que paga el usuario nunca debiera ser considerado como déficit. Esa diferencia es la que debe sufragarse con la aportación pública, de forma que no haya diferencia alguna entre el coste de explotación y lo que reciba la empresa por la aportación conjunta del precio de los billetes y el pago de la Administración.  Ahora bien, el autobús urbano de Zaragoza es deficitario y arrastra una deuda importante que crece demasiado deprisa, porque la suma de la recaudación por uso y la aportación municipal es insuficiente. El problema es que no estamos ante una cuestión sobrevenida, sino ya conocida y por ello mismo perfectamente previsible, ante la que no se han tomado medidas. Si el servicio es deficitario año a año, ¿por qué se presupuestan sistemáticamente cantidades insuficientes? 

Parece una cuestión de estricta justicia que sea cada generación quien pague sus servicios públicos, sin endeudar a la siguiente, de la misma forma que puede entenderse más fácilmente que podamos traspasar una porción de la deuda por las infraestructuras que usarán nuestros descendientes y a los que se brinda con ellas un mejor estándar de vida y los medios para amortizarla. La deuda por infraestructuras es asumible y entendible -siempre que esas infraestructuras tengan sentido, demanda y utilidad-, pero no así la deuda por servicios públicos. Prestar servicios públicos con cargo a la deuda que habrán de pagar las generaciones futuras, nuestros hijos o nuestros nietos, es, ya digo,  una injusticia y una muestra intolerable de insolidaridad. 

Si cada generación no debiera recibir más servicios públicos que aquellos que pueda pagar, ¿a qué servicios deberíamos renunciar? Claramente, a aquellos que no son esenciales. Hoy el Ayuntamiento presta servicios de ludotecas, formación de adultos (pero no formación profesional sino de, llamémosle, realización personal: pintura, informática, photoshop…), animación sociocultural… ¿Debemos pagar impuestos para ello, cuando además faltan plazas de guarderías y residencias de ancianos? O más aún, ¿debemos endeudar a las generaciones de nuestros hijos y nietos para ello? Es claro que nuestra generación ha de renunciar a cosas que hasta ahora ha venido disfrutando con, quizás, demasiada ligereza e inconsciencia, pensando que eran gratis, cuando no lo son. 

Se hablaba en aquel debate de la progresividad en el pago de los servicios públicos, progresividad que ya existe en algunos supuestos: billetes gratis o de precio rebajado a los jubilados, etc. Progresividad que se habló de vincular a los niveles de renta. Algo dificilísimo de instrumentar y de llevar a la práctica. Y posiblemente injusto, porque esa progresividad ya existe y de forma especialmente clara en aquellos servicios públicos gratuitos -falsamente gratuitos porque los pagan íntegramente los contribuyentes- mediante la progresividad fiscal. Los impuestos son en España, como en muchos otros países, progresivos. Paga más, proporcionalmente más, quien más tiene. Y con esos impuestos se pagan total o parcialmente los servicios públicos. Su uso, a veces, y su disponibilidad, siempre. 

Una política pretendidamente de izquierdas que considere solidario el endeudamiento para pagar los servicios públicos es suicida. 

Insisto, tendremos que asumirlo: sólo podremos recibir los servicios públicos que podamos pagar, lo que exigirá prescindir de muchos de ellos, de muchos otros gastos superfluos, y priorizar extraordinariamente bien, mucho mejor de cómo hemos venido haciéndolo.
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4 comentarios:

francisco dijo...

Lo que dices es muy lógico. El asunto de los transportes públicos lo explicas muy bien. Es más, la construcción del tranvía que nos ha costado un huevo, también ha afectado a la cuenta de resultados de TUZSA. Pero la experiencia me dice una cosa: A la izquierda le trae al fresco el déficit o la salud de las cuentas públicas. Sólo van al día a día, a crear redes clientelares (en este sentido el par es de ultraizquierda je,je,je....), todo bien aderezado de agitación y propaganda. Y por eso estamos como estamos. Además lo malo es que el PSOE no tiene relevo generacional con cabeza, profesionales, técnicos.¡¡¡Pobre el PP cuando dentro de 4 años pueda gobernar esta ciudad¡¡¡¡

Anónimo dijo...

¡Te felicito por explicar tan bien el problema del deficit de los servicios! Y en terminos de sostenibilidad. Ahora cuentaselo a la gente y haz que lo entienda el personal baturro de esta tierra,que no leen los blog y son los que votan.
No es un problema de izquierda ni de derecha (miren los ayuntamientos de Madrid y Valencia), sino de inteligencia y de responsabilidad, cualidades de las que muchos de nuestros políticos carecen. Pero también es un vicio estructural del sistema electivo a cuatro años, una deficiencia del código penal y civil que deja impunes a los responsables públicos que despilfarran y que endeudan sin sentido, y un problema de gilipollez del electorado, que vuelve a elegir a esta gente. Apuesto 5 a 1 a que Belloc sale senador. A pesar de ser lista abierta (criticamos las cerradas)el borreguismo del personal parece no tener solucíón. ¡Cómo me gustaría no tener razón!

Oroel dijo...

Estimado Francisco:

Cuando el PP deba gobernar esta ciudad no podrá ni siquiera poner maceteros, como se le achaca a Rudi (aunque ésta hizo mucho más que poner maceteros). Imaginemos el esfuerzo inmenso de pagar las deudas, afrontar los problemas de movilidad ciudadana que va a generar el tranvía, abordar, por ejemplo, la gestión del parque de Plaza, que se va a transferir al Ayuntamiento uno de estos años, a nueve kilómetros del centro de la ciudad y sin uso alguno, o solucionar, entre otras cosas, el inmenso empandullo de Arcosur. Casi nada la herencia que van a dejar.

Oroel dijo...

Estimado Anónimo:

Efectivamente, estoy convencido de que Belloch saldrá elegido senador. Es desolador, lo sé, pero este es el país en que nos ha tocado vivir.

Si nos equivocamos, será un inmenso motivo de celebración.


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