domingo, agosto 14, 2011

Linchamiento

«Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él.» (Jonathan Swift)

Humberto Vadillo tiene un problema: es brillante. Posiblemente no sea un genio, pero es brillante. Y dice -y lo dice con admirable elocuencia- lo que mucha gente piensa y no se atreve a decir. Algo muy mal visto en un país donde lo políticamente correcto es lo políticamente obligatorio. Por su faceta de columnista habitual en Libertad Digital ha dejado abundante huella de su pensamiento político, que, como no podría ser de otra manera, ha molestado a nacionalistas y progres. O a quienes dicen serlo, aunque no necesariamente lo sean.

Humberto Vadillo es demócrata cabal, aunque sus nuevos enemigos se empeñen en adscribirlo a la extrema derecha. Y es liberal. Pero no tiene complejos, y eso está muy mal visto entre quienes piensan que la gente de derechas debe avergonzarse de serlo. Y por supuesto abstenerse de manifestarlo, si no con orgullo, sí con naturalidad.

Que alguien de izquierdas emplee epítetos como la “caverna” para referirse a los medios de derechas, o peores -“facha” es muy habitual en ellos- está socialmente admitido. Que alguien de derechas emplee algún calificativo despectivo hacia la izquierda lo condena a la hoguera y lo estigmatiza como intolerante y fascista. Porque la izquierda, ya se sabe, al contrario que la derecha, defiende todo lo noble y bueno, y sólo eso: lo mismo la Igualdad que la Libertad (pero además la Libertad sin Responsabilidad), la Cultura, el Arte... Suele obviarse, por incómodo, que sus referentes ideológicos provienen de Marx, Engels, Lenin o Stalin... O en España de Pablo Iglesias, Largo Caballero, Dolores Ibarruri o Santiago Carrillo.

Humberto Vadillo ha empleado el término titiriteros para referirse a esos “culturetas” pseudoprogres que al reclamo de la subvención y los contratos administrativos privilegiados han apoyado estos últimos años a Zapatero y enseguida se han alzado voces reivindicando la dignidad, no de los culturetas, sino de los titiriteros. Como si al llamar carnicero a un mal cirujano se estuviera insultando a los carniceros y no a ese cirujano. Los necios, ya se sabe, conjuran...

Conozco a directores generales recién nombrados, con merecida fama de vagos e inútiles, absolutamente desprestigiados profesionalmente -¡qué dramáticos errores sus nombramientos!-, a los que yo no encomendaría ni la responsabilidad de un negociado. Y nadie ha pedido su dimisión. Y que acabarán su mandato sin haber hecho nada, totalmente desapercibidos y a los que nadie citará jamás ni pedirá responsabilidades.



La izquierda se revuelve, y es lógico, hacia quien más daño puede hacerle. Es por eso, por ejemplo, que atacan con más saña a Esperanza Aguirre que a Gallardón.
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18 comentarios:

BENITO CERENO dijo...

Dices una cosa que creo no es cierta. En los comentarios de prensa se han producido numerosas críticas a los nombramientos de determinados directores generales, por ejemplo; Callizo el del Fleta o Rosa Santos la "no concejala".
En cuanto a Vadillo, le pierde la falta de rigor, porque los titiriteros son una parte de la cultura.
La verdad, para la escala de Directores Generales lo mejor son los profesionales que trabajan y no dan que hablar.

Oroel dijo...

No me refería ni a Callizo ni a Santos cuando hablo de directores generales. Hay más, algunos, como digo, absoluta y merecidamente desacreditados en sus reducidos ámbitos profesionales, y a los que nunca jamás se citará en la prensa ni de los que se pedirá su dimisión.

Por supuesto que los titiriteros forman parte del mundo de la cultura. Pero es evidente que Vadillo no pretendía desacreditarlos a ellos cuando empleó ese término, sino a los culturetas que viven de la subvención y de la mamandurria y a los artistas de la ceja. Pensaba que el ejemplo del cirujano a quien por su torpeza se llama carnicero sería suficientemente claro. Veo que no.

Espero que Vadillo trabaje y trabaje bien. Pero eso no obsta para que hasta ahora hay podido opinar libremente como ciudadano comprometido con sus ideas y participante en multitud de organizaciones y asociaciones cívicas (Foro de Ermua, Instituto Juan de Mariana...). ¿Que sus ideas, expresadas con absoluta libertad, molesten a izquierdas y nacionalistas? Era esperable. Pero tiene derecho a tenerlas y a expresarlas. Y además, yo las comparto casi todas.

Anónimo dijo...

Hombre, pensar que Humberto Vadillo pueda tener alguna fijación ideológica o personal contra los titiriteros, y especialmente contra ellos, y hacer de ello uno de los elementos centrales de los ataques contra él, me parece una gilipollez como un piano de grande.

Frank Morris dijo...

Cuanta razon tienes. Eso siempre me ha sentado mal. Que lo de izquierdas este bien visto sin embargo lo de derechas esta mal. Sinceramente no me considero de derechas, me considero alguien normal con unas ideas estables y solidas.

winston dijo...

Estimado Oroel: No creo que Humberto sea un ingenuo y por ello confío en que tendrá amortizadas estas arremetidas, que van desde el desprecio hasta la muerte civil, de esta izquierda nuestra que, inasequible al desaliento, no le basta con habernos arruinado -económica y moralmente- para varias generaciones, sino que pretende seguir en el machito dando lecciones de legitimidad. Debo, no obstante, reconocer que la confianza en los jefes del Sr. Vadillo es mucho más dudosa y aquí mucho me sorprendería que, como siempre, los populares se sacudieran el destino de felpudo que la conjunción nacional-socialista le tiene asignado. En todo caso, en breve vamos a presenciar numerosos ejemplos de ello, en Aragón y sobre todo en el Gobierno de la nación, porque para hacer esta tortilla va a haber que cascar muchos huevos.

Oroel dijo...

Estimado Winston:

Estoy, como siempre, de acuerdo con usted. Las decisiones que va a haber que tomar son difíciles y va a haber que cascar, como dice usted, muchos huevos. Veremos.

Y por supuesto, la izquierda no tiene legitimidad alguna para darnos lecciones de casi nada ni decretar la muerte civil de nadie por sus ideas, cuando éstas son, como en el caso de Humberto Vadillo, legítimas y valientes, por mucho que les incomoden. A mí y a muchos también nos incomodan las suyas y las aceptamos democráticamente cuando los resultados electores les otorgan el poder.

Oroel dijo...

Estimado anónimo:

Efectivamente, yo he leído estos días algún artículo, nada menos que en el Heraldo, donde el autor centraba toda su línea argumental de ataque a Humberto Vadillo en la defensa de los titiriteros. Como dices, una gilipollez. No se pueden sacar más unas declaraciones de contexto.

He estado hablando con un amigo que, aparte de mi ejemplo del carnicero para referirse a un cirujano, me ha dado alguno más: payaso, verdulera... ¡Qué magníficas defensas de los honrados gremios de payasos y verduleras pueden hacerse cada vez que alguien los utiliza para insultar a alguien!

Anónimo dijo...

Señor Oroel, yo si me siento sobradamente libre para firmar con mi nombre y apellido, me encantaría conocer las razones de porqué usted no.
Por sus letras, deduzco que no tiene conocimiento de las razones por las cuales muchas personas que amamos LA CULTURA, generada por la sociedad en que usted y yo vivimos y que es una de las dos dimensiones que define al ser humano, que trasciende por completo a las ideologías, los politiqueos, a los partidos, los revanchismos y los tira y aflojas políticos momificados, nos mostramos indignados y horrorizados por el nombramiento de Humberto Vadillo como director general de cultura. No es por las subvenciones, ni por su ideología, es por cosas como éstas:

“De hecho toda la cultura que tenemos ha sido producida gracias al mercado”.

“…siempre que el Estado entra en alguna expresión cultural, pues lo que va a haber es más centralización, menos variedad, menos calidad y más regulación. Es lo que pasa siempre”.

“La música clásica se compone, se paga por el Estado o por los que la comisionan, pero no se escucha. En la mayoría de los casos, las nuevas sinfonías se representan [sic] una única vez, porque por contrato se tienen que representar una vez, pero luego no se vuelven a representar porque, ni les gustan a los músicos (los músicos que la están tocando, en la mayoría de los casos no les gusta, lo que les gusta es tocar Brahms) ni les gusta a la audiencia”.

“Normalmente, las piezas de música contemporánea se ponen siempre en mitad del concierto, porque está comprobado que si se ponen al principio, la gente llega tarde y si se ponen al final, la gente se va antes, entonces la ponen en la segunda pieza, primero ponen una de Mozart, que guste, luego una de música contemporánea y la cierran con una de Brahms, que les gusta también; y en el intermedio cierran el bar para que la gente no se vaya”.

“Prácticamente desde que aparecen las subvenciones, la música clásica contemporánea desaparece como arte. Es una música que no le gusta absolutamente a nadie, es muy difícil encontrar a alguien a quien le guste la música atonal. Shostakovich es prácticamente ya el último compositor que ha tenido éxito popular en Europa” .

"Curiosamente a mí lo que más me indigna es lo de los titiriteros. El Estado subvenciona, siempre con nuestro dinero, el cine que quiere, el arte que le place, el teatro que le conviene. Una alianza diabólica de grupos de poder enquistados en el cuerpo social español impide la toma de las medidas económicas que España precisa para salir de la crisis: sindicalistas, nacionalistas, titiriteros, oligarquías financieras, la casta político-autonómica"
...
entre otras.

No pase por favor por encima de los verdaderos motivos que originan las protestas por este nombramiento, convirtiéndolas en una confrontación ideológica, pues de esa forma, está simplemente faltando a la verdad.

Resulta incongruente que una persona que desprecia y desconoce tanto sobre arte y cultura, la gestione, sea cual sea su color político.

Saludos.


Jezabel Montenegro

Florencio dijo...

¿Linchamiento?

No sé, para mí José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del gobierno de España es un soplapollas.

soplapollas.
1. com. malson. Persona tonta o estúpida.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados


Y hay muchísima gente que opina igual que yo. ¿Es eso un linchamiento? Para mí esto entra dentro de la libertad de expresión. Y nuestros políticos y cargos públicos están sujetos a la crítica.

Y sí, un director general de cultura debiera saber según qué cosas, su osadía como articulista solo demuestra su ignorancia en algunos de los temas de los que ahora se va a encargar. Conviertiéndole a mi parecer (en otro nivel) tan soplapollas como Zapatero. Si alqguien quiere leer otro "linchamiento" que lea esto:

http://desdebanarus.blogspot.com/2011/08/titiguitegos.html

La libertad de expresión solo sirve en este país de pandereta para criticar a unos y acusar de linchamiento cuando no interesa...

Oroel dijo...

Señora Jezabel:

Las razones por las que no firmo con mi nombre y apellidos son estrictamente personales, digámosle precautorias. Para mi seguridad profesional. No es necesario que lo entienda. Con que lo entienda yo, basta.

No sé si le sorprenderá saber que yo también amo la cultura, aunque no disfruto por igual de todas sus expresiones, que afortunadamente son tantas, tan amplias y variadas que casi cualquier persona que no esté aquejada por dramáticos problemas de subsistencia -algo por desgracia cada vez más frecuente- puede disfrutarla leyendo, escuchando música o simplemente paseando y contemplando monumentos, esculturas o jardines. No se le escapará que incluso estas reflexiones de filosofía política en un blog son una expresión de cultura, como lo son -por si su formación, al revés que la mía, es más humanista que científica- el álgebra vectorial o la bioquímica.

Observe que la mayor parte de las declaraciones de Humberto Vadillo, salvo su referencia a la música clásica contemporánea -que obviamente no le gusta-, están referidas a la financiación del arte o de la expresión cultural y a la procedencia pública de casi toda esa financiación. Un tema éste que afecta a las prioridades del gasto público en una época de crisis, a las evidentes tentaciones clientelares (abundantemente explotadas en esta época reciente) y a la mediocridad que induce al disociar la producción del público que la ha de consumir. El tema del cine español es el paradigma, para que me entienda. Si hoy se sigue produciendo cine en España, a pesar de la dramática desafección del público, es gracias a las subvenciones públicas. Ya que lo que se produce pueda ser considerado cultura es otro cantar.

El debate sobre si las verbenas populares, los conciertos de Interpeñas o las vaquillas de Juslibol son cultura o no podría llevarnos muy lejos. Y todo ello se financia. ¿Merece también la pena hacerlo o hay destinos más útiles y dignos para nuestro dinero?

He leído blogs y comentarios de todo tipo sobre Humberto Vadillo estos días, y sin faltar a la verdad, habrá de reconocerme, señora, que muchas de las protestas que ha generado su nombramiento no tienen relación con sus opiniones sobre arte o cultura, sino sobre sus opiniones políticas, estrictamente políticas. No desconozca esto, por favor, porque entonces será usted quien falte a la verdad.

Un cordial saludo.

Oroel dijo...

Estimado Florencio:

Las opiniones desde Banarus son de un simplismo patético, pero no creo que pueda esperarse más de alguien que incurre en esa “contradictio in terminis” de llamarse nacionalista y de izquierdas.

Ser nacionalista y además de izquierdas es imposible. La ideología de izquierdas (originariamente socialista) enfatiza precisamente la Igualdad sobre la Libertad (exactamente al contrario que la de derechas). Y la ideología nacionalista justamente se basa en la desigualdad, reclamando derechos diferentes sobre bases raciales, históricas o lingüísticas. Algo que rompe con todas las corrientes solidarias que han creado las naciones (un ámbito de solidaridad, no lo olvide) o todas las organizaciones y entes supranacionales de cooperación internacional que anticipan el futuro gobierno mundial único al que tendemos. No habrá en un futuro otra forma de gestionar de forma solidaria los recursos de la Tierra ni de afrontar los problemas comunes que son, y cada vez más, globales. Es por eso que considero que ser nacionalista es una de las cosas más estúpidas que se pueden ser en esta vida.

Perdóneme la digresión. Simplemente quería que supiera por qué no valoro especialmente la opinión de alguien que se dice nacionalista y de izquierdas.

Como antes decía un anónimo interviniente al que evidentemente usted no ha leído, pensar que Humberto Vadillo tenga una fijación especial y personal sobre los titiriteros y centrar toda su crítica en eso, me parece una distorsión absoluta y una salida de contexto brutal. Soplapollas es una expresión únicamente despectiva, cuya única utilidad expresiva es el insulto, el denuesto de la persona a la que se aplica o dirige. Como lo son muchas más: tonto, idiota, etc... Pero ya sabe que en el idioma español hay muchas palabras polisémicas: paja (caña de cereal y masturbación), obtuso (ángulo de más de 90 grados y tonto), etc. ¿Me sigue usted?

Antes he puesto otros ejemplos de profesiones dignísimas que pueden ser empleadas con carácter peyorativo, y al que ese carácter lo da el contexto, como ocurre con todas las palabras polisémicas: titiritero dirigido a un actor de poca calidad, carnicero referido a un cirujano, verdulera empleado sobre una mujer lenguaraz y de poca educación, payaso sobre una persona ridícula...

En fin, a qué seguir... Discúlpeme pero creo que el tema no da más de sí.

Un cordial saludo.

Florencio dijo...

Estimado señor Oroel

Sé perfectamente que la polisemia es una cualidad que poseen palabras, signos lingüísticos o incluso mensajes. Gracias por la información, de todas maneras.

Respecto a ser nacionalista y de izquierdas, es curioso, pero creo que se ha quedado en la teoría nacionalista del siglo XIX, como mucho en el siglo XX, pero este no es el hilo que habría que utilizar. ¿Se puede ser de izquierdas y español, sueco o estadounidense? Si se puede ser todo ello se puede ser también aragonés, depende de donde pongas tu identidad. Usted habla de que tendemos a un gobierno mundial, sin embargo se califica como español, no como ciudadano del mundo. ¿Es incompatible sentirse español y, eventualmente, que se cree un gobierno supranacional? Y si no es incompatible ¿por qué lo sería si cambias 'español' por aragonés'?
Siento ser de un "simplismo patético", no todas las personas podemos tener su brillantez intelectual señor Oroel, avergonzado, pido perdón si mi patetismo ha herido su sensibilidad.
Soplapollas, como bien dice el diccionario de la Real Academia, es una palabra malsonante, pero se adapta bastante bien a lo que pienso tanto de Rodríguez Zapatero como del señor Vadillo. Al fin y al cabo como decía Lázaro Carreter, en el castellano la palabra más conmovedora era 'anciano', alguna de las más bellas 'madre' o 'azul'; la más sonora 'crisálida', pero la que era IMPRESCINDIBLE era 'imbécil'. Soplapollas es más de mi nivel patético, no tiene el peso de imbécil, que es casi un cultismo, pero cumple su cometido.
Yo defiendo la libertad de expresión a la hora de criticar a los cargos públicos y electos, y sí, los del PSOE me dirán que me paso con Zp y los de CHA con Nieves Ibeas, sin embargo ambos coinciden al criticar a Vadillo.
Paja en el ojo ajeno y viga en el propio, o algo así, siento que mi ínfimo nivel y patetismo no me dé para explicarlo mejor...

Oroel dijo...

Estimado Florencio:

Se expresa usted más que aceptablemente bien. Se hace entender, de eso no hay duda. Pero de ahí a que haya que compartir sus ideas, media un abismo. Y yo, discúlpeme, no las comparto.

Obviaré el uso que usted hace de los insultos. Lo que los convierte en “linchamiento” no es que usted los use para denostar al señor Vadillo, sino el hecho de que repente se haya producido una conjunción con los de muchas otras personas, cuando el señor Vadillo apenas se ha estrenado en el cargo ni ha tenido tiempo de hacer ni demostrar nada, sino basándose en las opiniones que ha vertido en un medio de comunicación que está, como es sabido, en las antípodas ideológicas de la izquierda y del nacionalismo. ¿Cómo no iba a molestarles a la izquierda y a los nacionalistas una persona como Humberto Vadillo? Les ha alborotado a ustedes con su opinión libre. No están acostumbrados a que alguien de derechas opine con libertad. En fin, un linchamiento no es una agresión cualquiera, sino una agresión colectiva.

Confunde usted, creo, el hecho de ser español con ser nacionalista español. O aragonés, con nacionalista aragonés. Me considero, sí, español y así me defino. Dentro de unos siglos, dos o tres, yo me hubiera definido como ciudadano del mundo. Hoy todavía no lo soy. No lo somos.

Mire, yo soy aragonés por los cuatro costados y español. Y no sufro por ello ningún tipo de contradicción ni conflicto interno. Yo no sé si a usted eso se los provoca, pero, si es el caso, ese es su problema, no el mío. El nombre de esa anormalidad, o de esa contradicción, o de esa incomodidad que usted sufre -y yo no- se llama nacionalismo. Lamento su dolencia y hago votos por su pronta recuperación.

Le aclararé, por si pudieran servirle de referencia, mis vinculaciones emocionales y cómo puedo compartirlas sin conflicto: mi tierra es Aragón, pero mi patria es España.

PD.: La palabra más bella del castellano es “alborada”. Pero esa es sólo mi opinión.

Anónimo dijo...

Señor Oroel,
en ningún momento he cuestionado su amor por la cultura, por qué habría de hacerlo?

En mi opinión, las verbenas populares, música, sí son cultura,los conciertos de interpeñas, música, sí son cultura y las vaquillas de Juslibol lo son tanto como puedan serlo las corridas de toros. Pero sí es seguro cultura la biblioteca municipal, su teatro, con sus obras, sus conciertos, sus conferencias, su danza, la Casa de Cultura, con sus cursos, sus actividades para mayores y pequeños, etc. En Juslibol, en Cadrete, en Ayerbe, en Azaila y un gran número de pequeñas poblaciones formadas por ciudadanos con el derecho incuestionable a disfrutar de una cultura a la que sin la ayuda del estado dificilmente podrían acceder. También pagan impuestos de sus bolsillos. Es sólo un ejemplo de la conveniencia e importacia de la intervención del estado en la cultura, ésa hacia la que el Sr. Vadillo se muestra contrario en sus opiniones y que a su vez, convierten su propio cargo en absurdo e innecesario.

Que la gestión de los recursos se puede y se debe mejorar, es algo en lo que estamos de acuerdo, en cultura, en educación, en sanidad y en todos los ámbitos, ahora más que nunca, cuando la situación económica empuja a recortes que afectan a la calidad de vida de los ciudadanos.

Ya para terminar, si usted ha leído muchas críticas hacia Vadillo desde un enfoque político y yo he leído muchas críticas a Vadillo desde un enfoque cultural, no suman eso demasiadas críticas achacables simplemente a un cambio de gobierno? Se pregunta mi sentido común.

Un saludo y gracias por el espacio que ofrece a l@s demás en su casa virtual.

Jezabel M.

Florencio dijo...

Estimado Oroel:

Nada más lejos de mi intención que tenga usted que compartir mis ideas. Si pretendiera eso actuaría más bien como un testigo de Jehová. Lo que sí que me gustaría es limar según qué percepciones o ideas.

Lo de los insultos es algo que tiene su enjundia, puesto que la fuerza del insulto recae más en quien lo recibe, más que en quien lo lanza. Personalmente, a mí, cuando me refiero a cargos públicos los veo más como calificativos, (persona tonta o estúpida dice el DRAE) si la persona en cuestión lo toma como insulto, pues es problema suyo.
Que acabe de empezar me da igual, tiene una trayectoria previa como polemista, tiene que asumir su propia herencia. Yo por ejemplo he criticado a Leire Pajín cuando tomó posesíon del ministerio de sanidad basándome en su propia herencia. Es más, estoy seguro de que en el PSOE la avalancha de críticas que recibió la señora ministra lo tomarían como un linchamiento.

No he dicho que sea usted nacionalista español, sino que se define como español.

Yo me defino como nacionalista (concretamente independentista) aragonés, porque creo que la última palabra la ha de tener el pueblo aragonés, y éste puede delegar en ámbitos superiores de decisión, ya sea el Estado o la UE o en ámbitos inferiores ya sean ayuntamientos o comarcas. Un nacionalista español será aquel que considere que la última palabra recae en el conjunto del pueblo español, y éste puede delegar en ámbitos superiores como la OTAN o la ONU o en estamentos inferiores como las CCAA.

Si usted acepta que hoy por hoy la soberanía nacional ha de recaer en el conjunto del pueblo español, ya lo siento, le consideraré nacionalista español (que no tiene nada malo serlo).

Yo me siento eminentemente aragonés, pero también soy español, la españolidad es algo más amplio que un Estado, en mi opinión los portugueses son españoles, otra cosa es que no compartan Estado. No hay nada más carpetovetónico que solicitar la independencia de España, y yo lo soy. Tampoco sufro ningún tipo de contradicción o conflicto interno.

Yo también le aclararé, por si pudieran servirle de referencia, mis vinculaciones emocionales y cómo puedo compartirlas sin conflicto: soy aragonés y quiero la independencia, pero no odio a España, porque es parte de mí y siempre lo será aunque no comparta un aparato estatal.

Saludos cordiales.

Oroel dijo...

Estimada Jezabel:

Doy por concluido nuestro debate pues no da más de sí.

Le confieso que tengo grandes dudas y reservas mentales sobre qué es cultura y qué no. ¿Es cultura la pornografía? Tenga en cuenta que los juegos y variaciones sexuales son un invento humano, que no practican el resto de los animales. Pero no subvencionamos la pornografía, salvo, fíjese que divertido, por parte de la Generalitat el doblaje de esas películas al catalán. ¿Es cultura la gastronomía, la cocina de diseño, la cocina popular? Lo que seguro que no es cultura es la búsqueda de comida en los contenedores de basura. Pero no subvencionamos, o no suficientemente, la comida, ni siquiera la más humilde. ¿Es cultura el deporte?

No creo que el señor Vadilo se haya manifestado contrario a la subvención o financiación pública de la difusión de la cultura, sino más bien a la subvención de la creación, porque entonces la producción artística se prostituye, adocena y pierde calidad. Queda al margen de los criterios de exigencia a los que obliga la búsqueda de clientes. Y aún así, no todo lo que obtiene una audiencia masiva es cultura. ¿Torrente acaso, Belén Esteban…?

Y por último, ¿subvencionar verbenas con el dinero de muchos ciudadanos que apenas llegan a fin de mes? ¿Cuántos no preferirían ese dinero en su bolsillo para buscar por sí mismos la cultura que les apetezca o el vermut con los amigos? Las reflexiones sobre el tema pueden ser infinitas y nos pueden llevar por derroteros inabarcables.

Ha sido un placer.

Oroel dijo...

Estimado Florencio:

Yo mismo he participado con fervor en el linchamiento de Rodríguez Zapatero. Pero créame que me siento plenamente legitimado, pues el daño que el tipo nos ha causado no lo redime con todos los insultos o desprecio que yo, y tantos como yo, podamos dedicarle. Él comenzó llamándome antipatriota, y todavía no se ha disculpado.

Nuestras discrepancias son enormes.

Yo, para empezar, no creo en el “pueblo” como sujeto político. El “pueblo” es un término abstracto, que yo mismo he empleado, pero con el mismo sentido que los anglosajones: people, gente. El pueblo aragonés, dice usted. ¿Son aragoneses los chinos que viven en Aragón? ¿Y los rumanos, y los magrebíes…? Me refiero incluso a los que están nacionalizados. ¿Y los gitanos? Fíjese que ni siquiera el territorio vale para definir como pueblo a todos sus habitantes. Los gitanos se consideran pertenecientes al pueblo gitano, aquí y en Francia. ¿Existe el pueblo sioux?

Yo creo en los ciudadanos y en la ciudadanía. En el censo de votantes. Una cosa son los sentimientos de pertenencia, que yo mismo tengo, y otra cosa son los derechos ciudadanos. Esto es lo tangible, independientemente de que me sienta más español que aragonés o a la inversa.

Y no, no soy nacionalista. Puede usted pensar lo que quiera, pero no lo soy. Soy español, ciudadano español, titular de una carta de derechos y deberes que me definen como español. Y mis sentimientos de pertenencia son también españoles, pero esto atañe sólo a mi acervo sentimental. Cuando hablo de sus contradicciones -que no son las mías- quiero decir que mis sentimientos de pertenencia se corresponden sin conflicto con lo que dice mi carnet de identidad y mi carta de derechos y deberes. Lo que no parece ser su caso.

No soy nacionalista por dos razones: porque a mí mis antepasados la nación ya me la dieron hecha, y no hallo motivo para despreciar esa herencia, aunque podría haber sido mejor -pero también peor-. Y por lo que ya le he dicho, porque ser nacionalista es una de las cosas más estúpidas que se pueden ser en esta vida, y yo las estupideces, cuando las identifico, procuro evitarlas -cosa que no siempre consigo-.

Un cordial saludo.

PD.: No se engañe pensando que los portugueses son españoles. No lo son. Creo que ya desde la batalla de Aljubarrota -y de esto han pasado unos siglos- dejaron zanjada la cuestión. Otra cosa es que podamos acabar integrados en algún ente político superior, pero ese ente ya no sería España, sino otra cosa.

Anónimo dijo...

Lo que ha salido de la boca de este señor Vadillo es para sonrojar. Es una vergüenza que se permita hablar con tal falta de cultura, sentido común y un par de luces sobre lo que es la Cultura con mayúsculas.
Vergüenza. Pobre Aragón y pobre España si estos personajes desalmados, sin escrúpulos e ignorantemente crecidos y prepotentes obtienen además cuotas de poder. Solo en un país ignorante y zafio es posible que un personaje como este pueda estar donde está. Vergüenza.


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