jueves, diciembre 15, 2011

La herencia de Zapatero

Lo he dicho otras veces, y lo han dicho otros antes que yo: cuando Zapatero sea apenas un lejano recuerdo, seguiremos sufriendo las consecuencias de su gestión.

Una de sus mayores irresponsabilidades fue la reforma del Estatuto de Cataluña y de todos aquellos otros que se reformaron bajo su mandato, sin que nunca llegara a tener claro cuál era el modelo final al que pretendía llegar. Construir algo sin planos es una estupidez. Y si ese algo es nada menos que un Estado, cuya distribución de poder territorial y estructura básica se reforman, estamos ante una irresponsabilidad casi delictiva. Posiblemente delictiva.

Pero de todas aquellas reformas, la peor, la más grave e irresponsable fue la del Estatuto catalán, por la profundidad de los cambios y el alcance de sus implicaciones, como ahora se está viendo. 

Por mandato del Estatuto, aunque interpretable, la inversión del Estado no ejecutada deberá revertir en Cataluña, algo que parece impensable para las demás comunidades autónomas españolas. La ministra en funciones Salgado matiza ahora diciendo que los Presupuestos establecen la “posibilidad” de gastar, pero no la “obligación” de hacerlo. 

En cualquier caso, parece que el Gobierno reconoció su obligación de pagar la deuda por las cantidades no ejecutadas en 2008, un total de 759 millones de euros. Ese reconocimiento se produjo en un encuentro celebrado entre los presidentes Zapatero y Mas el 7 de febrero de 2011, en el que fue ese precisamente el único acuerdo alcanzado: "Sí es posible comprometer los 759 millones que resultan del acuerdo político para compensar el incumplimiento en el 2008 del porcentaje de inversión establecido en la disposición adicional tercera del Estatut".  

En el acta de la comisión bilateral Generalitat-Estado celebrada en Madrid el 19 de julio de 2011 se lee que Juan Manuel López Carbajo, secretario de Estado de Hacienda, "manifiesta que ambas partes están de acuerdo en cifrar las inversiones estatales establecidas en la disposición adicional tercera del Estatut pendientes del 2008 en 759 millones de euros". El  conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, "ratifica el consenso en la mencionada cifra y, asimismo, señala que dicha cantidad está ya incorporada a los presupuestos de la Generalitat (del 2011)". Como conclusión, "dado lo anterior, el presidente de la comisión -en esta ocasión Manuel Chaves- constata el acuerdo de las partes en cifrar el déficit inversor en infraestructuras en Catalunya correspondiente al periodo 2008 en 759 millones de euros y acuerda diferir a la comisión mixta de asuntos económicos y financieros y a la comisión bilateral de infraestructuras el desarrollo y concreción de dicho acuerdo". 

Pero además los presupuestos generales del Estado para el 2011 ya contenían una partida para satisfacerla, dotada con 950 millones. 

Sin embargo, no se puede pagar. Se han asumido unos compromisos, a los que se ha dado el máximo rango legal posible, que no se está, ni se estará en mucho tiempo, en disposición de atender, y que establecen además un privilegio de Cataluña con respecto al resto de comunidades autónomas. 

¿Cómo se reforma eso ahora? Porque habrá que hacerlo. Porque no se puede pagar ni se puede asumir una deuda que irá creciendo con el paso del tiempo, inexorablemente. Si así fuera, si algún día Cataluña obtuviera la independencia, aún habría que indemnizarles.

Bien, Zapatero asumió irresponsablemente unos compromisos que no ha podido cumplir y que nos deja -le deja a su sucesor y al conjunto de los españoles- como legado. 

Nos acordaremos de él.
.

2 comentarios:

me aburro dijo...

Again & again. Boring.

Oroel dijo...

Again & again. Boring. Eso mismo dice mi mujer.

Escribo desde la frustración y eso me hace ser obsesivo. La frustración de no ver procesado a Zapatero, como ha sucedido en Islandia.

Hoy salta a primera línea de actualidad este nuevo efecto colateral de la irresponsabilidad de Zapatero. Y en los próximos años, irán explotando como minas muchos más.

Ir señalándolos conforme estallen será un ejercicio aburrido, sin duda, pero quizás necesario.

De momento el problema más grave y urgente es la situación económica, pero en segundo plano queda ese otro, no menos grave, de los nacionalismos exacerbados a lo largo de estos años, a los que se ha hecho concesiones y alimentado expectativas, irresponsablemente (marca Zapatero), imposibles de satisfacer.


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