domingo, noviembre 26, 2006

Preguntas para el final de una legislatura

Sólo se oculta aquello que se teme mostrar en público.

Se tiene la idea de que el breve gobierno de José Marco fue uno de los periodos más corruptos de la Autonomía aragonesa. Ciertamente no fue un periodo presentable. Arrancó de forma desgraciada, con la traición de un tránsfuga y acabó con un episodio vergonzoso como el del sillón del presidente, literalmente hurtado. Algo banal desde el punto de visto económico, pero significativo para ejemplificar la consideración que tienen algunos políticos de los bienes públicos. Hace ya tiempo de eso...

Pero yo no creo que aquél fuera el gobierno más corrupto. Estoy firmemente convencido de que éste de ahora le supera amplísimamente, a pesar de que sus actuaciones apenas trascienden a la opinión pública. Precisamente este gobierno ha hecho de la opacidad una de sus señas de identidad, su rasgo más distintivo. Y de un gobierno voluntariamente oscuro y secreto, que no hace sino establecer pantallas que oculten sus actuaciones ante las Cortes y la opinión pública, no puede sospecharse sino la corrupción. Estoy en mi derecho de creerlo, precisamente porque cuando se piden datos y explicaciones, se niegan. Y porque hay además, datos e indicios, que posiblemente no sean más que la punta del iceberg, que apuntan en ese sentido: el escándalo de las comarcas, las empresas públicas...

Acabará la legislatura y todavía no tendremos respuesta para un buen número de preguntas, que me gustaría enumerar aquí, sin ánimo ni pretensiones de ser exhaustivo. Seguro que me dejo muchas:

1.- ¿Se ha entregado a las Cortes la misma documentación que se entregó al fiscal sobre la infravaloración de las esquinas del Psiquiátrico? ¿Se entregó toda la documentación al fiscal? ¿Y por qué no se entrega, tal y como ha pedido la oposición?

2.- ¿Por qué no se ha presentado a las Cortes la información requerida sobre las contrataciones de personal de las empresas públicas aragonesas? ¿Cómo es posible que exista la obligación de publicar las relaciones de puestos de trabajo de la Administración, cuando esos puestos se cubren mediante procedimiento reglados, con supuestas trasparencia, publicidad y concurrencia y no se publiquen los de las empresas públicas que se cubren con absoluta arbitrariedad y secretismo? ¿No es cierto que están colocados en ellas familiares de funcionarios y miembros del Gobierno, con cuyos Departamentos contratan, e incluso de miembros de los propios consejos de administración?

3.- ¿Estaba blindado el contrato del consejero delegado de Zaragoza Alta Velocidad, casualmente cuñado del presidente del Gobierno aragonés? ¿Por qué no se da a conocer a las Cortes de Aragón? Y sobre todo, ¿se le ha vuelto a colocar en alguna otra empresa pública, agencia o institución dependiente del Gobierno?

4.- ¿A cuánto asciende hasta la fecha el famoso “coste cero” de las Comarcas? ¿Cuál es el presupuesto anual de los cargos políticos de las comarcas? ¿Cuál es su utilidad?

5.- ¿A cuánto asciende el gasto del Gobierno de Aragón en revistas y publicaciones de distribución gratuita? ¿Qué utilidad tienen? ¿Quiénes son los socios de las imprentas que se benefician de esos encargos? ¿Quiénes forman parte de los consejos de redacción? ¿Son éstos cargos remunerados?

6.- ¿Por qué es ésta la única Comunidad Autónoma que ha recortado la jubilación de los auxiliares de enfermería, mientras que las demás pagan íntegramente lo que en su momento pactó el INSALUD?

7.- ¿Por qué es ésta la Comunidad Autónoma que tiene las menores desgravaciones autonómicas en el impuesto sobre la renta? ¿Por qué otras Comunidades Autónomas han suprimido el Impuesto de Sucesiones y ésta rechaza esta propuesta?

8.- ¿Cuáles son los índices de audiencia de la televisión autonómica?

9.- ¿Los acuerdos que alcanzaron las Consejeras de Cultura de Aragón y Cataluña sobre la gestión compartida de los bienes, y de los que hubo que dar precipitada marcha atrás ante la reacción pública, respondían a instrucciones del Presidente Iglesias o contaron con su conocimiento y conformidad?

10.- ¿Por qué nuestro Gobierno no ha recurrido las prerrogativas hidráulicas sobre el Ebro que el nuevo Plan Hidrológico socialista y el nuevo Estatut otorgan a Catraluña, mientras que otras Comunidades sí lo han hecho?

Y finalmente, una más: ¿ustedes creen que tendremos esas respuestas antes de que concluya la legislatura? Yo apuesto que no.

martes, noviembre 21, 2006

Elecciones anticipadas


El deterioro de la imagen de Zapatero y el coste que le está suponiendo la negociación con ETA, le aconsejaría un adelanto electoral, que se producirá tras anunciar el fin de los contactos con la banda terrorista. Todo previsto.



La presencia en la presidencia del Gobierno de un personaje que desafía el sentido común y que se caracteriza por su imprevisibilidad ha generado un tipo peculiar de analista, característico de los regímenes opacos. Hay analistas similares en Cuba, especializados en los gestos de Castro, sus comparecencias y sus palabras o, más importante a veces, sus ausencias y silencios. Fueron famosos los kremlinólogos, y ahora proliferan los zapaterólogos. Permítanme que me incluya por una vez entre ellos.

Se habla estos días de las elecciones anticipadas. La popularidad de Zapatero y sus expectativas electorales se hunden. Los problemas irresueltos van fermentando, sin que las abundantes y sorprendentes iniciativas que tanto admiraron a la opinión pública durante el primer año de mandato hayan tenido la más mínima relevancia sobre la calidad de vida de los ciudadanos. Como dijo Albert Rivera, hablar de la Guerra Civil no paga las hipotecas de la gente; hipotecas que, por cierto, cada vez son más altas. El diálogo con ETA está erosionando su popularidad, incluso ante los propios votantes socialistas.

Concluyo: habrá por tanto adelanto electoral. Zapatero no puede permitirse este nivel de deterioro de su crédito. Y tampoco puede permitirse la imagen de debilidad y entreguismo que transmite. Por tanto, comparecerá ante el Parlamento o ante la opinión pública, anunciará solemnemente el fin de los contactos con ETA -aunque no sea cierto-, dará una imagen de firmeza equivalente a un puñetazo en la mesa, y convocará elecciones anticipadas. Aprovechará así el momentáneo repunte de su popularidad y si eso le permite revalidar la mayoría, aunque sea con apoyo nacionalista, concluirá las interrumpidas -sólo formalmente interrumpidas- negociaciones políticas con ETA. Y digo políticas, porque nunca han sido otra cosa.

Habrá por tanto, insisto, adelanto electoral e irá acompañado del anuncio del cese de los contactos con ETA. Se admiten apuestas.

lunes, noviembre 20, 2006

La doble candidatura de Biel

Una de las noticias que va a marcar la actualidad de los próximos meses va a ser la doble candidatura de José Ángel Biel, presidente del PAR, a la presidencia de la DGA y al Ayuntamiento de Zaragoza, los dos centros de poder político más importantes de Aragón.

La decisión tiene muchas lecturas: desde el enrevesado -no tanto en realidad- cálculo de alianzas post-electorales en donde se pondrán en juego los apoyos populares obtenidos en ambos escenarios, a la simple vanidad del personaje. A veces son las debilidades humanas las que mejor explican determinadas decisiones, mucho más simples y banales de lo que suponemos. No es descartable la vanidad en quien, como Biel, está acostumbrado a ejercer un poder casi omnímodo, que no se corresponde con su respaldo electoral sino con la necesidad que tienen de él los dos partidos mayoritarios.

La historia electoral del PAR en las dos últimas décadas es la de un declive continuado, que, sin embargo, no ha mermado su poder, aunque amenace, si persiste, con conducirlo al sumidero por donde han desaparecido antes que él otros proyectos políticos.

Es evidente que la tendencia, de persistir, lo conduce directamente a la desaparición. Ello ha debido encender todas las alarmas. No es dudoso que ante semejante alternativa, José Ángel Biel haya pensado que sólo él, la figura más conocida del partido, podría obrar el milagro. Su talla política y su proyección pública son sin duda mucho mayores que las de cualquier otro posible cabeza de cartel. Sin embargo, su misma popularidad puede ser un peligro, puesto que también es cierto que después de su dilatada y a veces errática carrera se ha creado un gran número de enemigos y suscita importantes rechazos entre amplias capas de la población, que ven en él la representación más arquetípica y desagradable del político profesional, oportunista y caciquil. Frente a quienes lo aclamaron el pasado día 17 de noviembre en la plaza de toros de Zaragoza como a un profeta, muchos militantes colocados en alguna de las administraciones que controla -autonómica, comarcal, empresas públicas-, hay un gran número de ciudadanos que sienten por él un profundo rechazo. El personaje suscita pocas indiferencias.

Hay quien sostiene que pocos políticos hay en Aragón con la mandíbula más frágil que Biel. Su gestión no soportaría un análisis poco indulgente. Pero su fortaleza -aparente- reside únicamente en que ninguno de los dos grandes partidos se ha atrevido nunca a darle el primer golpe, ni siquiera mínimo, ni a criticar su gestión.

Frente a su propia consideración de eficaz, de lo que él mismo alardea, hemos podido leer alguna crítica mordaz, pero quizás certera, que apuntaba como preferible para Aragón que no lo hubiera sido tanto. Algunos de sus logros tienen una rentabilidad social más que dudosa, desde los fiascos ya lejanos del pabellón de la Expo de Sevilla, el segundo más caro entre todas las Comunidades Autónomas, después del de Andalucia, la anfitriona; el primer intento de televisión autonómica, saldado con varios miles de millones de coste; las comarcas, con el famoso y publicitado “coste cero”, que le han servido para crear una amplia red clientelar; el nuevo y esta vez definitivo intento de televisión aragonesa, con presupuestos anuales de sesenta millones de euros y audiencias que rondan el cinco por ciento; la policía autonómica; la proliferación de empresas públicas; el manifiesto clientelismo en la administración a favor de los militantes de su partido… La presencia de CHA, que no siente ni manifiesta por él ese temor reverencial, supone en esta ocasión un serio peligro para su imagen.

El cercano ejemplo de las deudas millonarias a Hacienda de La Muela -que hasta hace poco era el espejo de lo que sería su gestión municipal para Zaragoza- o la responsabilidad de su partido en desastres paisajísticos como el de Formigal permanecen también frescos en la memoria.

Circula el chiste entre los funcionarios de la DGA de la posible postulación de Biel al Arzobispado de Zaragoza. Y hay quien dice que si Biel mostró aquel enfado que los medios recogieron por la marcha de Bandrés al Real Zaragoza, no fue por haberse enterado por la prensa, sino porque no se le hubiera ocurrido a él antes. Pero bromas aparte, hay quien considera una burla al electorado su doble candidatura, siendo obvio que habrá de renunciar en al menos una de las dos instituciones. Su presencia por tanto no es más que un simple reclamo, un señuelo. Algo no bien visto por quien considera que la democracia es algo más serio que un concurso de popularidades.

No obstante, las espadas están en alto, y está por ver si rentabilizará el conocimiento público, o por el contrario, esa misma popularidad, que quizás no es tan positiva como él mismo piensa, acelera el declive de su partido. La propia base que ha creado y en la que se sustenta, mucho más interesada que ideológica, convierte en un peligro mortal su posible ausencia del poder durante una sola legislatura. En los escasos dos años en que hubo de abandonar la DGA, bajo la presidencia de José Marco, tuvieron que hipotecar la sede. ¿De dónde provienen, pues, los fondos que lo sostienen?

Resultados electorales del PAR en la última década

Ayuntamiento de Zaragoza
Año ..............Votos..................% ....................Concejales
1987 ...........66.296 .............23,08% ......................8
1991 ...........47.780 .............18,27% ................. ....6
1995 ...........41.558 .............12,53% ......................4
1999 ...........23.009 ...............7,74% ......................2
2003 ...........23.690 ...............6,99% ..................... 2

Cortes de Aragón
Año............. Votos...................%.................... Diputados
1987..........179.922..............27.80%.................... 19
1991..........151.420..............24.51%.................... 17
1995..........143.573..............20.31%.................... 14
1999............86.519..............13.16%.................... 10
2003............79.670..............11.10%.............. ........8

Ir al inicio

sábado, noviembre 18, 2006

El metro de Belloch


Las encuestas no le deben estar resultando muy favorables a Belloch. Han programado la inauguración de la estación de autobuses, tras años de retrasos, para un mes antes de las elecciones. Y ahora nos anuncia la primera línea de metro para Zaragoza sin presupuesto y en unos plazos imposibles de cumplir. Algo que ni él mismo se cree.

Después de mucho marear la perdiz y por sorpresa, Belloch anuncia un metro para Zaragoza para el año 2011. No parece que vaya a aprovechar los túneles del ferrocarril, lo que exigiría frecuencias muy poco operativas para un servicio de este tipo, sino que se van a construir otros nuevos. Ello hace altamente improbable que se pueda cumplir ese plazo. Pero es que la propuesta no tiene más que algunos estudios previos, apenas unos avances. No hay proyectos todavía, porque si se hubieran contratado, sus importes hubieran debido ser aprobados en el Ayuntamiento, o al menos presupuestados. Por tanto, al tiempo que exigirá la redacción de los proyectos hay que sumar el plazo de ejecución de las obras.

.
Pero es que el ministro Solbes ha dicho que no hay dinero del Estado para ello, cuando están ya muy avanzados y posiblemente cerrados los presupuestos del año 2007. El ministerio de Fomento desconocía hasta ayer mismo la propuesta. Siendo así, todo suena a maniobra electorera y al intento de neutralizar la oposición del PAR, tendiendo puentes para un futuro pacto tripartito. Y ello a costa de ofrecer a los ciudadanos un proyecto, necesario sí, pero en unos plazos imposibles y sin presupuesto. Un conejo recién sacado de la chistera. Debiéramos castigar especialmente a aquellos políticos que nos muestran tan poco respeto.

Otegui, hombre de paz


– Cuando yo uso una palabra –dijo Humpty Dumpty– esa palabra significa lo que yo quiero que signifique.
.
– La cuestión es –dijo Alicia– si se puede hacer que las palabras signifiquen cosas distintas.
.
– La cuestión –replicó Humpty Dumpty– es saber quién manda. Eso es todo.

domingo, noviembre 12, 2006

El paréntesis Zapatero


Lo que caracteriza a los aprendices de brujo es que las consecuencias de sus sortilegios se les escapan de las manos. Pocas veces son las deseadas.

Estas han sido las prioridades de este Gobierno: las bodas homosexuales, la Memoria Histórica, la retirada de la estatua de Franco, la regularización de inmigrantes, la prohibición del tabaco, la identidad sexual, las reformas de los estatutos... y poco más. Pero nada que se dirija a las preocupaciones de la gente. Observen qué ha dicho el líder de Ciutadans: “Hablar de la Guerra Civil no me paga la hipoteca”. Pocas críticas habrá recibido Zapatero que condensen mejor y en menos palabras la inutilidad de la mayor parte de sus acciones de gobierno; y la percepción que tiene la gente de ellas.

Pero agotadas todas esas iniciativas pseudoprogres más propias de un adolescente, los grandes problemas del país permanecen intocados e incluso agravados. ¿No era Aznar el que había exacerbado los nacionalismos, y él con su talante iba a reconducirlos? Pues allí los tiene. ¿Pretendía vertebrar España abriendo esta insensata carrera de reformas estatutarias? Porque está más desvertebrada de lo que lo ha estado nunca desde que concluyó la Guerra Civil. Zapatero se encuentra a estas alturas desbordado y sobre todo paralizado. Se acabó su iniciativa, y la que ha mostrado hasta ahora no ha servido de nada positivo para el bienestar de la gente o su confianza ante el futuro. La economía sigue su marcha, al margen de sus decisiones o quizás a pesar de ellas.

Pero pienso que un fenómeno como el de Zapatero no puede ser muy prolongado, ni volver a repetirse en mucho tiempo. Una serie de circunstancias desgraciadas le elevaron a una responsabilidad para la que no estaba preparado. Fue un accidente. Si grave fue el 11 M, sus secuelas políticas, a otro nivel por supuesto, también lo están siendo. Su mandato va a dejar profundas cicatrices en el cuerpo social, en nuestro marco institucional y en la convivencia nacional. Va a dejar España mucho más desvertebrada de como la encontró.

Pero el paréntesis Zapatero tiene que servir para algo. No puede pasar en vano, ni saldarse sólo con las graves lesiones que le está produciendo a España y sus posteriores cicatrices. Tendremos que sacar consecuencias. Y el PP habrá de asumir la responsabilidad de gobernar y tener el valor cuando gobierne de corregir los errores producidos, Estatutos incluidos. Habrá que asumir la receta de Rajoy, sentarse a reflexionar sobre las imprescindibles medidas para fortalecer el Estado, blindar sus competencias, restituirle algunas, quizás muchas, reequilibrar las asimetrías que ha introducido Zapatero y quizás algunas que derivan directamente de la Constitución, modificar la Ley Electoral, retomar el Pacto contra el Terrorismo con un PSOE recompuesto tras la debacle a la que se dirige, establecer unos pactos de Estado en materias básicas como la inmigración, la educación, la política energética o la política hidráulica. Habremos de extraer alguna enseñanza. Que sirva para algo el paso desgraciado, y esperemos que fugaz, de Rodríguez Zapatero por la Historia de España.

Nichos ecológicos vacios

Las autoridades medioambientales aragonesas están renunciando a importantes trabajos de recuperación de especies con criterios extremadamente cautelosos y pasivos frente a la invasión de especies foráneas y el incomprensible abandono de nichos ecológicos que se dejan absurdamente vacíos.


El crecimiento de la población de lobos en Asturias ha tenido algún efecto insospechado: la población de urogallos se recupera. Parece que los lobos contribuyen al control de la población de jabalíes, que depredan los nidales de urogallo. En la Naturaleza todo está relacionado, los efectos se encadenan de formas imprevistas y el mantenimiento de una especie autóctona contribuye a restituir los equilibrios perdidos.

En Aragón -y en otras partes de España- hemos comprobado la aparición de especies extrañas a nosotros que colonizan nuestros parques, campos y ríos: tórtola turca, cotorra argentina, siluro, mejillón cebra, cangrejo americano, cormoranes… Todas ellas son especies que hace unos años eran desconocidas. Y otras que antes migraban, ahora pasan el invierno con nosotros. Mientras tanto, desaparecen especies emblemáticas como el bucardo, la variedad pirenaica de la cabra de monte.

Los franceses han reintroducido alguna especie extinguida, que se ha extendido hasta la vertiente española del Pirineo, como las marmotas, con ejemplares procedentes de los Alpes. Es claro que esta población nunca tendrá el caudal genético de la que se extinguió, pero ocupa exactamente el mismo nicho ecológico que ocupaba aquélla.

Es conocida la problemática de la reintroducción de osos procedentes de Eslovenia. Pero sorprende que las autoridades francesas hayan recurrido a poblaciones tan alejadas cuando muy probablemente la variedad cantábrica sea más parecida a la pirenaica. Si se solventan los problemas de rechazo entre la población e indemnizaciones por daños, parece más razonable que se recurra a las poblaciones autóctonas que se mantienen en la cordillera Cantábrica.

Respecto a la pérdida del bucardo, aunque se contemple la clonación del último ejemplar muerto, la supervivencia de esta variedad no es posible. Los clones serían, si se logra su obtención, todos hembras. Se han visto ejemplares de cabra hispánica procedentes de Beceite en lugares próximos a Zaragoza como consecuencia de la expansión de la especie. Y sin embargo, no se plantea su reintroducción en el Pirineo, donde su nicho ecológico permanece vacío.

Y respecto a la nutria, también en Cataluña hay un centro de cría en cautividad de esta especie, aunque afortunadamente se recupera por sí misma gracias a la creciente limpieza de los ríos y depuración de las aguas residuales. Nuestro consejero de Medio Ambiente ha soltado alguna (¿una sola?) en la Alfranca. Si la nutria es un indicador biológico de la calidad de las aguas, no parece que las lagunas de la Alfranca sean el medio idóneo para su reintroducción. Veremos.

Pero por otra parte, se sabe que las autoridades catalanas están reintroduciendo la preciosa tortuga mediterránea (testudo hermanni) en el parque del Garraf. Y otro tanto están intentando las autoridades valencianas, aunque allí haya una extraña oposición ecologista, que la rechaza con el argumento de que no está documentada históricamente su presencia en esa comunidad, como si las especies entendieran de límites autonómicos con igualdad y contigüidad de hábitats. Es claro que una especie que cuenta con poblaciones aisladas en Sicilia, Cataluña, Baleares y sur de Francia ha debido estar extendida por todo el Mediterráneo occidental (hay una variedad propia del Mediterráneo oriental). Hay quien considera a la tortuga mora (testudo graeca) como propia de Aragón, aunque extinguida, siendo ésta una especie propia del Norte de África y sur de España, muy sensible al frío y que, por ello mismo, muy dudosamente haya existido en Aragón. Aquí mantenemos por el contrario restos de bosque mediterráneo (Peñaflor, Plana de María…) muy similar al de Cataluña (pino carrasco, coscoja, enebro, romero…), donde con seguridad hace siglos criaba la tortuga mediterránea.

Pensar, por último, en el lince sería soñar, de momento.


Las autoridades medioambientales aragonesas están renunciando a importantes trabajos de recuperación de especies con criterios extremadamente cautelosos y pasivos frente a la invasión de especies foráneas y el incomprensible abandono de nichos ecológicos que se dejan absurdamente vacíos. Los franceses, catalanes y valencianos están apostando y actuando de forma más decidida y valiente, sin renunciar por ello al rigor científico y medioambiental, ni descuidar el seguimiento estricto y cuidadoso de las especies reintroducidas y de su impacto. En ocasiones, la pasividad puede ser la actitud más irresponsable.

miércoles, noviembre 08, 2006

El premio naranja al catalanismo


El Ayuntamiento de Bellpuig (Lérida) ha instituido desde hace años sus particulares premios naranja y limón al catalanismo o anticatalanismo, por las acciones, según ellos, a favor o en contra de la identidad catalana. Los premios se llaman concretamente “estel” -estrella- y “boira” -niebla-. Aplausos y abucheos, para entendernos.


Un hecho del que yo no había tenido conocimiento, quizás porque hubo en su momento un exquisito cuidado en ocultarlo, es que nuestro presidente, Marcelino Iglesias, fue premiado hace unos pocos años. Entre la nómina de agraciados le acompañan Jordi Pujol o Juan José Ibarreche. Por el contrario, componen la nómina de los abucheados su Majestad el Rey, el presidente del Tribunal Constitucional, José María Aznar, Rodríguez Ibarra, Esperanza Aguirre… Y este año Albert Boadella.
Detalles como éste, que se han mantenido en secreto, ayudan a comprender muchas de las actuaciones de nuestro presidente y algunas de sus tibiezas. Así es como le ven los catalanes. ¿Cómo le vemos nosotros?

martes, noviembre 07, 2006

Paranoia alimentaria.

¿Alguien es capaz de cuantificar el incremento de la seguridad alimentaria aragonesa que puede imputarse a la puesta en marcha de nuestra Agencia de Seguridad Alimentaria? ¿Incrementa nuestra Agencia la seguridad que nos ofrece la estructura ordinaria de la DGA o las otras dos agencias de ámbito superior, comunitaria y española? Y si es cierto que la incrementa, ¿cuánto y a qué coste?


Circulan por ahí determinadas consignas socialmente aceptadas que nadie se atreve a discutir y que acaban convertidas en coartadas universales con cuya invocación puede justificarse casi todo. Una de ellas es la “seguridad alimentaria”. ¿Quién se atrevería a cuestionar su necesidad? ¿Alguien pude objetarla? Yo no, desde luego. Aunque sí creo necesario matizarla. Porque es una evidencia que ni todas las políticas ni todos los gastos pueden justificarse en su nombre. Seguridad, sí, por supuesto, y con un alto nivel de exigencia; pero como objetivo, nunca como coartada.

La Unión Europea ha acuñado un término de gran poder expresivo, pero esencialmente falso: “la máxima seguridad”. En materia alimentaria hemos de exigir y las empresas y poderes públicos han de estar en disposición de garantizar la máxima seguridad. Como principio está bien, pero sin olvidar algunas cuestiones básicas. La primera de todas, que la seguridad total no existe; que la máxima seguridad posible no es ni puede ser la seguridad total; que el riesgo, aunque éste sea mínimo, es inherente a la vida. La segunda de ellas, que cualquier incremento adicional de la seguridad tiene un coste. Y que, de acuerdo con las leyes económicas, incrementos sucesivamente menores de esa garantía ‑incrementos marginales- tienen costes mayores. Al final, un gasto desmesurado apenas nos aporta un margen mínimo de seguridad: por ejemplo, que la ingestión de un determinado aditivo durante treinta años a dosis altamente improbables no nos va a causar más daño que su ingestión durante veinte, que era lo que hasta ahora se había estudiado. Y por último, aunque sin agotar todas las consideraciones posibles, que carece de sentido incrementar esa seguridad hasta extremos paranoicos cuando la hacemos coexistir con hábitos escasamente saludables como el tabaquismo, la ingesta de alcohol, el exceso calórico, los desequilibrios dietéticos de todo tipo o el sedentarismo. O cuando ignoramos riesgos mucho más graves como las resistencias microbianas que propiciamos con el uso irresponsable de los antibióticos.

Pero a la sombra de esa consigna tan incuestionable se están implantando políticas que sí son merecedoras de serias y fundamentadas objeciones. En primer lugar, porque cabe cuestionarse si esas políticas son realmente efectivas para conseguir ese incremento de la seguridad alimentaria. Pondré un ejemplo cercano: ¿Alguien es capaz de cuantificar el incremento de la seguridad alimentaria aragonesa que puede imputarse a la puesta en marcha de nuestra Agencia de Seguridad Alimentaria? Es sabido que este órgano consultivo se solapa con la estructura ordinaria de la DGA que tiene servicios con competencias en la materia en varios Departamentos, quizás tampoco impecablemente coordinados. Y es sabido que se solapa con la Alta Autoridad Alimentaria Europea y con la Agencia de Seguridad Alimentaria Española, en cuyo ámbito de competencia territorial nos hallamos. Es decir, nuestra seguridad alimentaria también es responsabilidad de estos dos órganos. ¿Incrementa nuestra Agencia la seguridad que nos ofrece la estructura ordinaria de la DGA o estas dos agencias, comunitaria y española? Y si es cierto que la incrementa, ¿cuánto y a qué coste?


La aparición durante la década pasada de la enfermedad de las vacas locas y su variante humana ha originado un auténtico torrente de nuevas medidas basadas en ese principio de “máxima seguridad” más que en relaciones causales científicamente demostradas. Al revés, ante la imposibilidad de demostrar la inocuidad de determinados productos o prácticas productivas, aunque tampoco se haya demostrado que sean peligrosos, se han puesto en marcha medidas preventivas que están teniendo un coste inmenso. No incrementan nuestra seguridad, sino su garantía, que es un valor aún más intangible. Aunque en definitiva, ni sabemos si la incrementan ni en qué medida lo hacen. Sólo podemos medir sus costes, aunque éstos son tan elevados que incluso esto es difícil.

Hablamos aquí de políticas europeas. La evidencia de que ha podido ser el consumo de proteínas animales las que han originado la enfermedad en las vacas ha traído como consecuencia la prohibición de su uso en la alimentación animal incluso de especies omnívoras, perfectamente adaptadas para su aprovechamiento y sobre las que no recae ninguna sospecha o indicio de transmisión. Simplemente no hay evidencias que permitan descartarla. Y es extremadamente difícil que las haya. El incremento de los costes productivos es manifiesto.


Y otro tanto cabe decir con la eliminación de cadáveres de animales, que antes se enterraban en las propias explotaciones o se llevaban a muladares para la alimentación de aves carroñeras. Ahora esos restos deben transportarse -muchos ciudadanos aragoneses han sufrido la inolvidable experiencia de circular detrás de uno de esos camiones- y procesarse en plantas industriales, cuya producción de proteínas tampoco puede ser objeto de ningún aprovechamiento, ni para alimentación animal, como lo era antes, ni para ningún otro. El depósito de los cadáveres en muladares requería hasta hace poco tantos requisitos que es inviable, por ejemplo, para la eliminación del ovino. Otras medidas como la implantación de la trazabilidad de los animales de granja conllevan costes económicos y de gestión que comprometen de nuevo los márgenes empresariales e incrementan la carga burocrática, que el ganadero no está preparado para asumir. Y esos costes recaen sobre agricultores, ganaderos, consumidores y contribuyentes.

Qué duda cabe que todas esas medidas nos restan competitividad frente a terceros países. Como contrapartida, el consumidor obtiene un supuesto incremento de la seguridad alimentaria que ni se percibe, ni se puede medir y que, en definitiva, no se sabe si es ficticio o real, puesto que algunas de estas medidas no se sabe si le protegen de peligros o amenazas reales o sólo supuestos.

Hay quien conjetura que todas estas medidas son una salvaguarda del sector frente a la competencia que pudiera derivar de una apertura del mercado mundial. No todos los países están preparados para establecer semejantes medidas de control. Y sería difícilmente justificable la importación de productos a los que se exigen menores garantías sanitarias que las que exigimos a nuestros propios productores. Pero no parece que sea esa la estrategia. En las negociaciones en el seno de la Organización Mundial del Comercio nunca se han explicitado esas condiciones, o no con tanto rigor. De momento esas medidas suponen una carga progresiva para el sector agrario y ganadero, y para el contribuyente, que incrementan costes y exigencias y cuya necesidad y rentabilidad social deberíamos saber evaluar con mayor precisión. Porque, mientras tanto, con tanta exigencia, el campo se nos muere.

lunes, noviembre 06, 2006

La bonhomía de Rajoy y la extrema derecha


Rajoy está mostrando más debilidad ante los barones de su propio partido que ante Rodríguez Zapatero. Ello está sumiendo en el desconcierto a las bases de su partido y a su electorado.
.
Según el presidente de mi Gobierno, yo debo ser de extrema derecha. No sé si con eso quiere decir que soy extremadamente conservador, que no soy progresista o que no soy demócrata. En cualquiera de esos casos, yerra. Soy intachablemente demócrata, soy progresista (amo el progreso y me sumo entusiasmado a todo aquello que suponga una mejora de la condición humana) y no soy en absoluto conservador. Por el contrario, me indigna la explotación del hombre por el hombre, el enriquecimiento desmedido de unos pocos basado en la pobreza de los más y las leyes injustas, la violencia, la demagogia, la arbitrariedad y la corrupción. Nuestro presidente -inmaduro y frívolamente sectario como un adolescente- debe creer que quienes discrepan de su política se regocijan ante la injusticia y la discriminación. Que quienes discrepan son -somos- de extrema derecha, vaya.

Debo decir que sí, que hubo un primer e irreflexivo momento de irritación. Tuve un impulso de indignación, y recuerdo que dije de él algo parecido a lo que Pérez Reverte desde las páginas de El Semanal le llamaba ayer, sin citarlo pero apuntando con una precisión que no requería de más explicaciones: “soplapollas”. Que no está mal para referirse a un presidente del Gobierno. Luego, apenas un par de minutos más tarde, una vez serenado el ánimo y analizado el asunto, confieso que me encogí de hombros. No sólo por la falta de rigor intelectual y talante democrático que demuestra tal imputación, sino por venir de quien viene. A estas alturas, recuerdo tal cantidad de tonterías y falacias saliendo de su boca que me desacredito ante mí mismo tomándole alguna de ellas en serio.

Pero eso mismo -que es de extrema derecha- debe pensar de Rajoy. A mí no me importa nada que lo diga de mí. ¿Le importa a Rajoy que lo diga o lo piense de él? Lo pregunto porque alguna de sus últimas actuaciones parece mostrar algún tipo de complejo al respecto. ¿Hay algún problema en que Rajoy hable sin complejos ideológicos ni, mucho menos, psicológicos del patriotismo, y más exactamente del patriotismo español como ha hecho Esperanza Aguirre? ¿Es ser de extrema derecha defender con firmeza y sin complejos unas ideas intachablemente democráticas?

Pero me temo que no es ese el problema de Rajoy. El problema de Rajoy no es Zapatero, ni el miedo a lo que pueda pensar de él. El problema de Rajoy es la falta de firmeza ante los barones de su propio partido, ante los caciques autonómicos y locales que defienden sus intereses territoriales, sus prebendas, la acumulación de competencias y transferencias de dinero que gestionar, las posibilidades de nuevas designaciones… Todos esos, que en todos los partidos, inevitablemente, comprueban que existen posibilidades de incrementar su poder y que están dispuestos a apurarlas. Quizás no sea eso lo que convenga al bien común, ni a España o a los españoles. Pero eso que sería entendible en los nacionalistas, pues lo han asumido como doctrina, también ha acabado afectando a los miembros de otros partidos, de los que cabría esperar una visión más general, y por ello mismo más generosa. La soberbia y la vanidad siguen moviendo el mundo. Y la estupidez, cuando esa política de ampliación de competencias la manifiesta quien está en la oposición. Pues Rajoy está demostrando un temor extraño, no entendible ni esperable, ante sus propios barones. Su acreditada bonhomía se está mostrando como pusilanimidad.


Su inicial discurso, lleno de sensatez, sobre la necesidad de una reforma constitucional que blindara primero las competencias del Estado, que recuperara incluso algunas indebidamente cedidas, ha dado paso a una serie de decisiones que están sumando a su electorado y a las bases de su partido en la perplejidad. ¿Era aquel discurso de extrema derecha? No, no lo era. Era simplemente sensato. Era el discurso necesario. Y si era necesario, ¿por qué se ha abandonado? ¿por su falta de entereza y valor para imponerse sobre las ambiciones mezquinas -o la estupidez- de los barones regionales de su partido? No sólo la inteligencia define a un líder, sino el valor y la firmeza, la solidez de sus principios.

domingo, noviembre 05, 2006

El PAR: una forma de hacer política


Durante toda esta legislatura el PAR (Partido Aragonés) ha puesto a la alcaldesa de La Muela como un modelo de gestión municipal. Al decir de la prensa, todos los antiguos vecinos de esta pequeña localidad en las cercanías de Zaragozana se han enriquecido gracias a las masivas recalificaciones de terrenos. El municipio cuenta con un gigantesco parque eólico (unos mil molinos) y un enorme polígono industrial, Centrovía. Igualmente se ha promovido una gran urbanización que podría convertir a La Muela en la segunda población de Aragón, por delante de Huesca o Teruel, y que últimamente ha sufrido el frenazo de los órganos de ordenación territorial por las servidumbres no resueltas que acarrearía: accesos, centros de salud y escolares, abastecimiento de aguas, residuos... La oposición ya denunció hace tiempo que alguna de las últimas fases del polígono Centrovía habían quedado exentas de la preceptiva evaluación de impacto ambiental a pesar de haber destrozado con sus explanaciones una importante zona esteparia. Cabe añadir que el Departamento de Medio Ambiente se encuentra gestionado por el PAR, el mismo partido con el que concurrió la alcaldesa.


Pero una de las cosas que hizo famosa la gestión de la alcaldesa, María Victoria Pinilla, que incluso ha llamado la atención de la prensa nacional, es la subvención anual de viajes al Caribe a los vecinos. Esos viajes han sido muy publicitados y comentados. Personalmente, nunca me pareció ético ni presentable recaudar impuestos a las empresas para luego financiar unas vacaciones pagadas a los vecinos.

Recientemente la alcaldesa presentó su renuncia alegando razones personales. Al poco tiempo, se ha sabido que la Agencia Tributaria exige al Ayuntamiento de La Muela el pago de una deuda de más 3 millones de euros. Quizás fueran esas las razones personales. Pero puede leerse abundantemente sobre el tema en Internet. La alcaldesa ha irrumpido con posterioridad de forma poco ortodoxa en los plenos del Ayuntamiento, interrumpiendo y pretendiendo leer algún manifiesto de descargo. Su popularidad parece haber caído en picado. Sólo cabe añadir que el PAR ahora ni la nombra.

Pero hoy mismo aparece en la prensa aragonesa el caso de otro alcalde del PAR, de Chimillas, en las proximidades ahora de Huesca, quien al parecer ha compaginado sin problemas su condición de alcalde y promotor inmobiliario. El Periódico de Aragón afirma, citando como fuente de información a los vecinos, que fue el propio alcalde quien compró casi todos los suelos edificables, los urbanizó y quien vendió posteriormente las parcelas, aunque el que firmaba la compraventa ante el notario era su socio constructor. El modelo de gestión municipal se repite. El presidente de PAR, José Ángel Biel, y a su vez vicepresidente de la Diputación General de Aragón, encabezará en las próximas elecciones la lista autonómica y la municipal al Ayuntamiento de Zaragoza. ¿Aplicará ese modelo de gestión a Zaragoza?

El PAR lleva gobernando casi sin interrupción en Aragón desde hace veinte años, coaligado unas veces con el PP y últimamente con el PSOE a pesar de que su trayectoria electoral ha sido siempre descendente. En las últimas elecciones autonómicas obtuvo el 10% de los votos. A pesar de ello ostenta la vicepresidencia, como ya he dicho, y varias consejerías. Quienes en el conjunto de España se escandalizaban por el poder que alcanzó Carod en el gobierno tripartito de Cataluña con el 16% de los votos, seguramente desconocían el caso de Aragón.


Las ineludibles reflexiones del PP

El PP debiera aplicarse en la interpretación correcta de los resultados de las elecciones catalanas. Ciutadans y PP suman 17 escaños. El constitucionalismo, el bilingüismo y la tolerancia han ganado espacio en Cataluña.

Estas reflexiones, que más adelante expondré, quizás debiera hacerlas también el PSOE. Pero ellos, los socialistas, han gobernado en Cataluña, han encabezado un tripartito que ha cometido todos los deslices posibles y alguno que nunca pudiéramos haber imaginado. Reconozcamos que la escena de la corona de espinas en la cabeza de Carod era inimaginable, aún después de haber conocido su entrevista con Ternera. Y lo del Carmelo, y lo del 3%, y el histrionismo de Maragall, y la colocación de los hermanísimos... No hace falta reflexionar mucho para explicarse su pérdida de votos. Por no citar el carisma de Montilla, por si hiciera falta alguna otra razón complementaria.

Pero el PP no ha gobernado y ha perdido ochenta mil votos. Los mismos que ha ganado Ciutadans. Aunque los analistas que han investigado los resultados por distritos, concluyen que dos de los tres escaños “ciudadanos” proceden del PSOE de Barcelona y el tercero, quizás, del PP.

Las reflexiones que yo le propongo al PP son las siguientes: ¿Dónde han ido a parar esos ochenta mil votos? ¿Qué es lo que piensan, a qué conclusiones han llegado esos ochenta mil votantes que no le han revalidado su confianza? Y sobre todo, ¿qué debe hacer el PP para recuperarlos, que es el primer paso para ganar luego otros? Del acierto en responder esas preguntas dependerán sus posibilidades de recuperación.

Les ayudaré: ¿Creen que han dejado de votarles por su oposición a la reforma del Estatuto? ¿Alguien que apoyara ese Estatuto es un votante natural del PP o, por el contrario, de los partidos nacionalistas? Porque, hagan cuentas, ¿cuántos catalanes apoyaron el Estatuto? Menos que los que ahora han votado. Las conclusiones no van, entonces, por ese camino. La ciudadanía catalana no ha vibrado ante el Estatuto. Menos aún aquella parte que vota al PP.

¿Les habrán dejado de votar, por el contrario, por su tibieza en la defensa del ideario popular, del de sus votantes naturales? Veamos: en tiempos de Vidal Quadras, el PP obtuvo, creo recordar, una representación mayor. Una parte de sus votos han ido a Ciutadans, otra mayor a la abstención, o a engrosar esos sesenta mil votos en blanco (¡sesenta mil!, nada menos) ¿Se puede deducir que esa parte del electorado que antes se sintió representada por el PP ahora no se siente así? Eso es una obviedad. No habría ni que decirlo. Pero, insisto, por qué.

No voy a sugerir que el PP se convierta en un partido asambleario. No es posible, ni deseable. Pero sin caer en esos extremos, sí se echa a faltar, y no sólo en él, una mayor cercanía y atención por el sentir de la ciudadanía y, especialmente, de sus militantes. Los partidos deben ser un cauce de participación política. Si no son eso, no son nada. O serán otra cosa. Pero no un partido político. Serán un grupo de intereses, un lobby, un clan, un club, una oligarquía, una organización más o menos benéfica, una mafia incluso...

En una reunión del Foro de Ermua en Barcelona, en la que por cierto faltó Piqué (quizás por no coincidir), al saludar la presencia entre los asistentes de Aleix Vidal Quadras el auditorio, muy concurrido, prorrumpió en aplausos y gritos: “¡Presidente, presidente...!” Y los interventores y apoderados del pasado referéndum manifestaban en privado su esperanza por el pronto retorno de Vidal Quadras. Pero en Génova no parecen haberse enterado de eso. Quizás falte democracia interna, o quizás sea un fallo en las “antenas”, un embotamiento de la sensibilidad, una lejanía del pulso de la calle... catalana en este caso. No quiero pensar que también de la andaluza.

Número de visitas