domingo, noviembre 12, 2006

Nichos ecológicos vacios

Las autoridades medioambientales aragonesas están renunciando a importantes trabajos de recuperación de especies con criterios extremadamente cautelosos y pasivos frente a la invasión de especies foráneas y el incomprensible abandono de nichos ecológicos que se dejan absurdamente vacíos.


El crecimiento de la población de lobos en Asturias ha tenido algún efecto insospechado: la población de urogallos se recupera. Parece que los lobos contribuyen al control de la población de jabalíes, que depredan los nidales de urogallo. En la Naturaleza todo está relacionado, los efectos se encadenan de formas imprevistas y el mantenimiento de una especie autóctona contribuye a restituir los equilibrios perdidos.

En Aragón -y en otras partes de España- hemos comprobado la aparición de especies extrañas a nosotros que colonizan nuestros parques, campos y ríos: tórtola turca, cotorra argentina, siluro, mejillón cebra, cangrejo americano, cormoranes… Todas ellas son especies que hace unos años eran desconocidas. Y otras que antes migraban, ahora pasan el invierno con nosotros. Mientras tanto, desaparecen especies emblemáticas como el bucardo, la variedad pirenaica de la cabra de monte.

Los franceses han reintroducido alguna especie extinguida, que se ha extendido hasta la vertiente española del Pirineo, como las marmotas, con ejemplares procedentes de los Alpes. Es claro que esta población nunca tendrá el caudal genético de la que se extinguió, pero ocupa exactamente el mismo nicho ecológico que ocupaba aquélla.

Es conocida la problemática de la reintroducción de osos procedentes de Eslovenia. Pero sorprende que las autoridades francesas hayan recurrido a poblaciones tan alejadas cuando muy probablemente la variedad cantábrica sea más parecida a la pirenaica. Si se solventan los problemas de rechazo entre la población e indemnizaciones por daños, parece más razonable que se recurra a las poblaciones autóctonas que se mantienen en la cordillera Cantábrica.

Respecto a la pérdida del bucardo, aunque se contemple la clonación del último ejemplar muerto, la supervivencia de esta variedad no es posible. Los clones serían, si se logra su obtención, todos hembras. Se han visto ejemplares de cabra hispánica procedentes de Beceite en lugares próximos a Zaragoza como consecuencia de la expansión de la especie. Y sin embargo, no se plantea su reintroducción en el Pirineo, donde su nicho ecológico permanece vacío.

Y respecto a la nutria, también en Cataluña hay un centro de cría en cautividad de esta especie, aunque afortunadamente se recupera por sí misma gracias a la creciente limpieza de los ríos y depuración de las aguas residuales. Nuestro consejero de Medio Ambiente ha soltado alguna (¿una sola?) en la Alfranca. Si la nutria es un indicador biológico de la calidad de las aguas, no parece que las lagunas de la Alfranca sean el medio idóneo para su reintroducción. Veremos.

Pero por otra parte, se sabe que las autoridades catalanas están reintroduciendo la preciosa tortuga mediterránea (testudo hermanni) en el parque del Garraf. Y otro tanto están intentando las autoridades valencianas, aunque allí haya una extraña oposición ecologista, que la rechaza con el argumento de que no está documentada históricamente su presencia en esa comunidad, como si las especies entendieran de límites autonómicos con igualdad y contigüidad de hábitats. Es claro que una especie que cuenta con poblaciones aisladas en Sicilia, Cataluña, Baleares y sur de Francia ha debido estar extendida por todo el Mediterráneo occidental (hay una variedad propia del Mediterráneo oriental). Hay quien considera a la tortuga mora (testudo graeca) como propia de Aragón, aunque extinguida, siendo ésta una especie propia del Norte de África y sur de España, muy sensible al frío y que, por ello mismo, muy dudosamente haya existido en Aragón. Aquí mantenemos por el contrario restos de bosque mediterráneo (Peñaflor, Plana de María…) muy similar al de Cataluña (pino carrasco, coscoja, enebro, romero…), donde con seguridad hace siglos criaba la tortuga mediterránea.

Pensar, por último, en el lince sería soñar, de momento.


Las autoridades medioambientales aragonesas están renunciando a importantes trabajos de recuperación de especies con criterios extremadamente cautelosos y pasivos frente a la invasión de especies foráneas y el incomprensible abandono de nichos ecológicos que se dejan absurdamente vacíos. Los franceses, catalanes y valencianos están apostando y actuando de forma más decidida y valiente, sin renunciar por ello al rigor científico y medioambiental, ni descuidar el seguimiento estricto y cuidadoso de las especies reintroducidas y de su impacto. En ocasiones, la pasividad puede ser la actitud más irresponsable.

1 comentario:

Jose Miguel Pintor / Mail: jose.m.pintor@gmail.com dijo...

Una buena noticia sobre el bucardo, parece que la reintroducción va para adelante empujados por los franceses.


http://zaragozasalvaje.blogspot.com.es/2012/06/se-estudia-la-reintroduccion-del.html


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