Todos los españoles de mi generación somos, de alguna manera, hijos del franquismo, en la medida en que nacimos y crecimos -al margen de nuestra voluntad, como transcurre la vida- bajo el régimen franquista.
Pero entre ellos hubo, como en todos los regímenes, sus hijos predilectos. Que no fueron mis padres ni la inmensa mayoría de los españoles, que sólo podemos agradecer de aquella época la estabilidad y el progreso que propició. Disfrutamos, nuestros padres, y nosotros, siendo niños y jóvenes, del modesto estatus reservado a la clase media, que fue el principal fruto del franquismo y garantía de la estabilidad con que luego discurrió la Transición.
Pero digo que hubo hijos predilectos del franquismo, quienes se sumaron activamente a él, lo apoyaron y se beneficiaron de sus prebendas: militares de alta graduación, procuradores de las Cortes franquistas, jefes provinciales del Movimiento, gobernadores civiles, presidentes de las diputaciones provinciales, alcaldes y cargos políticos en general. No había oposición posible, salvo en la clandestinidad. Todos esos cargos políticos eran por tanto adeptos al régimen.
El Partido Socialista, al contrario que los comunistas, nunca se caracterizó por su oposición a Franco. El Partido Socialista simplemente no existió. O no tuvo vida activa. Tampoco quienes hoy forman parte de su estructura pudieron tener, por razón de edad, parte activa contra el franquismo. ¿Es su ideología, y el revisionismo de que han hecho gala en los últimos años, fruto del resentimiento por los agravios, las penurias o la represión que sufrieron ellos o sus padres? Podría ser una explicación. Pero no es la explicación.
Podría bastar la simple convicción ideológica, sin otra justificación. Pero a lo largo de estos años les hemos oído muchas veces apelar a esos agravios. María Teresa Fernández de la Vega lo dijo: “Mi padre fue un represaliado del franquismo”. Igualmente, se atribuye a José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía y nuevo presidente del PSOE, la frase siguiente: “Nosotros, los socialistas, los que hemos sufrido la represión de la dictadura, no podemos permitir que la derecha gobierne en Andalucía”. Y su antecesor en ambos cargos, Manuel Chaves González, dijo: “Tenemos que ganar, porque se los debemos a nuestros padres y a nuestros abuelos, que lo pasaron muy mal durante el franquismo”.
Todos ellos mintieron. Lean el siguiente artículo de Santiago González, donde se demuestra:
Es posible que la represión de la que hablan no la sufrieran del franquismo, sino de sus padres, hacia los que albergan, como pasa en tantas ocasiones, el sordo resentimiento que generan unos padres autoritarios. Ello daría lugar a una explicación psicológica:
Pero quizás la psicología no sea la explicación sino el simple y descarnado utilitarismo.
¿Cómo pudo decir María Teresa Fernández de la Vega que su padre había sido un represaliado del franquismo si fue delegado de Trabajo en Zaragoza? ¿Y los otros dos, hijos respectivamente de un comandante de la Casa Militar de Franco y de un coronel de Artillería? ¿Ellos, socialistas, sufrieron represión durante la dictadura? ¿Sus padres y abuelos lo pasaron mal durante el franquismo?
Mienten. Fueron unos niños burgueses y acomodados durante el franquismo, con mayor nivel de vida que el que disfrutamos la mayoría de los españoles, y ya de adultos han sido unos socialistas impostados, ricos -les viene ya de familia-, que han construido su carrera política diciendo representar a la clase obrera desde una posición de privilegio, a la que nunca han renunciado.
¿Cómo, pues, pudieron decirlo? ¿Por qué? Por una sencilla razón, porque les es políticamente rentable. No hay más. Pero si les es políticamente rentable es porque hay gente que todavía les cree.
Sin embargo, yo estoy convencido de que no se puede construir una opción política sobre la mentira. Es nuestra obligación desenmascarar a estos farsantes.
PS.: Por supuesto, ni Santiago González ni yo mismo somos los primeros en plantear la cuestión:
13 comentarios:
Usted nombra que el regimen de Franco dio estabilidad y progreso, eso es bastante cuestionable. En Corea del Norte hay mucha estabilidad, con Hitler y Stalin había mucha paz, la de los cementerios. Con Franco paso un poco eso. Respecto al progreso, España arrastra un retraso de decadas con respecto a varios países europeos en parte a la dictadura. Me ha perdido mucha credibilidad señor Oroel.
Efectivamente, la estabilidad es muy fácil de conseguir si no consientes ninguna opinión divergente.
Incluso el progreso, si no tienes un oposición que cuestione tus decisiones es factible si no te pierdes en demasiadas chorradas ideológicas, y como decía Franco, el no se metía en política.
El progreso se consiguió, pero partiendo de un punto tan bajo como el que dejó la guerra civil...
Es cierto que Franco dejó una España varias décadas retrasada con respecto a otros paises. No hay más que ver películas españolas de esa época y comparar con lo que se ve en las pelis americanas de los mismos años.
Se puede criticar lo que critica Oroel (que me parece extraordinariamente criticable)sin echarle unas flores al franquismo que creo que no merece.
Más que una defensa del franquismo, Oroel ha querido poner de manifiesto la hipocresía, el cinismo y la mentira que muchos socialistas de relumbrón, prodigan día tras día, habiendo sido hijos de...regimen.Si hasta Cebrián, el jefe de PRISA (EL PAIS, la SER, y Santillana)fue director de informativos de TVE ¡¡¡en tiempos de Arias Navarro¡¡¡¡ y su padre fue director del diario falangista Arriba.
Es un hecho contastable, Solchaga (el de las tres devaluaciones entre 1992 y 1993) era nieto del general solchaga que tomó Castellón. El padre de Griñán comandante de la guardia de Franco (A Griñán sólo le salva que sea del Atleti....). Mari Tere, hija de su padre, falangista azul mahón.
No obstante,ese cambio generacional es hasta cierto punto lógico. Por ejemplo, en la familia de mi padre, que eran 10 hermanos, se da la paradoja de que los que sufrieron las restricciones y la posguerra, son más conservadores, que los pequeños, que fueron los que mejor vivieron y sin embargo tienen tendencias izquierdistas.
Sin ir más lejos, en la Iglesia pasó algo parecido, y ahora la tortilla ha dado la vuelta, los más jóvenes sacerdotes son más de "derechas" que los modernos de 75 años...
Recomiendo un blog que da muchos detalles de Historia (ahora lleva 5 capítulos sobre el Chile de Pinochet que es muy aplicable a España), y que tien una serie de artículos muy profundos sobre el franquismo, tanto político como sociológico. historiasdehispania.blogspot.com. altamente recomendable
No me gusta Franco: fue innecesariamente riguroso al finalizar la Guerra Civil; riguroso hasta la injusticia y la crueldad.
Pero no se puede negar que bajo su mandato hubo en España el más largo periodo de estabilidad y progreso experimentado por nuestro país desde la invasión napoleónica. No se puede negar sin incurrir en el sectarismo. Es un hecho. Y como no era de eso de lo que quería hablar, no he entrado en más detalles. Creía que no hacía falta. Ahora veo que sí.
Efectivamente, los demás países europeos, devastados después de la Segunda Guerra Mundial, experimentaron crecimientos muy superiores a los de España, especialmente en los primeros años. Mientras España sufría el aislamiento que se reserva a los apestados, los demás disfrutaron del plan Marshall. Ello hizo que cuando España consiguió salir de aislamiento, poniendo fin a la etapa de la autarquía, aunque se inició una etapa de prosperidad y de crecimiento que ya no hemos vuelto a experimentar, la distancia con los demás países europeos era ya insalvable. Mi generación ha conocido exclusivamente esta última etapa. Pero a Franco hay que juzgarlo por todo su mandato. Y especialmente, es verdad, en los primeros años fue terrible.
Pero no creo necesario comparar este periodo, todo el franquismo, con el de la República, que sufrió los efectos del crack del 29, y en donde todos los parámetros económicos se desplomaron. La falta de estabilidad de la República también es conocida: la quema de iglesias y conventos de mayo del 31, el episodio de Casas Viejas, la rebelión del 34, las huelgas generales, una ley de censura de prensa claramente liberticida, el asesinato del líder de la oposición por el escolta de Prieto…
Pero, efectivamente, como dice Francisco, no he hecho ni he pretendido hacer una loa del franquismo. Simplemente, no me permito caer en el sectarismo. Me disgusta que cualquier referencia desapasionada e imparcial de ese periodo, si no abunda en críticas (que además deben hacerse explícitas) para que quede claro el distanciamiento, se interpreta como connivencia.
Esto me recuerda el juicio a Garzón, donde lo que acaba juzgándose de nuevo es el franquismo. Lo que debiera preocuparnos, aquí y ahora, son las conductas de nuestros coetáneos, especialmente de quienes nos gobiernan o han gobernado hasta hace dos meses.
De la misma forma, al final, el juicio de la hipocresía de los socialistas, hijos o nietos predilectos del franquismo, del que han heredado una desahogada posición económica, acaba convertido en un juicio al régimen. Y en un juicio a mí mismo por no haberlo condenado vehementemente. ¿Cómo se me ha podido ocurrir decir que hubo estabilidad y crecimiento económico? ¿Quizás simplemente porque los hubo, sin más matices? ¿Es necesario a estas alturas volver a pormenorizar todos esos matices y zonas oscuras del régimen? Y, sobre todo, ¿justifica eso la mentira de esos militantes socialistas que ahora se erigen en víctimas del franquismo sin haberlo sido o habiendo sido precisamente todo lo contrario?
Os voy a dar una noticia de la que quizás no os habíais enterado: Franco ha muerto. Y hace ya unos cuantos años que ocurrió.
Grande Oroel en este último comentario. No merecerá loas el franquismo, pero tu racionalidad y mesura bien se merecen mi reconocimiento. ¡Bravo!
Todo se resume en lo siguiente: "Agua pasada no mueve molinos"
Eso sí, siempre conocer bien la historia para evitar tropezar con la misma piedra.
Un saludo!
"¿Es necesario a estas alturas volver a pormenorizar todos esos matices y zonas oscuras del régimen?"
No, no hace falta, pero la tesis que proponías hubiera quedado EXACTAMENTE igual sin decir lo de la estabilidad y el crecimiento. ¿Para qué decirlo? Si no era el tema y no aporta nada...
Nadie pide que se maticen las zonas oscuras, pero entonces ¿Por qué nombrar las "zonas brillantes"? No sé, se me hace raro, por eso lo pregunto.¿Hay un poco de snobismo de lo políticamente incorrecto?¿te mola ir "a la contra"?
"¿justifica eso la mentira de esos militantes socialistas que ahora se erigen en víctimas del franquismo sin haberlo sido o habiendo sido precisamente todo lo contrario?"
Por supuesto que no, esos tíos son unos impresentables.
Un régimen puede ser negativo y los que se oponen a él también. En este caso los enemigos de mis enemigos no tienen porqué ser mis amigos. Sobre todo cuando mienten de esta manera.
Estimado Alejandro:
¿Hay un poco de snobismo de lo políticamente incorrecto?¿te mola ir "a la contra"?
Son sin duda unas preguntas retóricas. Ya me conoces. La respuesta es sí a ambas. Soy así.
¡¡Lo sabía!!
¡¡¡Ja, ja, ja...!!!
¿Y no os parece un poco sospechoso el hecho de que en las altas cúpulas de los dos únicos partidos con posibilidad de gobernar, exista tan alto índice de "hijos del franquismo"?
Porque aquí no ha dicho nadie nada pero el PP está plagadico de aquellos. De hecho, hace poco la acaba de palmar uno que no fue hijo de adepto al régimen sino que lo fue.
Y dicho esto, ¿no parece sospechoso también que todos estos, hijos de aquellos que obtuvieron tanto progreso, tengan tantos amigos dueños de grandes empresas, bancos y medios de comunicación? Amigos que, a su vez, muchos de ellos son hijos también de padres que hicieron muy buenos negocios en aquella época
“Todos los españoles de mi generación somos, de alguna manera, hijos del franquismo”. Así comienza mi artículo. Y no creo señalar nada extraño si digo que en esa época, como en todas, hubo quien prosperó y quien no. O hubo quien prosperó más y quien menos. La proximidad al poder -otra obviedad- es un indudable factor de progreso. ¿Te sorprende lo que digo? No creo.
No me voy a escandalizar ahora porque los más próximos al poder en aquella época prosperaran, cuando encontramos lógico que los más próximos al poder ahora también lo hagan. Que la proximidad al poder sea una fuente de riqueza es una interesante cuestión ética, que no se resuelve ni simplifica por la naturaleza de ese poder, dictatorial o democrático. Sería demasiado simple considerar lícito el enriquecimiento a la vera de un poder democrático y espurio el enriquecimiento a la vera de un poder autoritario. No incurramos, por tanto, en esa simplificación.
La cuestión central de mi artículo era otra. Habrás visto que el motivo de mi escándalo -de mi indignación- era ese intento, patético y cargado de hipocresía, de hacerse aparecer ahora como víctimas del franquismo. Yo no voy a culpar a los hijos de las connivencias de los padres ni de su enriquecimiento como consecuencia de ellas. Pero, por favor, que no nos digan ahora que sus padres fueron unas víctimas, cuando realmente fueron todo lo contrario, unos privilegiados.
Triste ideología la que necesita de la mentira para sustentarse.
Lo que yo planteo no es que las actuales proximidades al poder se encuentren llenas de hijos metafóricos del franquismo, sino de hijos biológicos, o de gente muy directamente relacionada con el régimen. No digo que sea raro que ahora la gente próxima al poder prospere. Lo que digo es que yo sí creo señalar algo muy extraño cuando digo que el poder, el real, lo siguen teniendo LOS MISMOS y que nadie se rasgue las vestiduras por ello.
Y en ningún momento he dicho que sea lícito prosperar (más que otros) con el poder en un marco democrático. De hecho no es lícito bajo ningún marco político; en el dictatorial porque no es lícito el poder en sí. En el democrático porque el poder se supone que emana del pueblo y la proximidad al poder no debería ser un factor "indudable" de progreso. O sea, ¿que es obvio que, en democracia, los que gozan del poder prosperen más que los demás?
Antes el poder era garantía de progreso. Ahora, ese progreso ha garantizado el poder. Aunque haya elecciones cada 4 años, los que obtuvieron progreso de forma ilícita, lo siguen teniendo.
Desde luego que la indignación al respecto de las actuaciones de los dirigentes del PSOE está completamente justificada. A mi se me revuelven las tripas cuando les veo (en la tele por supuesto) cantar con el puño en alto en sus congresos.
Pero debes tener cuidado y no caer en la tentación de lanzar un argumento ad logicam.
Es decir, incurrir en una falacia a partir de otra.
Ejemplo simplificando al máximo la situación:
PSOE dice: La derecha es mala porque me hizo sufrir a mi y a los mios.
OROEL dice: Ni a ti ni los tuyos les hizo sufrir la derecha, ergo, la derecha no es mala.
La discusión está empezando a llegar, como llegan todas, al bucle final, donde los argumentos se repiten hasta el infinito.
Ha habido a estas alturas tal relevo generacional que en las proximidades del poder ya sólo quedan algunos hijos (muy pocos) y algunos nietos del franquismo. Y una gran mayoría que no son ni una cosa ni otra. Como he dicho en alguna ocasión: Franco ha muerto. Olvidémonos de él, salvo como referencia histórica. Nadie en la derecha lo nombra, ni creo que a los cinco millones de parados españoles les preocupe lo más mínimo esta continua apelación a nuestro pasado, del que no somos responsables sino herederos, todos. Eso no solucionará los problemas actuales. Sólo la izquierda lo recuerda, una y otra vez, invocando e inventándose agravios. Que los hubo, sí, pero no fueron ellos precisamente, quienes los invocan, quienes los sufrieron sino todo lo contrario.
Lo relevante del franquismo no es que fuera un régimen de derechas, que es lo que a la izquierda le obsesiona, como recurso argumental de indudable eficacia, sino que fuera un régimen dictatorial. Franco ha sido coetáneo de líderes de derechas intachablemente demócratas, que son los ejemplos y la raíz ideológica de la actual derecha española: Churchill, De Gaulle, Adenauer… Gente que plantó cara primero a Hitler y luego a Stalin. La democracia le debe mucho a la derecha.
Insisto, el argumento principal de mi artículo era la hipocresía de los líderes socialistas, algo que, desenmascarado, les ha llevado, junto con otra larga serie de errores, a la derrota, bien merecida. El motivo por el que expresaron o dejaron traslucir su hipocresía es accesorio. Es el telón de fondo de la historia.
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