Los cuatro niveles, en Aragón, son cinco.
Rubalcaba, el próximo candidato socialista a la presidencia del Gobierno español ha declarado, refiriéndose a los cuatro niveles de la Administración española, municipal, provincial, autonómica y estatal, que las diputaciones provinciales sobran. Y miren por dónde, yo estoy de acuerdo, algo que consideraba casi imposible que sucediera. Pero quizás el hecho de poder estar de acuerdo con alguien que en su conjunto me suscita tanto rechazo y desconfianza signifique, simplemente y sin falsas modestias, que soy bastante menos sectario de lo que algunos me atribuyen por esos foros de Dios.
Rubalcaba, el próximo candidato socialista a la presidencia del Gobierno español ha declarado, refiriéndose a los cuatro niveles de la Administración española, municipal, provincial, autonómica y estatal, que las diputaciones provinciales sobran. Y miren por dónde, yo estoy de acuerdo, algo que consideraba casi imposible que sucediera. Pero quizás el hecho de poder estar de acuerdo con alguien que en su conjunto me suscita tanto rechazo y desconfianza signifique, simplemente y sin falsas modestias, que soy bastante menos sectario de lo que algunos me atribuyen por esos foros de Dios.
La Razón, periódico nada sospechoso de afinidad o simpatía por Rubalcaba, dice que este es “uno de los debates más polémicos pero a la vez necesarios en estos tiempos de crisis”. Significativo.
Es divertido observar la indefinición y cautela con que se mueven unos y otros. José Blanco dijo no hace mucho algo parecido, siendo inmediatamente “matizado” por otros pesos pesados de su partido. Luego fue Zapatero quien se sumó a la iniciativa. Y hoy es Rubalcaba el que retoma la propuesta. ¿Se atreverán ahora a “matizarle”?
El PSOE matiza la propuesta de Blanco de suprimir las diputaciones provinciales
Zapatero abre la puerta a suprimir las diputaciones provinciales
No obstante, sería pecar de ingenuo ignorar que estas propuestas socialistas se formulan una vez que han perdido el poder de la gran mayoría de diputaciones provinciales españolas, después de las últimas elecciones municipales, y no antes. Precisamente quien tiene más dificultades para suprimir una administración es el único que puede hacerlo, quien la gobierna, porque es su gente la que ocupa ahora sus puestos directivos. Es un verdadero dilema moral al que se enfrenta quien gobierna cuando debe recortar gastos y estructuras administrativas.
Claro que Rajoy, próximo candidato popular propone cosas distintas pero parecidas, como contener el gasto, acabar con las duplicidades, suprimir algunas entidades (organismos autónomos, entes públicos, fundaciones...) y no incrementar el número de empleados público
Una competencia, una Administración
Algo esto último, atribuir cada competencia a una sola Administración pública, que dejaría los ayuntamientos, por ejemplo, con la mitad de su presupuesto, personal y estructura. Si ello se lograra sin que los ciudadanos dejasen de recibir las servicios que hoy prestan los ayuntamientos en forma de competencias impropias -que pasarían a ser ejercidas por la administración a la que realmente corresponden, normalmente la autonómica- no cabe duda de que se habría dado un paso de gigante en la disminución del gasto público. Y aún quedaría amplio margen para recortar.
El PP se ha opuesto, a mi juicio precipitadamente, a esa propuesta.
El PP acusa a Rubalcaba de 'olvidar a los 15 millones que viven en pueblos pequeños'
Porque obsérvese que las comunidades autónomas uniprovinciales han prescindido ya de las diputaciones provinciales, siendo la Administración autonómica la que ha asumido esas competencias. Y observen que si eso ha sido posible en las uniprovinciales, no existe ningún motivo organizativo ni competencial que impida a las pluriprovinciales hacer lo mismo. ¿No hay pueblos pequeños en las comunidades uniprovinciales? Hoy hay doce provincias españolas que no tienen diputaciones provinciales, contando las uniprovinciales, las dos provincias canarias que tienen cabildos insulares y las tres provincias vascongadas cuyas diputaciones forales exceden en mucho el papel y las competencias de las diputaciones provinciales del resto de España.
El PP debería hacer una reflexión sobre el tema antes de que sus líderes hicieran declaraciones espontáneas y poco meditadas sobre el particular. La existencia o no de las diputaciones provinciales no es un tema ideológico en el que haya una unidad de criterio entre sus votantes, sino una mera cuestión de organización administrativa que puede suscitar discrepancias si no se aborda con cuidado y rigor. El debate, y basta buscar en Internet, es muy vivo y actual. Ese -junto con algunos más que sería prolijo explicar- sería uno de los puntos en que el consenso entre los dos grandes partidos aparece como más deseable y necesario.
Cuestión aparte es el de la supuesta modificación constitucional que requeriría la supresión de las diputaciones:
Artículo 137 de la Constitución española: El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses.
Artículo 141 de la Constitución española:
1. La provincia es una entidad local con personalidad jurídica propia, determinada por la agrupación de municipios y división territorial para el cumplimiento de las actividades del Estado. Cualquier alteración de los límites provinciales habrá de ser aprobada por las Cortes Generales mediante ley orgánica.
2. El gobierno y la administración autónoma de las provincias estarán encomendados a Diputaciones u otras Corporaciones de carácter representativo.
En esas comunidades uniprovinciales no ha sido necesaria ninguna reforma constitucional para la supresión de las diputaciones, bastando, parece ser, con la administración de la Comunidad Autónoma a la que se considera apropiadamente, de acuerdo con el último artículo citado, una Corporación de carácter representativo.
En Italia han asumido una fuerte reducción administrativa mientras aquí seguimos unos y otros mareando la perdiz:
Berlusconi suprime 36 provincias, 50.000 cargos públicos y los 'puentes'
¿Son esas medidas de simplificación administrativa y ahorro público más urgentes en Italia que en España? Sinceramente, creo que no. Nuestra situación es sin duda más dramática y difícil, especialmente por nuestro inasumible número de parados. La necesidad de reactivar nuestra economía es por tanto mucho más perentoria. Y sin embargo, allí toman decisiones valientes y necesarias, y aquí no.
Pero decía al principio que en Aragón hay cinco administraciones: aquí tenemos las comarcas, con sus presidentes, consejeros comarcales, personal funcionario o contratado, estructura administrativa, sedes y coches oficiales. Si el nuevo líder socialista propugna ahora la desaparición de las diputaciones (por cierto, la de Huesca es una de las pocas que todavía conserva el PSOE), ¿qué dirán los socialistas aragoneses de las comarcas que han constituido y hecho crecer bajo su mandato?
Tampoco es sencillo comprender las decisiones del PP aragonés sobre las comarcas y sus aparentes cambios de criterio, salvo por sus compromisos con su socio de gobierno, el PAR, fuertemente comprometido con esa administración territorial, donde tiene su caladero de votos.
Rudi propone suprimir algunas consejerías y quitar «peso político» a las comarcas
Suárez ajustará las comarcas para darles mayor «musculatura»
Entre el propósito de Rudi de quitar «carga política» a las comarcas y el anuncio de Suárez de darles mayor «musculatura» hay un amplio margen para el desconcierto de sus votantes que deberían esforzarse en despejar cuanto antes.
El tema de la reducción de administraciones (por la que estoy seguro que abogan la mayor parte de los votantes de derechas) va a ser objeto de inevitable debate y controversia electoral dentro de muy poco, y el error en los postulados, la precipitación en las declaraciones, las indefiniciones o, peor aún, las contradicciones entre los mensajes de unos y otros, y los previos y posteriores a las últimas tomas de poder (como en Aragón de forma más patente) generarán esos peligrosos vacíos políticos a los que me he referido en tantas ocasiones, que otros se apresuran a llenar.
PD.:
He escrito este artículo antes de leer la noticia del Heraldo:
Rubalcaba cree que las diputaciones provinciales «sobran» tal y como están configuradas
Lean, por favor, los comentarios.
.
16 comentarios:
Esto es lo que ha dicho Rosa Díez en Facebook a raiz de las declaraciones de Rubalcaba:
"No tienen vergüenza, han votado en contra cuando lo hemos propuesto, la ultima vez hace tan solo mes y medio. Creen que la gente es tonta y se cree cualquier cosa que le digan..."
¿Y qué votó el PP?
Estimado Alejandro:
No sé lo que votó el PP, pero lo investigaré. De momento se han opuesto a la propuesta de Rubalcaba, como he dicho en el artículo, a mi juicio precipitadamente.
Como pueblo deberemos elegir; subidas de impuestos, bajadas de sueldo o supresion de las Diputaciones.
Yo lo veo claro y como dife la Constitucion en su principio de eficacia.
Estimado Oroel: El problema es que con Rubalcaba no se va a ninguna parte. Sí ya sé que la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero, pero es que este personaje traspasa cualquier límite. En cuanto al fondo del asunto, yo lo que creo que sobran son las CCAA y sí un día lo quiere el Altísimo y desaparecen quizá la estructura de las Diputaciones Provinciales pueda ser útil. En todo caso y más allá de problemas más importantes que el puramente económico, le apunto, para que vea dónde está la tajada, que el presupuesto de la DPZ para 2011 es de 186 millones de € y el de la DGA, casi 6.000 millones.
Hoy en día, hacer desaparecer las CCAA es una completa utopía.
Se pueden (quizás) reestructurar, se pueden redefinir y cerrar competencias, se podrá cambiar la asignación de gastos... Pero hacer desaparecer sin más las CCAA es algo que ningún gobierno democrático va a poder hacer jamás.
Por lo tanto seamos realistas y asumamos lo que hay, aunque no nos guste. Hay que jugar con las cartas que se reparten y no con las que quisíeramos que nos repartieran.
A Zaragozamemata le diría que probablemente tendremos que elegir subidas de impuestos, bajadas de sueldo Y supresión de las Diputaciones.
Durante mucho tiempo hemos estado viviendo, ciudadanos y Administraciones, por encima del nivel que permitía el sistema económico. Y lo hemos hecho a base de endeudarnos. Ahora toca devolver esa deuda.
Hasta que no seamos (todos) conscientes de esto no saldremos de la crisis, y la única manera de salir será mucho más pobres de como entramos.
Lo único que queda por decidir es cómo se va a repartir ese empobrecimiento.
D. Alejandro: Yo me dirijo siempre a Oroel porque estamos en su blog, lo que quiere decir en su casa, y ponerse a discutir entre "huéspedes" es como poco una descortesía. Sin embargo, haré una excepción esta vez y le digo lo siguiente:
1º) Cuálquier decisión que tome el pueblo español por mayoría suficiente no sólo es democrática, sino que es la esencia misma de la democracia.
2º) El Estado Autonómico se montó para dar gusto y encaje a los nacionalismos vasco y catalán. Visto el rotundo fracaso de dicho objetivo, el pueblo español debería eliminar de raíz el Título VIII de la Constitución, lo cual sería, además de perfectamente democrático, muy necesario, dado que, como bien dice Eduardo García Serrano, el Estado Autonómico es económicamente insostenible y políticamente disolvente.
3º) Yo me considero una persona realista y por supuesto que asumo lo que hay. Y lo que hay es un país -me refiero a España, para que no haya ninguna duda- moral y económicamente arruinado. Y de esta ruina, en el mejor de los casos, no saldremos sin grandes convulsiones políticas (y en este escenario, lo de las Diputaciones Provinciales no vale ni como aperitivo).
Mucho tiene que pasar para que el pueblo español decida, democráticamente, eliminar las autonomías. Cuando digo que ningún gobierno democrático podrá hacerlo jamás, me refiero a que se va a encontrar con la oposición frontal y visceral de una enorme parte de los ciudadanos.
En mi opinión, la gran mayoría de los españoles son profundamente autonomistas. España no es un pais que acepte hoy en día un centralismo a la francesa. Tanto es así que ni siquiera hay un partido medianamente serio que plantee este tema.
El más drástico es UPyD que propone una revisión en profundidad del modelo autonómico pero que ni se plantea su desaparición.
Del PP con sus barones territoriales ni hablamos.
Pero vamos esto es política ficción. Como digo, muuuuucho tienen que cambiar las cosas. Antes tendríamos, creo yo, una guerra civil que acabar con las CCAA.
Y no se preocupe que nuestro anfitrión perdona amablemente los debates entre invitados como se hace comunmente en la generalidad de los blogs. Es un uso socialmente admitido. Ya sabe, nuevos medios, nuevas costumbres.
Más declaraciones de Rosa Díez en Facebook:
"Hoy los medios han puesto sobre la mesa el debate sobre las reformas (supresiones) del conjunto de las administraciones. Todos ocultan la propuesta, planteada, cualificada y sometida a votación (la ultima vez hace mes y medio) de UPyD. Todos cuentan los que ha dicho Rubalcaba, Blanco, Arenas... Nadie recuerda que ambos partidos han votado reiteradamente en contra de nuestra propuesta."
Estimados Winston y Alejandro:
Una aclaración previa. Que mi blog pueda servir de campo de batalla dialéctica entre otras personas, aparte de mi mismo, no me molesta en absoluto, sino que honra mi blog, especialmente cuando los intervinientes se pronuncian con altura expositiva, buenos argumentos y educación.
La prioridad en la desaparición de los escalones administrativos es una derivación obvia del debate.
Creo que es evidente mi absoluto disgusto ante el invento autonómico al que considero -me habrán leído decirlo muchas veces- el “error histórico de nuestra generación”. Como señala Winston citando otra fuente, las autonomías -un diseño cuasi federal- nacieron para tratar de dar respuesta a los separatismos vasco y catalán sin generar privilegios. Ni que decir tiene que han fallado como modelo en todas, absolutamente todas su previsiones: no sólo no han resuelto el problema de esos separatismos sino que los han exacerbado, han generado otros donde no los había, nos han introducido en una vorágine de gasto inasumible e insostenible, han roto o aflojado de forma dramática los lazos de solidaridad que nos unían como nación, han roto la unidad de mercado e introducido diferencias fiscales y de derechos incompatibles, creo, con una democracia igualitaria. Las autonomías son un fracaso sin paliativos.
Existen países federales en el mundo, que funcionan y funcionan bien, pero ¿existen tensiones separatistas en Alemania? ¿Existe la deslealtad constitucional en Estados Unidos que aquí muestran a diario los nacionalistas?
Dense cuenta de que fueron mi generación y la anterior a la mía las que votaron en referéndum la Constitución que alumbró las autonomías. Y que la inmediata posterior a la mía y las subsiguientes ya no han vuelto a votar en ningún referéndum sobre la organización del Estado (obvio el de nuestra integración en la OTAN). Así pues, es un diseño que les ha venido impuesto y que, siendo como es un fracaso, supone un castigo del que no son culpables. Les hicimos una putada de la que estoy profundamente arrepentido.
Puesto en la tesitura de eliminar escalones administrativos, entre las autonomías, provincias y comarcas, yo sería drástico y eliminaría nada menos que dos. Y observen que después de más de treinta años, y visto, no el fracaso porque no lo reconocen, sino la inviabilidad económica del modelo -que es lo único que reconocen-, es la primera vez que alguien pone sobre la mesa de debate la posibilidad de eliminar al menos uno de esos escalones administrativos.
Cuestión aparte es, como señala Winston, la fiabilidad del autor de la propuesta: ninguna, ciertamente. Pero aún así, es una propuesta acertada. ¿Oportunista? Seguramente. ¿Falsa? Muy posiblemente. ¿Estratégicamente interesada, una vez que han pedido casi todas las diputaciones? Sin duda.
Pero me temo que, como tantas otras veces, los políticos, en lugar de liderar los cambios políticos, van a remolque de las demandas ciudadanas y los sugieren sólo cuando son un clamor en la calle.
Un cordial saludo a ambos.
Reitero:
NO es la primera vez que alguien pone sobre la mesa de debate la posibilidad de eliminar al menos uno de esos escalones administrativos.
Eso es lo que quieren hacernos creer, que solo PP y PSOE debaten y proponen. Cuando en realidad se han opuesto en los últimos tiempos a TODAS las propuestas de reforma mínimamente estructurales que se han hecho: Reforma de la ley electoral, despolitización de la justicia...
Más puntualizaciones. Yo no sé si más que un modelo federal, el nuestro es confederal y asimétrico.
Si fuera un modelo federal, con las mismas competencias para todas las comunidades y con las competencias cerradas para siempre, no creo que hubiéramos tenido ni la mitad de los problemas.
Yo creo que el gran error no es en sí el sistema autonómico, que puede ser adecuado para un pais como el nuestro. El gran error ha sido la forma de plantearlo, con tres grandes errores:
1. La asimetría, que ha hecho que unas comunidades se sientan agraviadas y en desventaja frente a otras.
2. El que sea abierto, que ha dado pie a eternas negociaciones para tratar de conseguir una mayor cantidad de competencias y prebendas.
3. El sistema electoral que ha hecho que los partidos bisagra hayan sido siempre partidos con intereses localistas y no generales.
Estimado Alejandro:
He creído entender que UPyD no había propuesto la desaparición de las autonomías, sino su reforma y recorte competencial.
Efectivamente, el actual modelo autonómico ha ido derivando hacia un modelo confederal. Ya lo era, creo, con las prerrogativas fiscales -leáse privilegios- de que han disfrutado el País Vasco y Navarra y que son, creo, insólitas en el resto de Europa. Se ha dicho, y debe ser cierto, que no hay ninguna región que disfrute de un nivel de autonomía respecto del Estado en que se integra superior a la que tiene el País Vasco. Y aún quieren más. No es extraño. Les va muy bien: menos impuestos, más servicios, todo eso acumulado a lo largo de treinta años otorga un envidiable nivel de vida que pagamos el resto. Los privilegios, es sabido, no son gratis: los pagan otros. Ya lo era, digo, y ahora ha venido a sumarse la reforma del estatuto catalán. La Constitución ha sido, creo, ampliamente desbordada.
En alguna ocasión me he referido a la deriva confederal del PSOE, que ha pasado de ser un partido federal (el PSC era la federación catalana del PSOE) a ser el “partido hermano” -así lo definió Zapatero- del PSOE.
El hecho de que el sistema sea abierto, como dices, deriva (1) del desafortunado diseño constitucional. Nuestra Constitución no sólo no es perfecta ni ejemplar, sino que como texto normativo es muy, pero que muy imperfecta, indefinida, contradictoria y con graves errores conceptuales y antidemocráticos (el de los “derechos históricos” es a mi juicio el más grave). Y (2) de la deslealtad constitucional de los nacionalistas. Cuando los demás creímos dotarnos de un marco de convivencia, ellos inauguraban el primer escalón de su escalera reivindicativa. Para ellos la Constitución es una senda a transitar y desbordar, no un marco de convivencia como lo es en el resto de los países y como creímos en el resto de España.
Cuando te referías a "la primera vez que alguien pone sobre la mesa de debate la posibilidad de eliminar al menos uno de esos escalones administrativos", he interpretado que te referías a eliminar las diputaciones, que es lo que ha apuntado Rubalcaba y que, efectivamente, había sido ya propuesto por UPyD.
Por lo demás, de acuerdo en todo.
"Jamás", "oposición frontal y visceral de una parte de los ciudadanos", "guerra civil". Yo no sé si Vd es consciente de las palabras que utiliza, pero da la impresión de que cree que la soberanía nacional no la tiene el pueblo español, sino algún siniestro y usurpador poder que no concreta y que, al parecer, le inspira un gran temor ¿Díganos Alejandro quién cree Vd que va a oponerse frontal, visceral y hasta violentamente a la decisión de eliminar el Estado Autonómico si un día así lo decide la mayoría de los españoles? En cuanto a que los españoles son profundamente autonomistas, permítame que lo dude. Fíjese, yo creo que es justamente al revés: los nacionalistas porque se les queda corto y el resto porque o están en contra o les es indiferente. O debo decir que les era, porque uno de los pocos efectos "benéficos" de la crisis económica es que un número creciente de ciudadanos se van dando cuenta de la metástasis autonómica que nos corroe. En todo caso, plantéese y vótese. Ahí se verá si decidimos suicidarnos o, por el contrario, tenemos alguna pequeña posibilidad de resurgir.
En cuanto a eso de los partidos serios que no incorporan una iniciativa de este tipo, le voy a hacer un pronóstico: Esos partidos, que viven indiferentes en su particular mundo autista del trinque y el despilfarro y que son parte esencial de nuestro problema, no se dan cuenta sobre todo de una cosa: El tiempo para reaccionar se acaba y en breve plazo todos ellos serán barridos por los acontecimientos.
Estimado Winston:
De nuevo coincido con usted. La mayor parte de los españoles vivos no han tenido ocasión de pronunciarse sobre el modelo del Estado ni la distribución territorial del poder político. Es por tanto, un modelo que les impusimos aquellas generaciones (dos básicamente) que pudimos votar la Constitución y su malhadado Título VIII. ¡Cómo me he arrepentido de haber votado afirmativamente en aquella ocasión! Claro que entre lo que votamos en aquel entonces y lo que luego se ha interpretado y desarrollado media un abismo. Pese a lo que haya dicho el Tribunal Constitucional, no creo que la última reforma del Estatuto de Cataluña quepa en la Constitución, ni de lejos, salvo desvirtuándola y prostituyéndola hasta límites que no sospechábamos cuando la votamos, hace ya más de treinta años.
Tampoco, que yo sepa, abundan las encuestas sociológicas sobre la cuestión, ni siquiera las del CIS, quizás por miedo a las respuestas.
El grupo de mis conocidos, familiares, amigos y compañeros de trabajo no es demasiado amplio, pero tampoco escaso. Es una muestra sesgada sin duda, porque me relaciono y hablo de estos temas especialmente con personas que tienen conmigo cierta afinidad. Pero sí que puedo decir que, sesgada o no, la opinión de ese colectivo es mayoritariamente contraria a las autonomías. Extrapolar esas conclusiones al conjunto de la sociedad quizás sea aventurado y poco científico, pero ese es el resultado de mi particular encuesta sobre la materia: un rechazo casi absoluto del Estado autonómico.
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