Como saben, se han prohibido las corridas de toros en Cataluña.
Cataluña prohíbe los toros
No me gustan los toros.
Tengo sobre el tema opiniones encontradas y contradictorias. Es por eso que no entraré en análisis muy profundos. Unos dicen que la fiesta de los toros es una expresión artística. Yo lo considero una salvajada. Y además me aburre soberanamente. Pero también existe la pesca deportiva, y la caza... Resuelvo mis dudas absteniéndome de ir. No puedo imponer mis convicciones a los demás, por más que me disgusten su actitud o sus aficiones, que considero bárbaras.
Simplemente quiero centrarme en la hipocresía nacionalista, que me parece incontestable. Que un tipejo repugnante como Carod, que acudió a entrevistarse con los cabecillas etarras para pedir que no atentaran en Cataluña (pero no dijo nada, parece, del resto de España), pueda invocar ahora los derechos de los animales mueve a risa y a indignación. Que quieran expulsar los toros de Cataluña porque es una símbolo inequívocamente español es no sólo una evidencia, sino, admitámoslo, algo legítimo. Es legítimo, insisto: pueden por tanto decirlo. Pero evitan decirlo. Puede estarse o no de acuerdo con ello, puede incluso indignar a quienes nos sentimos españoles, porque de la misma forma que rechazan un símbolo de españolidad -que yo no comparto- pueden estar intentando, y de hecho lo hacen, intentar eliminar otros símbolos que sí comparto. El idioma es uno de ellos, aunque en este caso el problema no es el símbolo de identidad sino los derechos de los hablantes.
¿Por qué los nacionalistas se empeñan en ocultar el verdadero propósito que les mueve? ¿Por qué invocan un argumento que todos sabemos que es clamorosamente falso en sus labios? ¿Por qué tratan de enmascarar o disimular ese objetivo diferenciador, invocando por el contrario la modernidad, la civilización, la defensa de los animales y evitan referirse a su doctrina nacionalista? ¿Acaso tienen mala conciencia? Si yo fuera nacionalista, también la tendría. Es eso exactamente lo que les pasa. Se avergüenzan de ser lo que son, pero le sacan rédito.
Cataluña prohíbe los toros
No me gustan los toros.
Tengo sobre el tema opiniones encontradas y contradictorias. Es por eso que no entraré en análisis muy profundos. Unos dicen que la fiesta de los toros es una expresión artística. Yo lo considero una salvajada. Y además me aburre soberanamente. Pero también existe la pesca deportiva, y la caza... Resuelvo mis dudas absteniéndome de ir. No puedo imponer mis convicciones a los demás, por más que me disgusten su actitud o sus aficiones, que considero bárbaras.
Simplemente quiero centrarme en la hipocresía nacionalista, que me parece incontestable. Que un tipejo repugnante como Carod, que acudió a entrevistarse con los cabecillas etarras para pedir que no atentaran en Cataluña (pero no dijo nada, parece, del resto de España), pueda invocar ahora los derechos de los animales mueve a risa y a indignación. Que quieran expulsar los toros de Cataluña porque es una símbolo inequívocamente español es no sólo una evidencia, sino, admitámoslo, algo legítimo. Es legítimo, insisto: pueden por tanto decirlo. Pero evitan decirlo. Puede estarse o no de acuerdo con ello, puede incluso indignar a quienes nos sentimos españoles, porque de la misma forma que rechazan un símbolo de españolidad -que yo no comparto- pueden estar intentando, y de hecho lo hacen, intentar eliminar otros símbolos que sí comparto. El idioma es uno de ellos, aunque en este caso el problema no es el símbolo de identidad sino los derechos de los hablantes.
¿Por qué los nacionalistas se empeñan en ocultar el verdadero propósito que les mueve? ¿Por qué invocan un argumento que todos sabemos que es clamorosamente falso en sus labios? ¿Por qué tratan de enmascarar o disimular ese objetivo diferenciador, invocando por el contrario la modernidad, la civilización, la defensa de los animales y evitan referirse a su doctrina nacionalista? ¿Acaso tienen mala conciencia? Si yo fuera nacionalista, también la tendría. Es eso exactamente lo que les pasa. Se avergüenzan de ser lo que son, pero le sacan rédito.
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