Lo he dicho muchas veces: he llegado a una edad en que ya no
me causa ningún placer decir “eso ya lo advertí yo”. Tener razón a posteriori,
cuando el mal ya está hecho, no me causa ningún placer, sino un gran desaliento.
Quizás sea el desaliento -exactamente lo opuesto al
entusiasmo- la antesala de la vejez.
Durante mucho tiempo advertí, y lo escribí en la prensa, sobre
el crecimiento del precio de la vivienda. Recuerdo a algún amigo asegurando que
la vivienda no bajaría nunca. Y ya ven.
Durante mucho tiempo he escrito sobre las empresas públicas,
y ahora se reconoce por todo el mundo lo que yo decía.
Han sido muchos los médicos, personal sanitario y usuarios
del sistema de salud, que advertían de los abusos que estaban protagonizando
los inmigrantes y de que la universalidad de las prestaciones era insostenible.
Y han hecho falta largos y sesudos informes para certificar lo que todo el
mundo sabía.
Todo el mundo hablaba de los inmigrantes que a pesar de
haber retornado al extranjero estaban cobrando el subsidio de desempleo, sin
que pudiera controlarse si en sus países de origen estaban trabajando o no.
Y ahora se comprueba que es así. Y afortunadamente se va a
controlar.
Sólo cabe preguntarse: ¿qué ha hecho Rodríguez Zapatero en
todos los años que ha gobernado? Porque, pocos gobiernos se habrá visto que
hayan hecho tal dejación de responsabilidades en todos los ámbitos.
Vamos a estar pagando la herencia de Zapatero muchos años
después de que le hayamos olvidado.
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