En 1998, con Carlos Iturgaiz de
candidato a lehendakari y con una franquicia de ETA presentándose a las elecciones,
el PP obtuvo 16 diputados y 252.000 votos (el 20,1%), lo que le convirtió en la
segunda fuerza política.
Tres años más tarde, en el 2001, con Jaime Mayor Oreja
como candidato y con ETA en las elecciones, los populares obtuvieron 19
diputados y 327.000 votos (el 23,1%); también entonces fueron la segunda fuerza
política. En el 2005, con María San Gil y también con la banda terrorista en
las urnas, el PP sacó 15 diputados y 210.000 votos (el 17,4%).
Este domingo el PP ha obtenido 10
diputados y 130.000 votos (el 11,73%).
¿Dónde están Iturgaiz, Mayor
Oreja o María San Gil?
Fernández Díaz ha estado diciendo
a todo el que quería oírle que ETA había sido derrotada. Really? ¿Todavía cree
eso? ¿Todavía está decidido a mantenerlo?
Los resultados de las elecciones
vascas y el órdago independentista de Cataluña, que dentro de poco va a ser
sometido al refrendo indirecto de unas elecciones autonómicas en esa comunidad,
son la demostración tangible, y creo que inapelable, de que el experimento
autonómico ha fracasado. Si el diseño del Título VIII de la Constitución no
tenía otro objeto que el encaje de los nacionalistas en el recién alumbrado
régimen democrático, la constatación de que, por ejemplo, en el País Vasco la
correlación de fuerzas entre nacionalistas y españolistas ha dado un vuelco
desde el 30%-70% de los inicios de la Transición a los 70%-30% de ahora, no
cabe duda de que aquellos propósitos se han visto frustrados de la manera más ignominiosa
que pudiéramos imaginar.
Por si no bastara la
insostenibilidad económica del modelo, que nos está arruinando. Que nos ha
arruinado.
PD.: Sólo me consuela el fracaso
del PSOE (16 escaños menos entre ambos parlamentos es una debacle electoral en
toda regla), aunque esos resultados tampoco sean halagüeños, pensando en el
futuro de España.
El PSOE debe redefinirse (¿Es el
PSC parte del PSOE?, ¿no ha apoyado el PSOE vasco el modelo de consulta
escocés?) Esto es, debe casi refundarse si quiere sobrevivir a los días
turbulentos que nos quedan por ver.
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