“Todos son iguales”

Siempre he pensado que esa frase tiene un efecto letal y laminador ante cualquier posibilidad de regeneración ética de la vida pública. Pero no tienen la culpa quienes la pronuncian o llegan a esa conclusión, sino quienes permiten con sus actitudes que esa idea acabe siendo lamentablemente cierta.

En la política aragonesa menudean los cínicos. Quizás sea un requisito imprescindible para dedicarse a la política. Uno de ellos es el presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza. A mí, al menos, me lo parece.

Vean sus alegatos contra la corrupción.

Lambán exige más implicación pública para evitar tramas corruptas

Lambán pide evitar el nepotismo y los dobles sueldos en política

Pero una cosa son los discursos y otra la realidad:

La muela de Lambán

Lambán gasta 440.000 euros en contratar "promotores de la igualdad en general"

Y ante esa muestra de hipocresía, la incapacidad de la oposición para desmarcarse y presentar una alternativa ética. Si quien gobierna sabe repartir prebendas adecuadamente puede conseguir extender una red de connivencias que lo blinden frente a las críticas. O podrá ser criticado por la opinión pública, pero no por sus adversarios, porque ninguna de sus posibles alternativas estará libre de ellas. Y al final, claro, no hay alteranativa. Ni esperanza de regeneración.

Porque ya saben: todos son iguales.

Todos los grupos aprueban que Lambán contrate a liberados con dinero público

Estoy desolado.

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